Capítulo 24

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PLAYA

Llevaba más de veinticuatro horas en un apartamento. No podía salir, todas las ventanas estaban cerradas y la única manera de irse era por la puerta principal, pero detrás de ella habían tres hombres custodiándola, por lo tanto no tenía salida.

Había dormido dos noches en ese lugar. Según lo que le habían dicho, el "jefe" estaba en camino, solo que se retrasó por asuntos de negocios, pero que llegaría antes de las nueve de la noche de hoy.

Sharon vio el reloj de la pared. Nueve u media... de la mañana. Bueno, su única opción es esperar.

Se dedicó a leer un libro muy aburrido que había en la mesita de la sala.

—Creo que debes ponértela —sugirió Steve.

—Yo también lo creo.

Tony tomó la camiseta de tirantes que estaba en la cama y se la colocó.

—Bien, mucho mejor, así no tenemos que dar explicaciones por tu reactor.

—Y tampoco se me quedarán viendo.

—Lo dices como si no te gustara llamar la atención.

Steve tomó la mochila donde llevaban dos grandes toallas, algo de dinero efectivo, protector solar y cosas de playa. Luego tomó a Tony de la mano y salieron de la casa con dirección al mar, estaban muy cerca de él, pero Steve quiso ir a la zona donde hay más personas, más locales e incluso una especie de tarima, le pareció más entretenido.

—Ehh, Steve, el mar queda para allá —dijo Tony señalando al océano con su dedito al ver que el mayor se iba a otra dirección.

—Para acá también hay mar. Vamos, que por aquí te podré comprar un helado, o incluso donas con bolas de helado.

Al escuchar eso, Tony simplemente sonrió y siguió al lado de Steve.

Caminaron unos quince minutos hasta llegar a lo que parecía ser una zona más reconocida y concurrida.

Tony al ver tanta gente junta arrugó el rostro.

—Vamos, Tony, la heladería está por aquí.

Se dirigieron hacia un local con el techo rosado, llamado “Jeladithu's”.

—Siéntate en esa silla. —Le señaló una mesa que estaba en la esquina del local—. Voy a pedir nuestras órdenes.

Tony algo dudoso obedeció y esperó pacientemente. El local estaba algo lleno, la mayoría de las personas que estaban ahí están mujeres jóvenes, todas feísimas para su gusto.

—¡Hola, cariño! ¿Estas perdido? —preguntó una chica pelirosa, que se sentó a su lado.

—No, no lo estoy.

—¿Entonces que haces solo? ¿Dónde está tu mamá?

—No lo sé.

—Si no sabes donde está tu mamá, entonces estás perdido.

—Di-disculpa —se escuchó la voz de Steve—. Él está conmigo, pero gracias por preocuparte. —Sonrió.

—Que lindo... —susurró la pelirosa, quién parecía no haber reconocido al Capitán América.

—¿Disculpa? —preguntó Tony.

—Qui-Quiero decir, que lindo que cuide se su hermanito menor, yo ehhh...

—Ya te puedes ir, gracias —dijo el niño.

—S-si.

La chica se marchó y Steve se sentó, dejando los postres en la mesa.

Criando un amor | StonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora