Historia #1

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Llovía, solo llovía. Lo cuál era bastante extraño para esta época del año. ¡Guau! ¡Hice un verso sin esfuerzo! ¡Oh! ¡Otra vez!

Está bien, no más. Era diciembre 26. Había pasado la navidad con mi padre, y estaba de vuelta con mi madre.

Volvamos al tema de la lluvia. Llovía y nadie disfrutaba de ello. Ni siquiera los mas pequeños. En realidad, ellos eran quienes más querían que dejara de llover, pues la misma arruinaba sus mas preciados planes. Todos querían salir a jugar, las niñas con sus muñecas y los niños con sus camiones y bicicletas.

Yo estaba como siempre. No me interesaba lo que pasaba a mi alrededor. Estaba leyendo. No podía hacer nada. Nadie podía impedirme leer en mi habitación.

Mi madre, bueno la verdad no sabia lo que ella estaba haciendo. Solo sé que ella me pidió prestados mis preciados audífonos.

En ese momento, mientras leía se me ocurrió algo.

Bajé de mi cama. Me coloqué mis botas de lluvia, un impermeable y tomé la sombrilla rosa que mi prima pequeña había olvidado en mi casa. Me acerqué a la entrada y desde allí grite a mi madre: ¡Saldré, ahora vuelvo! En seguida me gritó de vuelta: ¿A dónde vas? -¡Afuera! ¡A bailar con la lluvia!. No dejé que respondiera y salí corriendo.

Imaginé, bajo la lluvia, que se escuchaba una canción muy movida de los años 90. En ese momento empecé a bailar, dar vueltas y gritar de júbilo.

Había muchos niños asomados a la ventana. Apenas me vieron, corrieron a decirle a sus madres que saldrían a jugar conmigo, con la adolescente que parecía ser la persona más asocial de todo el barrio.

Corrieron junto a mi y todos juntos bailamos y reímos hasta que la lluvia cesó a la media hora, pero aún así, seguíamos divirtiendonos como nunca.

Diversión un 26 de diciembre sin necesidad de libros, consolas, bicicletas o muñecas.

Fin.

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