capítulo 16

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PARTIDO DE QUIDDITCH 

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No lo podía creer, todo lo que me había imaginado era cierto, además es aterrador pensar que esa maldición me va a proteger hasta cumplir los 16 y luego nada, me dejaría morir 

- estas bien Venus - preguntó Harry 

-sisi, tranquilo estoy bien  - dije y le sonreí 

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Cuando empezó el mes de noviembre, el tiempo se volvió muy frío. Las montañas cercanas al colegio adquirieron un tono gris de hielo y el lago parecía de acero congelado. Cada mañana, el parque aparecía cubierto de escarcha.Por las ventanas de arriba veían a Hagrid descongelando las escobas en el campo de quidditch, enfundado en un enorme abrigo de piel de topo, guantes de pelo de conejo y enormes botas de piel de castor. 

Iba a comenzar la temporada de quidditch. Aquel sábado, Harry jugaría su primer partido, después de semanas de entrenamiento: Gryffindor contra Slytherin. Si Gryffindor ganaba, pasarían a ser segundos en el campeonato delas casas. 

Hermione se había vuelto un poco más flexible en lo que se refería quebrantar las reglas. Ese día, un día antes del primer partido de Quidditch, estaban los cuatro en el patio durante el receso de la mañana. El frío era horrible, así que Hermione, invocó una llama azul y la colocó dentro de un frasco de mermelada, para simular una fogata, en donde los cuatro estaban rodeándola.

Snape iba cruzando el patio. Los cuatro se acercaron más para tapar el fuego, no estaban seguros de que estuviera permitido. Venus hacía dibujos en la nieve con una ramita que encontró. Snape dio vuelta avanzando hacia ellos, arrastrando la pierna.

—¿Qué tienes ahí, Potter? —Era el libro de Quidditch.

—Los libros de la biblioteca no pueden sacarse fuera del colegio —dijo Snape—. Dámelo. Cinco puntos menos para Gryffindor. 

—Seguro que se ha inventado esa regla —murmuró Harry con furia,mientras Snape se alejaba cojeando—. Me pregunto qué le pasa en la pierna. 

—No sé, pero espero que le duela mucho —dijo Ron con amargura. 

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Los cuatro estaban en la sala común, Hermione repasaba los deberes de Harry y Ron. Este último comía una rana de chocolate. Harry estaba sentado en el sofá de dos piezas con la cabeza de Venus en su regazo, mientras ella leía. Estaba inquieto. Nervioso por el partido de Quidditch del día siguiente, además de querer recuperar su libro. Así que se decidió a ir por él. Levantó un poco a Venus haciendo que se sentara. Ella tenía una idea de qué era lo que quería hacer.

—si yo fuera tu no lo haría, no me gustaría morir por snape, quiero vivir  —

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Harry llegó corriendo a la Sala Común, y antes de que preguntaran, les explicó todo lo que había visto.

—¡Quiere decir que intentó pasar al perro de tres cabezas! ¡Hacia allá iba cuando lo vimos en Halloween! ¡Apuesto mi escoba que él fue quien dejó entrar al Troll!

—¡No creo que haya querido robar algo que está custodiando Dumbledore! —exclamó Hermione

—Suena algo extraño ¿No creen? Siento que algo no encaja —dijo Venus pensando y buscando pistas e indicios.

—Ustedes chicas creen que los profesores son santos o algo así- rodó los ojos Ron —yo le creo a Harry. Saben que Snape es capaz de cualquier cosa.

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Al día siguiente Venus se levantó muy temprano. Estaba emocionada por presenciar el primer partido de Quidditch de su amigo. Se puso un suéter rojo, pantalones de mezclilla y sus tenis blancos, se peinó y se encaminó hacia el Gran Comedor.

Ahí se encontró a Harry que parecía no haber comido nada. Rodó los ojos y se sentó a su lado.

—Deberías comer, ¿sabes?—comentó tomando unas tostadas y un jugo de calabaza

—No tengo hambre —dijo Harry quien jugaba con su comida.

Nadie supo que pasó, pero en cuestión de segundos Harry comía casi atragantándose. La casi pelinegra sonrió satisfecha.

A eso de las once, todo el mundo se encaminaba hacia el estadio. Venus iba al lado de Harry, ya buscaría después a Ron y Hermione. Al llegar a los vestuarios, se dio la vuelta quedando de frente al azabache

- Suerte, estarás genial, no te pasara nada- dije y lo abrace 

-eso espero- me respondió y lo abrace nuevamente 

-ultimo abrazo para la buena suerte -dije 

-sabes lo que me daría suerte- preguntó 

-que-

- de que si gano, te ayudo a afrontar tu miedo a una escoba - dijo y lo mire algo aterrada - me daría buena suerte que te podre ayudar - pensé un poco lo que me dijo y era verdad, alguna vez tendré que ganarle a mi miedo, también pensé en lo contento que pondría a mi padrino al saber que acabe con mi miedo o lo otro era lo que me escribió mi abuelo, la maldición me protegerá hasta los 16, entonces no me paria nada 

- bien pero solo lo hago por mi padrino - dije y ahora Harry me abrazo 

- te juro que no te pasara nada si estoy contigo ayudándote-  dijo y le sonreí 

-entonces procura ganar el partido - dije 

-ganaré para ayudarte con  tus miedos - dijo y le sonreí 

-Buena suerte Harry- dije y me fui hacia las gradas sin saber que Harry la seguía observando 

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Cuando Harry apareció, Venus, Ron y Hermione aplaudieron y vitorearon como nunca. El azabache les dedicó una sonrisa. El partido estaba resultando muy interesante con los comentarios de Lee Jordan y los regaños de la profesora McGonagall.

—¡Venga! Déjenme sitio —era Hagrid quien se abría paso entre todas las personas

-Hagrid exclamaron los tres chicos 

Venus ahogó un grito cuando una bludger casi golpea a Harry. Y de pronto Harry recorría a gran velocidad el campo. Había visto la snitch.

—¡Falta! —gritaron todos los Gryffindor cuando un jugador de Slytherin le había cerrado el paso a Harry.

—¡Eh! ¡Árbitro! ¡Tarjeta roja! —gritaba Dean Thomas. Venus se preguntó que era una tarjeta roja pero el partido le importaba más que saber lo que era 

todo iba bien, hasta que la escoba de Harry dio una violenta sacudida. Intentaba derribarlo. La casi pelinegra estaba horrorizada. Hermione con los binoculares buscó en la multitud y encontró a Snape, quien murmuraba y no despegaba la vista de la escoba

 Hermione con los binoculares buscó en la multitud y encontró a Snape, quien murmuraba y no despegaba la vista de la escoba

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Venus y la piedra filosofalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora