Cuarenta y uno.

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Decido ponerme mi crop tee de helados rosa chicle con palo y unos skinny jeans de tiro alto que llegan un poco más arriba del tobillo y mis adidas rosas. No me molesto en arreglarme tanto porque solo vamos a su casa, pero me hago unos cuantos rizos en mi coleta aprovechando que ya había sacado la plancha para Sam. 

Cuando salgo del baño Nash está tirado en el sofá viendo la tele. Cuando se da cuenta de que ya he terminado me mira con picardía y me dice. —Y eres solo mía.

Lo cual me hace ruborizar.

Salimos y nos damos de la mano. El primer tacto manda una corriente eléctrica por todo mi cuerpo, pero hago todo lo que sea para no estremecerme.

Como vivimos casi al lado, no tardamos más de tres minutos en llegar y que el portero nos abra la puerta.

—¿Qué quieres hacer, bebé? —me pregunta una vez abre la puerta de su estiloso apartamento.

—No sé, ¿qué sueles hacer con Cameron? —pregunto sentándome en el sofá.

Él se ríe y se sienta a mi lado.

—A veces jugamos a la play —dice encogiéndose de hombros.

—Pues eso mismo.

—¿En serio? —dice abriendo sus ojos con un destello brillante en ellos como si fuera un niño pequeño en Navidad.

—Sí —le digo entusiasmada y le planto un corto beso en los labios.

—Sólo... ¿podrías hacer eso otra vez? —me dice mirándome serio.

Me río porque a veces puede ser tan tonto, que me encanta.

Lo vuelvo a hacer y por mi lo haría todos los días de mi vida.

Él me abraza haciendo un poco más intenso el beso y vuelvo a saborear su lengua con sabor a menta. ¿Cómo puede ser tan terriblemente sexy? 

Por falta de xígeno nos separamos y le hago una señal para que ponga el juego que más le guste.

—Normalmente jugamos a este de carreras de coches —dice señalándome el juego.

—A mi no me lo enseñes, si yo no sé nada de eso —digo riéndome y él suelta una carcajada

Mete el cd en la play y me da un mando. Empieza el juego y yo no sé ni elegirme coche.

—Aquí —dice dándole a un botón mientras mira la pantalla. De perfil se ve tan... sexy, sí, creo que ya lo he dicho muchas veces—. Bueno, podemos jugar o simlemente mirarnos —dice riéndose al notar mis ojos posados en él y yo me pongo colorada e ignoro el comentario.

 —Bueno, ahora que ya me has elegido coche, ¿cómo se juega? —pregunto volviendo a mirar la tele.

Él me lo enseña como si fuera un experto y la verdad esque me queda bastante claro, esto es muy sencillo.

—¿Y ya? Qué simple —digo dándole a "empezar".

—Veremos —dice inclinándose a la pantalla como si se la fuera a comer.

Nuestros dos coches empiezan en una carretera que me recuerda a las del GTA, pero luego aparecen cosas demasiado increibles, como un gran dinosario y cosas de niños y hombres que solo les hace ilusión a ellos.

El trayecto era demasiado largo, tanto que estaba dispuesta a preguntar cuánto quedaba, pero, al fin veo en mi parte de la pantalla la meta y aprieto el botón de acelerar hasta cruzarla. Cuando lohago, no me inmuto, pero al ver que Nash todavía sigue manejando su auto, me pongo a saltar y decir que he ganado.

Él se pone a reir un poco asombrado pero pronto abre la boca:—Maldita enana —dice tirando el mando al otro lado del sofá haciéndose el indignado, lo cuál me hace gracia y me vuelvo a sentar a su lado.

Nash pasa su brazo izquierdo por mis hombros atrayéndome más hacia él.

—No soy una enana —le digo poniéndome de morros cuál niña pequeña y él se separa con una sonrisa juguetona en la cara

—Lo eres.

Me levanto del sofá y él me sigue hasta rodearme la cintura y apoyar su barbilla en mi hombro.

—Comparada contigo que eres un ogro gigante —digo soltando una pequeña carcajada.

Me da la vuelta y entrelaza los diez dedos de sus manos por detrás de su espalda, haciendo que nuestros pechos queden pegados y provocando por lo tanto una aceleración considerable en los latidos de mi corazón y unas mariposas revolotear en mi estómago.

—Asíque te van los ogros gigante, ¿eh? —dice entre risas y yo niego enérgicamente intentando reprimirme la risa—. ¿Ah no?

—Nope —sigo negando con la cabeza.

—Pues a mi tampoco las pitufas —dice levantando más su cabeza en señal de superioridad mientras me sigue apretando contra él.

—Sí, claro que lo haces —digo apoyando mi cabeza en él.

Me suelta y me levanta la barbilla para decir:—A mi me gusta todo de ti, pequeña.

No puedo reprimir una sonrisa de oreja a oreja y soltar un esperado "te amo" de mi boca.

—Yo te amo más —dice agachándose cada vez más y cerrando poco a poco sus ojos. Yo también hago un poco el ademásn poniéndome de puntillas y rozar sus labios con los míos y luego despejarlos radicalmente.

Nash abre los ojos de repente y se queda un poco confuso.

—No —digo tranquila deshaciéndome de su agarre.

—¿Cómo que no? —dice alcanzando mi muñeca y girarme suavemente hasta ver su ceja arqueada.

—Como que no, que yo te amo más —digo provocando una sonrisa en su cara.

—Eso es mentira —dice rodando los ojos

—Te amo más —digo alargando la última palabra y él me vuelve a abrazar.

—No, y dame un beso —dice poniendo morritos.

—Solo si admites que yo te amo más —digo cruzándome de brazos divertida.

—No —dice y, acto seguido, me coge de las piernas cargándome en su hombro entre gritos y risas mías y suyas hasta dejarme en el sofá.

Nash se situaba encima mía sin apoyar su peso en mí y nuestras miradas se cruzaron. Sus ojos brillaban tal y como siempre, pero más especialmente. Me siento nerviosa, no sé porqué pero esta vez las mariposas están más rebeldes y parecería que van a salir de mi cuerpo en algún momento. Algo que hacía que le amara más, si eso se puede. Puedo sentir, de nuevo, su aliento cálido con sabor a menta que se va a volver adictivo para mi y cuando creo que llegó mi hora de sentir ese aliento en mi boca... Me retuerzo en el sofá por las cosquillas que me está provocando. Me río hasta notar mis ojos acuosos y ahí es cuando para y se sienta en frente mía.

—Con que venganza, ¿no? —intervengo secándome los ojos antes de que suelten esas lágrimas de alegría y risa. Apoyo el codo en el respaldo y al mismo tiempo mi cabeza en la muñeca—. Y... ¿me vas a bes...

Mi frase se ve interrumpida por ese beso que tanto estaba esperando. Sus labios carnosos y su lengua divertida invitándome a divertirme con ellos.

Y lo hago.

More Than A Travel (Nash Grier)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora