12. Once Upon a Dream

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Diciembre 4, 1976

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Diciembre 4, 1976. 4:30 p.m.

Remus era el único de sus amigos que se encontraba en la sala común de momento. James tenía entrenamiento de Quidditch, mientras que Peter tenía un castigo con Flitwick por no entregar un ensayo e intentar usar de nuevo la excusa de que su perro se había comido su tarea. Y Sirius estaba en la habitación, durmiendo una siesta para poder quedarse despierto hasta tarde en la fiesta que estaba organizando Ravenclaw. James había mencionado que sonaba como un viejo hablando así, lo que le había ganado un almohadazo directo al rostro. Entonces, Remus había dejado bajar a la sala común para no escuchar los ronquidos de uno de sus mejores amigos.

La torre de Gryffindor estaba extrañamente silenciosa, lo cual ayudaba a a aliviar el dolor de cabeza causado por la luna llena que se aproximaba. Era sábado en la tarde, por lo que no le extrañaba que la mayoría de los estudiantes se encontrara en los jardines o en la biblioteca, refugiándose del frío y de la nieve que había comenzado a caer. Aunque Remus cuestionaba cómo hacían para sobrevivir lejos de una chimenea, le parecía una tarea casi imposible por gusto.

O quizás ese era Remus, que no soportaba tener frío.

Sin embargo, conforme se acercaba a la sala común, escuchó las suaves notas provenientes del piano de cola.

Remus ni siquiera estaba muy seguro de cuándo había sido colocado el piano allí. Su padre le había contado que antes solía estar en la sala común de Ravenclaw. Aparentemente, el piano había sido una víctima más de la constante rivalidad de Ravenclaw y Gryffindor por tener la mejor torre y la más alta. Víctima o prisionero, quizás.

Lyall Lupin, aunque Remus recién se había enterado de esto hacía unos dos años, había sido uno de los últimos en volver a poner el ladrillo extra en la punta de la torre, luego de que los Ravenclaw habían intentado quitarlo. Era un cuento de nunca acabar, constantemente compitiendo, pero de momento parecían estar en tregua.

No lo quería pensar demasiado, quizás era una coincidencia, pero tenía el presentimiento de que parte de esa tregua se debía a la guerra. En un momento tan delicado como el que estaban pasando, todos sabían perfectamente que las alianzas eran lo más importante. Dejarle saber a otros que no estaban solos.

La letra de una canción y una suave voz viajaron a través de la sala hasta donde se encontraba él, todavía bajando las escaleras.

«Eres tú el príncipe azul que yo soñé.»

La habilidad con la que la pianista tocaba las notas le permitía generar el sonido más claro, más profundo y más fluido. Era mucho mejor que los intentos que había escuchado en algunas ocasiones anteriores — los cuales solían ser, en su mayoría, en broma. Excepto por los de Sirius, quien parecía tener algo de conocimiento del clásico instrumento. Sin embargo, no practicaba nunca y la falta de horas de trabajo se notaba en ocasiones.

«Eres tú, tus ojos me vieron con ternuras de amor...»

Remus bajó el último escalón y se asomó hacia la sala, confirmando su teoría de quién era la persona que estaba sentada frente al piano. Se veía bastante concentrada, por lo que caminó despacio, dudando de si debía anunciarse para no sobresaltarla.

THE MOON'S CALL ❀ MARAUDERS ERA AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora