【ℝickorty 𝕎eek】

𝐝𝐚𝐲 𝐭𝐡𝐫𝐞𝐞;;

❝Cᥙmρᥣᥱᥲᥒ̃os❞

El día no había sido tan desastroso como el peliazul hubiese esperado. No, hasta se atrevía a decir que fue de cierta forma agradable. Claro, siempre sería una molestia para él tener que soportar las tontas muestras de afecto que su familia le daba. Y todos esos inútiles regalos que le fueron dados.

Aún con todo eso, no negaba que el pastel de vainilla con merengue de fresa que su hija había hecho estuvo delicioso.
Entonces, luego de haber logrado escapar de las garras de sus familiares se dispusó a "relajarse" en el garaje.
Arreglaba en completo silencio uno de esos extraños artefactos que en esta ocasión no es importante mencionar.

Ajustaba con bastante calma los tornillos del dispositivo. Y todo estaba en silencio, incluso más de lo habitual. Continuó con su tarea por un par de minutos hasta que todo quedó listo. Dió un suspiro de alivio y guardo cuidadosamente sus cosas.

Estaba a punto de salir, cuando se encontró con la presencia de su nieto en medio de la puerta, impidiendo su paso.

—¿Qué quieres Morty? —preguntó un tanto fastidiado mientras rodaba los ojos sin mucho interés.

El susodicho no contestó, ni se atrevió a mirarlo a los ojos. Jugaba nerviosamente con sus dedos, comportamiento que le pareció extraño al de mayor edad.

—¿Vas a contestar? —se cruzó de brazos secamente.

El castaño trago saliva con mucha duda, aún no tenía el valor para siquiera alzar la mirada.

—Yo-yo no te dí mi regalo... —finalmente se aventuró a decir. Todavía siendo un manojo de nervios.

Rick alzó una ceja, en señal de incertidumbre.

Morty dió un paso al frente. Luego otro, y otro y otro. Hasta que solo había un brazo de distancia entre él y Rick, quién seguía con su faz adusta.
Eso provocó más inquietud en las acciones de Morty, que ya estaba a punto de hecharse para atrás entre sus intenciones que no estaban del todo claras hasta para él mismo.

Pero ¿qué más daba? Sí ya había llegado muy lejos.

Y Morty siguió acercándose; lo suficiente cómo para romper el espacio personal de Rick, y con eso transformó su semblante serio a uno de duda.

Volvió a tragar en seco, arrepintiendose lentamente de sus actos; pensando que hacer todo eso era una idea estúpida. Y quizá tenía razón, pero ya era demasiado tarde.

Tomó con ambas manos ambos extremos de la bata de su abuelo, jalandola hacía abajo para que estuviera a su altura. A continucion plantó un rápido beso en la mejilla de Rick.

—¡Feliz cumpleaños! —sentenció.

hola q tal.
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