Pipí [l.s] OS

P a r t e ú n i c a

—¡Quiero la galleta!

—¡No! ¡Es mía!

—¡Quiero que me la des!

—¡Jamás!

Dos niños se hallaban peleando por una galleta de chispas de chocolate; Harry y Louis, para ser más específicos.

Habían encontrado un paquete de galletas en la alacena y habían salido a comerlas al patio, donde la niñera no pudiera verlos. Las comieron con mucho gusto, pero cuando llegó el final y solo quedaba una, los ojos de ambos niños brillaron de enojo.

Tenían solo 6 años, así que habían terminado peleando por ella.

Y podían haber seguido por horas y horas, de no ser por la imaginación de Harry, que pensó en algo que para su pequeño cerebrito era divertido.

—¿Y si hacemos una competencia? El que gane se llevará la galleta —sugirió Harry.

—¿Una competencia? —preguntó Louis ladeando su cabeza confundido.

—Sí, ¿juegas? ¿O eres tan llorón que le temes a perder contra mí? —provocó el niño rizado, lo cual hizo que el lado competitivo de Louis saliera a la luz.

—Yo no seré el que perderé —respondió con aires presumidos—. ¿De qué trata el juego?

Harry, sin decir nada, tomó una rama que había cerca, trazó una línea en la tierra y se paró detrás de ella.

—Ponte a mi lado —pidió, y el ojiazul lo hizo.

—¿Ahora qué?

—Ahora solo hay que hacer pipí.

Louis sonrió, pero luego captó lo que Harry había dicho y lo miró extrañado.

—¿Qué?

—Quien orine más lejos gana el puesto del Rey Pipí y la galleta.

Louis lo pensó por un rato, pero luego se estiró y dio su veredicto.

—Hecho.

Se acomodaron en sus puestos y orinaron.

Sí, así como así.

Y cuando terminaron, vieron los resultados...

La pipí de Louis había llegado más lejos. Mucho más que la de Harry.

Louis era el Rey Pipí.

Cuando el ojiazul vio su victoria comenzó a dar saltitos de felicidad mientras Harry se quedaba boquiabierto.

—¿Cómo pudiste ganar? ¡Mi señor salchicha es más grande que el tuyo! —se quejó Harry indignado.

Pero a Louis ni siquiera me importó que hubiera llamado a su señor salchicha como pequeño, porque se acercó al paquete de galletas y, con mucho entusiasmo, se comió la última galleta.

Louis ganó la galleta. Louis era el Rey Pipí.

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Moraleja: el tamaño de tu señor salchicha no mide la longitud de lo lejos que puede llegar tu pipí.

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Dedicado a: CherryEssel