Capítulo 10: Cotidianeidad

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"Ay Amelia, tu siempre tan preocupada, disfruta el momento, vívelo."

Mis ojos se abrieron de prisa. Había sido de nuevo ese sueño. ¿Porqué no podía sacármelo de la cabeza? ¿Culpa? Eso ya no tenía relevancia en mi vida, debía dejarlo atrás. ¿Y si se lo contaba a Adeline? Adeline...Podía escucharla cantando desde la cocina. Pasó todo el fin de semana cuidándome tras del incidente en el restaurante y después de esos días decidió quedarse conmigo por cualquier recaída. Irónicamente se suponía que la médico sería yo. Adoraba su presencia cerca de mí y debo admitir que también me había encantado que me consintiera mientras me sentía cansada y débil. Era un sueño hecho realidad, ella tan amorosa y considerada, la amaba tanto. Me había hecho de desayunar, había comprado mis medicamentos, me revisaba la temperatura, cambiaba las compresas y llamaba constantemente al médico. Solo pensaba en mí. Era tan adorable ver como se preocupaba por mi bienestar. Además de eso, nos la habíamos pasado muy bien todos esos días cerca. Vimos películas, empezamos una serie, tuvimos oportunidad de platicar mucho más a fondo que antes, me mostró fotos de su familia, jugamos videojuegos, cocinamos juntas, fue simplemente el fin de semana perfecto y los días que le siguieron también.

Me levanté de la cama, se me hacía interesante que estuviera despierta tan temprano. Comprobé la hora en el celular. Efectivamente, aún faltaban aproximadamente 30 minutos para que sonara el despertador. ¿Qué hacía? Tomé una sudadera que tenía a mi lado y bajé las escaleras. Pude ver su sombra moverse de un lado a otro mientras cantaba una canción, "Only love" de Katy Perry. La había tenido pegada toda la semana desde que se la mostré por primera vez. Aún no se la sabía y repetía la misma estrofa siempre. Llegaba a ser cansado, intentaba enseñarle lo siguiente para que cantara algo distinto, pero ella se mantenía siempre con las mismas palabras.

Like, oh my God the time I've wasted. Lost in my head. Let me leave this world with the hate...– Me acerqué a ella por la espalda mientras cantaba y la abracé de la cintura– ¡Amélie! ¡Mon Dieux!¡Me espantaste!

–Perdón Adeline, no pude resistirlo. ¿Pero que haces tan temprano por aquí? Normalmente duermes hasta tarde.

–Oh, esque quería hacerte el desayuno antes de que fueras a la escuela. – Se apartó y dirigió mi mirada hacia la mesa señalando con la mano. No lo había notado al bajar, pero los platos, cubiertos y servilletas estaban acomodados como si de un restaurante se tratara.

–Es muy lindo de tu parte Addie, gracias, no te hubieras molestado.

–Está bien amor, lo hice con cariño. ¿Desayunamos? – Asentí con la cabeza y me dirigí a la mesa. Adeline venía detrás de mí con un sartén. Me preguntaba qué era lo que había cocinado.

Me senté y ella pasó sus brazos sobre mi hombro para deslizar la comida sobre mi plato. Era una especie de pan en forma de espiral con pasas cubierta de azúcar glass. Nunca antes lo había comido, pero olía bastante bien, además era dulce, seguramente sabría delicioso.

–¿Qué es?

–Se llama pain aux raisins. Y es eso literalmente. Masa de mantequilla con pasas rellena de crema. Pruébalo, seguro te gustará.

Lo tomé con las manos y le di una mordida. Adeline se me quedó mirando expectante. Hice una mueca de disgusto con la cara para molestarla. Ella levantó una ceja haciéndome entender que no creía lo que veía. Y yo solo empecé a reír.

–Está muy rico, amor. Solo jugaba contigo. Creí que no sabías cocinar. Tu cocina no parece un lugar donde se pueda hacerlo realmente.

–Eso es porque no suelo hacerlo. Me aburre. Normalmente voy a restaurantes o pido cosas a domicilio. Curiosamente hoy me levanté con deseos de cocinarte algo, y esto es de los pocos platos que sé hacer.

FranciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora