3. CHEF KIM

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—Y~ ¡Corte! —el director del programa anunció el fin de las grabaciones y Doyoung deshizo su sonrisa soltando el platillo con la exótica comida que acababa de preparar.

—Por favor envuélvelo —pidió Doyoung amablemente a un miembro del Staff. —Se lo llevaré a Sojin, hoy cumplimos seis meses de casados.

—¡Felicidades! —dijo el empleado dándole un abrazo amistoso. Doyoung le sonrió abiertamente.


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Jaehyun apagó la televisión. Doyoung se veía hermoso, tanto como aquellas veces que había despertado a su lado y le había sonreído diciendo "Buenos días" y luego saltaba fuera de la cama para ir a lavarse los dientes porque era un compulsivo de la limpieza.

El aliento de Jaehyun salió tembloroso de su boca mientras reprimía las ganas de llorar. ¿Cómo había pasado? ¿Qué había hecho mal? ¿Por qué Doyoung había huido? Jaehyun arrugó su rostro con dolor. Se odiaba a sí mismo por amarlo, lo había amado siempre y a estas alturas de su vida entendía que nunca iba a dejar de quererlo, porque nadie le sonreía o lo veía haciéndolo sentir completo como Doyoung, nadie había gemido en su oído de la forma tan excitante con que Doyoung lo había hecho, no importaba si había tenido sexo miles de veces después de él, no importaba cuántos labios diferentes lo hubieran besado, o cuántos brazos diferentes o hubieran rodeado, nadie jamás podría reemplazar a Doyoung, ya lo había comprobado.

Jaehyun exhaló con fuerza y arregló su corbata, pronto escuchó el tacón de unos zapatos golpear el suelo como sacándole un agradable ritmo a la cerámica. ¡Diablos! Era una mujer hermosa, su musical andar lo decía todo.

—Señorita Kim —saludó el apuesto hombre poniendo un beso en la mano de la mujer. —Es un placer.

Sojin se ruborizó notoriamente, el hombre al que estaba por entrevistar era hermoso como un adonis, era fino, educado, su piel blanca era muy hermosa al igual que su devastadora sonrisa.

—Señora, señora Kim —corrigió a su próximo socio muy a su pesar. Jaehyun reprimió todo impulso de abofetear a la mujer y mantuvo su coqueta sonrisa.

—Es tan joven y bella, jamás habría imaginado que usted era casada, que envidia, debe ser un hombre muy afortunado —dijo seductoramente.

—Que cosas dice... —dijo la mujer nerviosamente acomodando un mechón de cabello suelto detrás de su oreja. Jaehyun se sintió un poco, solo un poquito mal por ella... pero era la mujer que le había robado a su hombre. ¡Ja! Claro que no estaba triste... Iba a destrozar a esa perra roba conejitos al igual que lo estaba su corazón.

—Tome asiento por favor, Sr. Lee —dijo ella con educación.

—Señorito, señorito Lee —bromeó Jaehyun con una mirada insinuante. —Yo sí soy soltero.

Jaehyun guiñó un ojo descaradamente y aunque Sojin era una mujer firme y decente, también era un ser humano, un débil ser humano que dejó que su mente navegara por el mar prohibido del adulterio sin darse cuenta de que estaba cayendo en una trampa.


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Hacía un mes que Sojin llegaba tarde a casa, siempre tenía una cena de trabajo o salía con alguna amiga. Doyoung no era ningún estúpido, sabía que su esposa iba a cenas con el nuevo inversionista, la pareja de esposos trabajaban para la misma compañía, pero podía darse cuenta de que las salidas nada tenían que ver con trabajo. Y lo peor era que no le molestaba mucho pensar en su esposa siendo infiel, debería estar furioso, pero realmente no lo estaba.

El timbre sonó cortando el hilo de sus pensamientos, la casa estaba a oscura y Doyoung no se molestó en encender las luces mientras avanzaba hasta la puerta, se preguntó por qué Sojin no usaba sus llaves. Tal vez las había perdido.


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Jaehyun recostó a su rival sobre la pared al lado de la puerta, la mujer se había pasado de copas y como no podía ser el maldito patán que se suponía era, la había llevado a casa para asegurarse de que ningún desgraciado se aprovechara de ella.

—Dame las llaves —Jaehyun pidió en voz baja para abrir él mismo ya que la mujer se había dejado caer al suelo y no dejaba de sonreír como estúpida.

—¿Cuáles llaves?

—¡Las de tu casa! —Jaehyun siseó.

—Mmm... en la cartera.

Jaehyun rebuscó entre el enorme bolso de la bella mujer, pero bien pudo haber encontrado una granja, un lightstick, una armadura o un tomate en lugar de encontrar las llaves. Después de varios minutos se dio cuenta de que debían tocar el timbre, sabía que Doyoung estaba ahí adentro, tal vez dormido a esa hora de la noche, pero había algo, una morbosa curiosidad por saber qué haría Doyoung cuando lo viera con su mujer, o tal vez eran las copas de más en el sistema de Jaehyun las que lo volvían malicioso.

Tocó el timbre con decisión y al poco tiempo se escucharon unos suaves pasos resonando en la enorme casa. La puerta se abrió dejando ver al hermoso ser en pijamas que tenía prisionero el corazón de Jaehyun.

Lastimosamente el nuevo inversionista de la cadena televisiva para la que Doyoung y su esposa trabajaban no pudo ver la belleza casual del chef ya que sus labios se encontraban atrapados entre los roces torpes de la mujer ebria que lo retenía por el cuello con fuerza.

Doyoung abrió sus ojos como platos, haciéndolos más grandes de lo normal y no supo si fue su esposa besando apasionadamente a Jaehyun o Jaehyun dejándose besar lo que hizo que su piel ardiera como un volcán a punto de estallar. ¿Qué estaba haciendo Jaehyun ahí? ¿Y por qué se dejaba besar por su mujer? ¿Y por qué su mujer lo besaba? ¿Qué mierdas le pasaba al mundo?

No vayamos a casa —Sojin susurró sobre los labios de Jaehyun y este la separó con una sonrisa repentinamente sintiéndose malo.

Al desviar su mirada Jaehyun notó por fin la presencia de su despiadado ex.

Ambos sostuvieron sus miradas hasta que la mujer se lanzó a los brazos del hombre correcto.

—¡Doyoungie! Mira él es Jaehyun —anunció señalando a su acompañante. —Es el nuevo inversionista.

—Un placer señor Kim —Jaehyun tendió su mano en un cordial saludo pero Doyoung lo ignoró, un pesado silencio se formó en medio de los dos, Doyoung sostenía a su esposa entre sus brazos fuertes con la ira recorriendo cada rincón de su cuerpo, quería golpear a Jaehyun pero no estaba seguro de por qué.

—Vete de aquí y no vuelvas jamás. ¡No te acerques a ella nunca más! —Doyoung gritó alterado cargando el cuero de su mujer que ya estaba dormida sobre él.

—No.

Esa fue toda la respuesta de Jaehyun, sonrió y luego giró sobre sus talones caminando hasta su auto para marcharse dejando a Doyoung hecho un manojo de emociones encendidas y ardientes, tanto que quemaban, tanto que dolían.


¡Gracias por leer!

SE BUSCA ABOGADO (para divorciar a mi ex)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora