Diario 18

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«No lo sabía, demonios; no lo sabía, ¿En qué clase de persona me convierte eso?»

«Un gran amigo, y actué por tanto tiempo como si no existiera...»

3:30 p.m.

Está bien, te entiendo
Descansa y espero estés mejor


  3:31 p.m.
Te lo agradezco.

«Nunca volveré a hablarle, ¿Cierto?»

«Qué más queda, no puedo obligarlo. No me recuerda, no puedo hacer más»

Parte de mí quiere luchar, tratar de hacer que recuerde, tratar de que me recuerde, pero sé que es inútil.
No me recuerda y es probable que nunca lo haga.

Quiero decirle tantas cosas, mostrarle otras muchas...
Notas hechas con su puño y letra, canciones que inventamos juntos, momentos tan graciosos que pasamos...

Quiero que recuerde tanto como yo, que las risas que compartimos en algún momento hagan eco en su mente y lo recuerde...

«Cada momento es una daga en mi pecho. Siento que arrancaron una parte de mí»

Nunca volverá...
Nunca recordará...

Sé que no puedo hacer más, es arriesgado, y lo que menos quiero es hacerle daño

Aún me parece irreal que la misma persona con la que solía reír por horas me diga que no me conoce.

Ese día en el vaivén de las notas musicales, aquel otro entre punzantes rayos de sol y violentos pero divertidos juegos, cuando un regaño y mil risas fueron suficientes para compensar una camisa arruinada.
Todos esos momentos borrados de su memoria...

Tantas horas compartidas que solo desaparecieron.
Momentos inolvidables para mí y falsos hechos para él.

Quería que aunque no me recordara pudiera ser parte de su vida de nuevo; quería que si no recordaba lo que habíamos pasado juntos, poder hacer nuevos recuerdos, pasar nuevas risas, nuevos regaños y nueva amistad, pero ni siquiera eso será posible, no quiere saber nada de mí, no quiere que vuelva a hablarle.

«Quizás él esté dormido justo ahora, ni siquiera debe estar pensando en eso... Tal vez para él hoy solo fue el día en el que recibió el mensaje de una desconocida»
«¿Y qué estoy haciendo yo?
Llorando en la madrugada porque hoy fue el día en que me despedí tal vez para siempre de uno de los mejores amigos que he tenido»

Y cuando creo que las lágrimas se han acabado regresan en torrente.

¿Qué me queda?
Solo viejas fotos que no sabía que serían las últimas, notas que me dolerá en lo más profundo de mi ser solo verlas y un grupo que selló nuestra amistad ahora quebrada.

Nunca volveré a verlo...

Relatos de un corazón dolidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora