Así mismo desparramados en los asientos estaban Jay, Ni-ki, Sunoo y Ta-ki, este último había llegado junto a Jake y se habían sentado en la terraza para conversar un poco y conocerse algo más.
¿Saben el dolor que es querer gritar pero saber que aunque te dejes los pulmos y el alma mientras te rompes nadie podría escucharte? Ni-ki solo le miraba desde la distancia pensando que cómo acercarse para hablarle, preguntarle por qué le había dejado, una explicación más allá de que sería difícil continuar, quería gritar su nombre y estar a su lado aunque en el fondo, solo quería preguntarle el porqué, pero sabía que nunca lo conseguiría, al menos no allí ni en ese momento; las cosas ya estaban muy difíciles en la casa como para que encima se consiguiera una expulsión gratuita por parte de los que podrían ser sus compañeros y todo por montar un numerito.
Sin ninguna explicación se levantó de los sillones dejando aquella reunión improvisada y abandonó la terraza sin esperar que nadie le detuviera pero también anhelando que el chico que rondaba sus pensamientos , la primera planta aún era desconocida para él por lo que bajó sospechando que nadie habría vuelto abajo y de cierta forma era verdad así que se sentó en la sala de ensayos lleno de ira soltando alaridos que a cualquiera le sonarían como los de un animal en sufrimiento pero tanto las cámaras como los micrófonos estaban apagados y también a su favor la sala de ensayo estaba insonorizada o al menos eso decían. En ese momento, Ni-ki gritó, lloró y con un razonamiento puramente sentimental golpeó las columnas de la sala gritando su nombre, gritando "Ta-ki".
Soltó un suspiro ahogado por los sollozos y vio como un poco de sangre salía de sus nudillos dañados, habría sido mejor idea calmarse un poco antes de hacer cualquier locura como esa. Con los sentimientos a flor de piel se sentó junto al cristal que hacía de pared y abrazó sus rodillas intentando calmarse un poco y lo logró hasta que unos golpecitos sonaron en el cristal cerca de él, levantó un poco la cabeza y vio a Nicholas junto a él. El chico taiwanés de su equipo no dijo mucho, simplemente se sentó a su lado y le sonrió despeinándolo un poco, Ni-ki sonrío como pudo y se sintió idiota por un momento, por sentirse mal en la soledad cuando tenía a alguien de su lado.
-Hyung, ¿quieres que bailemos?- dijo el japonés señalando la pared de espejos.
-No hace falta ni preguntar.- contestó riendo y acercándose a los espejos. -¿Qué se te ocurre?- le preguntó cuando le igualó.
-Simplemente...
El más joven comenzó a bailar la coreografía de Lonely nigth, una canción de KNK que fue su primera opción para aquella presentación, ambos conocían bien los movimientos así que se dejaron fluir por la canción en sus memorias y el tempo sin conteo echando en falta a Hanbin, tenían una pequeña tradición basada en contar los pasos en la lengua materna de cada uno, fue una idea que se le había ocurrido al vietnamita y que finalmente se hizo costumbre en aquella pequeña subunidad. Ambos sabían lo que estaba sintiendo el otro y se echaron una mirada comprensiva que les hizo aumentar la fuerza del baile como si quisieran compensar la ausencia del tercer chico o más bien, compensarle a él.
Ni-ki no podía sino sentir cada paso y palabra en la canción que podía escuchar de memoria en su cabeza, cada desliz, cada agarre momentáneo a Nicholas, cada sensación y respiración inestable por el baile, le hacía feliz; le hacía sentir vivo, le dolía y esos sentimientos hacían más real su baile, eso es lo que él era. Para las otras personas Ni-ki era una sonrisa, unos lunares aleatorios entre el cuello y la cara, una persona bondadosa, pero para Nicholas, Hanbin o Ta-ki, él era baile, él era arte, él era calma y paciencia; porque eso es lo que Ni-ki es al mundo.
Cuando la rutina de baile acabó y los chicos se dejaron caer sobre sus rodillas como la coreografía indicaba pero sus respiraciones agitadas eran prácticamente inaudibles, era trabajo de profesionales, era su trabajo bien hecho.
-Nik.- le llamó Nicholas. -Arriba en el gimnasio hay guantes de boxeo- rió mirando sus manos. -, por si quieres golpear algo sin hacerte daño.
-Vamos, hyung.- respondió sonriendo y ocultando las manos. -Esto no es nada, pero si me dejas utilizarte de saco de boxeo yo encantado.
Ni-ki empezó a lanzar puñetazos al aire como si fuera un boxeador profesional haciendo que el taiwanés se riera de sus acciones y colocara las manos para recibir los golpes del chico que a su parecer resultaban extrañamente certeros.
-Venga, hyung. Tú eres más rápido que esto.- aseguró el japonés esquivando golpes secos que le lanzaba el otro chico de forma premeditada. -Hagamos esto seriamente.- rió dándole un toque de atención al mayor.
Después de un par de series subieron a la segunda planta para seguir en el gimnasio.
Porque bailar era su pasión, algo que Ta-ki siempre admiró de él. Algo que siempre hicieron los dos, juntos.
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La promesa fue el cielo [En Edición]
FanfictionDespués de todo Ni-ki siempre supo que hay promesas que no duran y después de entrar a I-Land Ta-ki se lo confirmó. Quizás incluso con solo dos horas podía comprobar que las estrellas en el cielo no brillaban de la misma forma sin él, puede que nunc...