Alianza. Primera parte

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Jiang Cheng caminaba de un lado al otro en su sala de estar. Sus perros lo veían a la distancia, desde su cómodo sitio a un lado de Nie Huaisang.

- Jiang Cheng, si quieres puedo acompañarte – se ofreció Huaisang – puedo decirles a los detectives Lan lo que he visto –

Algo en la mente de Jiang Wanyin le decía que no lo llevara, tenía una extraña sensación de no querer que Nie Huaisang se viera con los Lan.

- Puedo ir solo, no te preocupes – decidió – Si voy contigo luciremos más sospechosos –

- Pero estoy seguro de que ellos ya saben que yo organicé la fiesta –

- ¿Por qué? –

- Hablaron con el hermano mayor, ese mismo día, en la fiesta – admitió – No creo que debamos preocuparnos, el hermano Xichen aprecia mucho a Mingjue, así que no nos interrogará –

Jiang observó al joven frente a él. En su negocio se había encontrado con una gran variedad de personas. Todas ellas lucían tal cuál debían lucir. Los asesinos se veían como asesinos, los secuestradores como secuestradores. Podían notar a gran distancia quienes vendían drogas y armas. Incluso a los que falsificaban documentos. Era tan fácil que no tenía necesidad de preguntar los antecedentes a sus clientes.

Pero Nie Huaisang era diferente. Sus ojos tenían un brillo audaz, mientras su voz era tranquila y firme (incluso aunque estuviera nervioso). Nie Huaisang podría parecer ante todos un inútil e indefenso ser que se escondía detrás de su hermano.

Pero él sabía que era mentira. Jiang Cheng descubriría al verdadero Nie Huaisang.

- Bueno, puedes acompañarme entonces, pero no diremos nada de nuestra investigación –

- ¿Por qué? –

- Yo solo quiero salvar a la sobrina de Madam Qin, si en el camino alguien más muere no es mi problema – Huaisang lo veía, desconcertado – Los Lan querrán hacer todo a su manera, con papeleo y permisos. Ese no es mi estilo –

Huaisang comprendía la razón de Wanyin de trabajar fuera de la ley. Se había tomado su tiempo para investigarlo.

Era un hombre que no dejaba huellas en sus trabajos, incluso a él le había costado mucho encontrar si información. Jamás atacaba si no estaba seguro de los crímenes de sus víctimas. A diferencia de su madre, Madam Yu, el botín que tomaba era menor, considerablemente menor.

Los Lan no harían más que entorpecer sus planes.

- Te prometo, Jiang Cheng, que no diré nada – afirmó – A menos que tú digas que lo diga – añadió tímido.

- Bien, vamos a la casa de Wei Wuxian –

¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬

Jiang Cheng no podía evitar poner los ojos en blanco cada vez que veía cierto espacio de la casa.

¿La cocina estaba limpia? Probablemente se lo tenían prohibido.

¿Los muebles de la sala permanecían blancos, sin una mancha de pintura? Debían mantenerlo encerrado en su recámara.

Caminaba por la sala, siendo guiado por Lan Wangji hacia la recámara principal.

Y Nie Huaisang evitaba soltar una risita al ver a aquel tipo con el ceño fruncido y total desconcierto en su mirada.

Una vez entraron en la recámara Wei Wuxian habló, desde su cama.

- Jiang Cheng, que bueno que vienes – saludó – Y veo que te acompaña el joven Nie –

- Hola, señor Wei – saludó con algo de pena – Yo solo vengo a acompañar, pero juro que no sé nada –

Wei Ying los miró fijamente, anticipando la reacción de ambos. Por fin se atrevió a decir:

- Jiang Cheng, Lan Zhan, Lan Huan y yo queremosque te unas a nuestra investigación – 

En tonos grises (ChengSang)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora