7 años después.
‹‹ ¿Estás dispuesta a servirme en lo que yo quiera, Alessandra? ››.
Siete años han pasado y sigo aquí, en medio de placeres culposos que jamás imaginé disfrutar. Una vida que no quería, pero que me tocó vivir a las malas y en el fondo no me parece malo, tengo poder, tengo renombre y tengo dinero, no hay más que pueda pedir. Seguro mis padres deben estar decepcionados de mí, pero no creo que me juzguen demasiado ya que tuve que hacerlo, convertirme en una más del grupo que ellos odiaban fue el último recurso que tuve. Y no puedo quejarme.
Mi mente se desconecta cuando recibo un golpe seco en las costillas que me hace caer contra el pasto y gruño cubriéndome, evitando que el siguiente golpe impacte de nuevo en mi rostro, tomo su mano y doblo su muñeca, pero él levanta su pie enterrándolo en mi estómago y mandándome de nuevo al suelo.
—Demone dell'attenzione —habla Cecilio con una sonrisa estampada en el rostro.
—Fue suerte —respondo levantándome y niega.
—Estabas distraída, espero que eso no pase en misiones —molesta y ruedo los ojos.
—Sabes que no —gruño alejándome debido a que el golpe en mi torso duele más de lo normal.
Respiro hondo dejándome caer en una de las bancas del jardín de la casona, miro a lo lejos y frunzo los labios cuando percibo a Cecilio acercarse.
—¿Qué tienes? —Lo miro cuando se sienta a mi lado y suspiro.
—Dentro de poco se cumple otro año de mi llegada —digo y él asiente.
—Eso significa que...
—Otro año más de la muerte de mis padres —termino por él.
—Creí que te daba igual.
—¿Cómo podría? Solo finjo frente Abramio porque sabes cómo se pone, es molesto —digo aun con la mano en mi costado.
—Es triste que perdieras una de las mejores etapas de tu vida aquí —dice y niego.
—Era aquí o en la calle, ¿Qué me hubiera pasado estando sola en la calle? Me hubieran hecho cosas que me impedirían poder siquiera odiar la vida, aquí al menos estoy viva y en una situación medianamente decente —digo sin mirarlo y bufa.
—¿Prefieres esto?
—¿Si es sobre estar en la calle? Sí, lo prefiero —respondo.
—¿Y si tus padres estuvieran aquí? —cuestiona y niego.
—Jamás.
Me levanto cuando veo a Adolfo Mussolini, el pelirrojo de expresión cadavérica y alta estatura se detiene a unos pasos de nosotros y levanto las cejas ante su silencio.
—El señor ordena que vaya con él —informa y miro de reojo a Cecilio.
—Ve, el entrenamiento acabó —responde levantándose e ignorando por completo a Adolfo, no se llevan muy bien.
Miro por última vez al pelirrojo antes de adentrarme en la casona buscando el despacho, las puestas dobles aparecen frente a mí y no dudo en empujarlas. Mi cuerpo se tensa cuando percibo el humo en el ambiente. Niego con disimulo antes de adentrarme quedando frente al escritorio donde se encuentra Abramio Belucci, no ha cambiado mucho, sigue con su usual traje.
—Señor —aviso de mi presencia bajando la cabeza y colocando mis manos al frente.
—Mi Alessandra, ¿Cómo has estado? —dice y respiro hondo.
—Bien, señor. Gracias a usted.
—Me alegra oír eso, mucho más ahora que te necesito concentrada. Los Stidda están molestando demasiado —dice al tiempo que abren la puerta y con solo oler su perfume, sé quién es—Adriano, que bueno que llegas.
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SICARIA [Codicia #1]✔️
AkcjaLas traiciones son mortales cuando de la mafia se habla, un mundo lleno de maldad y muerte que te consume a penas tocas su puerta. Sin necesidad de más, tu vida puede convertirse en un paraíso lleno de lujos o un infierno ardiente que te llena de te...