Lentamente mordí uno de sus pezones, logrando escuchar esa canción tan complaciente para mis oídos. Jugué con el par de éste, haciéndola arquear su espalda, mientras acariciaba con su mano derecha mi cuero cabelludo.
Hice un largo camino de besos por el sendero más exquisito jamás probado. Deleitándome con sus pequeños jadeos y su respiración ya muy agitada.
Dejé un último beso en su Monte de Venus, para centrarme en lo que estos últimos días me había hecho quedar en las malditas nubes. Bajé lentamente su cachetero, para encontrarme con una gran obra de arte. Algo que sin duda no dejaría que otro se deleitase con mirar. Era mía, sólo mía, lo tenía por seguro.
Las saqué por sus torneadas y bellas piernas, tirándolas a algún lugar de la habitación. Lentamente, me posicioné frente a su más que lubricada vagina, para iniciar ese bello toque de queda, por el cuál llevaba tiempo esperando.
Lamí lentamente su clítoris, haciéndola sonrojar al instante, callando esa bella melodía que, ninguno de los mejores artistas podría imitar jamás.
- No lo calles, no sabes cuánto esperaba escuchar ese sonido salir de tu linda boquita, cariño- dije dando otra un poco más fuerte.
Lo que hace tanto ansiaba por escuchar, finalmente lo había conseguido, un gemido de mi preciosa mejor amiga, mientras lamía su bella feminidad. No los voy a engañar, algunas veces jugueteaba con ella para hacerla jadear, pellizcándola o jalándole sus bellos mechones. Pero sólo eran jadeos de dolor, nunca me había atrevido a decirle, que lo que buscaba, era propinarle placer, ese que tanto ansiaba ella, o al menos eso me decía. Aún recuerdo esa charla, no tiene demasiado tiempo, pero recuerdo hasta sus mínimos gestos.
- Es incómodo - dijo la castaña para darle un sorbo a su americano.
- ¿Por qué lo dices?- pregunté intrigado
-¿Cómo es posible que todas mis amigas ya hayan tenido sexo, o por lo menos un oral y yo no?- dijo haciendo un más que lindo puchero. Reí ante su acto.
- Por el amor de Dios, ____. ¿Crees que necesitas dejar de ser virgen sólo para complacerlas?- pregunté divertido.
- No es gracioso, Jungkook.- me miró molesta - además, no lo hago por ellas. No lo sé, me da curiosidad- dijo agachándose y haciéndose pequeña ante mis ojos.
-____...- dije para llamar su atención- ¿Por lo menos sabes con qué persona lo harías?- pregunté neutral
- N-no - respondió nerviosa
-¿Entonces? ¿Piensas ir a algún antro, embriagarte y acostarte con el primer idiota que se te cruce?- pregunté más que molesto.
- Bueno, viéndolo así, suena peor de lo que esperaba - reímos al unísono. Ella siempre era ocurrente, siempre he amado eso de ella.
- Hablando enserio, ____. ¿Cómo piensas hacerlo?- pregunté
- Creí que podrías ayudarme a encontrar a alguien, tienes buenos amigos - dijo dudosa y afirmando con su cabeza
-¿M-mis amigos?- no lo creo
- ¿No lo crees conveniente?- preguntó
- ¿Con cuál de ellos quieres acostarte?- pregunté divertido, recibiendo un golpe por su parte.
- No es así, idiota. Necesito conocerlos y el que más me convenza...-
-¿ Y si tienen sida o algo así?- interrumpí
- Para eso existen los preservativos. ¿Qué no se supone que tú eres un picaflor y sabes de esto?- preguntó, dejándome anonado.
-B-bueno, es distinto. Ellas son solo de una noche, ___. Lo tuyo debe ser... Especial. ¿Realmente quieres hacerlo? Opino que puedes espe...-
- No me retractaré, ya está decidido y eso será - dijo segura.
Rasqué mis sienes, esta discusión me sacaba de quicio. ¿No podía darse cuenta que yo era el que deseaba poseerla primero? Oh, pero claro que no. Don Jungkook era un más que completo estúpido como para decirle "hey, yo puedo ayudarte. ¿Quieres hacerlo sin condón? Me encantaría ver una mini tú por nuestra casa". Claro que no podía, debía aceptar lo que ella dijiese y adaptarme a ello. No podía arriesgarme a perder su amistad.
- Está bieeeen- dije rodando los ojos- te ayudaré-
De un momento a otro, la tenía jalando de mis mejillas. Sin contar que, con el frío y sin bálsamo, mis labios comenzaron a arder. Pero para ella, podía aguantar incluso que me cortasen un dedo.
-Gracias, graciaaaas. Eres el mejor - dijo, dejando un beso en mi mejilla.
Me quedé paralizado por tal acto. Ella no reaccionaba así conmigo. Decía "isi sili li hicin lis pirijis" y mírenla aquí.
- Suficiente- dije lo más natural que pude.- paguemos e iniciemos esta locura- saqué algunos billetes y los dejé en la mesa, abandonado el lugar.
Descuida, mi preciosa ____. Para todo hay tiempo, y este, es un caso que lo amerita...