Capítulo 19

11.2K 677 78
                                    

**

Después de un par de horas me acuesto a dormir, Santiago se duerme junto a mi en la cama de Elian. Cuando me levanto acerco mi mano hacia mi lado, mi corazón se acelera al no sentir el cuerpo de Santiago a mi lado. Me levanto de la cama asustada y miro hacia todos lados. Comienzo a escuchar el sonido de la ducha ¿Qué está pasando? Me levanto de la cama y me acerco al cuarto de baño, veo que la puerta del baño está entreabierta. ¿Acaso, Elián está bañando a Santiago?

Me sorprendo al verlos, Elian estaba en el lavamanos y Santiago estaba dentro de esta. Abro mis ojos impresionada al ver como Elian bañaba a Santiago en el lavamanos.

¡¿Pero qué hace?!

Iba a interrumpirlos, sin embargo Santiago habló:

—¿Quieres a Samara?

Mi cuerpo se tensó en ese momento y noté que Elián le miró con el ceño fruncido.

—No hables, haces que me duela la cabeza con tus preguntas —le calló mientras enjabona el cuerpo de mi pequeño.

—¿Por qué no me bañas en la bañera? —le pregunta. Me cruzo de brazos esperando su respuesta.

—Porque no quiero bañarte en mi bañera —contesta seco—. Ahora callate.

—¿Sabes que Samara habla dormida? —mi pequeño ríe y yo sonrío. Elian no le presta atención y se concentra en lo que está haciendo— Mencionaba un nombre extraño, nunca lo había escuchado.

Mis ojos se abren y miro como Elian eleva la cabeza para mirar a Santiago.

—¿Ah sí? —lo mira curioso— ¿Podrías decirme que nombre mencionaba?

—Llamaba a alguien, su nombre era extraño. Empezaba por E, no recuerdo bien... Ellis... —mi pequeño se queda pensativo mientras coloca sus manos en sus caderas— ¡Ah, ya se! ¡Elian! Oye ¿Y crees que si Samara te quiere? —pregunta.

¿De dónde saca esas preguntas? Elian se queda callado, decidí entrar ya que no quiero husmear más.

—Existen las bañeras —digo al entrar—. Santiago, cariño, no debes estar aquí.

Me acerco a los dos y Elian se seca las manos.

—Que bueno que despertaste, bañalo tú, es muy hablador, igual a ti —se aleja de nosotros frustrado y cierra la puerta del baño dejándonos solos.

Coloco mis ojos en blanco y camino hacia la bañera para llenarla de agua tibia. Me acerco a Santiago y lo miro con ojos de amor.

—Mi niño —acaricio su mejilla y la beso con ternura—, perdoname por haberlos dejado. No tenía opción.

—Samara, eres la mejor —me sonríe—. Te quiero muchisimo, eres como mi hermanita mayor, aunque ese señor de allí me mira feo.

—Tu no le hagas caso, me mira feo hasta a mí —le guiño el ojo y emito una carcajada.

Dejo a Santiago en el lavamanos y reviso la bañera si está llena, cuando ya está a la mitad, reviso si el agua está a una temperatura agradable. Tomo a Santiago en brazos sin importar si me mojo o no, le sumerjo en la bañera y comienzo a echar jabón en el agua para que comience a surgir espuma.

Termino de bañarlo y lo saco de la bañera listo para secarlo, luego de eso comienzo a vestirlo en el baño. Luego de un par de horas, salgo del baño con Santiago en brazos, camino hacia la cama y le dejo allí. Me senté en la cama, frustrada nuevamente, no sé qué haré con mi pequeño aquí, ni estado sola estaba bien y ahora menos estando conmigo Santiago, esto es descabellado, no se que voy a hacer.

La esposa de Satanás *COMPLETA*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora