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Argentina nunca pensó en casarse, pero aveces las cosas hacen que cambies de parecer demasiado rápido, esa vez el destino hizo que cambiara de parecer terminando casándose con el país que menos pensaba, digo, Argentina tenia muchos admiradores detrás suyo, era un hombre lindo, bien cuidado y con ese algo que todos querían probar. Pero aun con eso, con la oportunidad de estar aun con una potencia Argentina termino casándose con México, otro país en sus mismas situaciones, quizá era eso pero ese mexicano si que hizo su lucha para obtener toda su atención.

Fue así que terminaron casándose, siendo envidiados y felicidades por todos sus conocidos, eran felices como cualquier matrimonio que todos conocían, pero tampoco todo era de color rosado como siempre se muestra en las películas o series. 


México podía ser un país muy desmadroso y divertido, pero no siempre fue así su persona, siendo comparado siempre con USA o Canadá, México sentía un peso en sus hombros que lo dejaba hacer un tanto gruñón, alguien pegado en su trabajo tratando de llenar esos estándares que todo el mundo le ponía, tenia pocas opciones o ser un igual para USA o ser el basurero de las potencias. 

Argentina aveces se quejaba como era gruñón, como aveces se olvidaba de esos detalles que le gustaban como flores o serenatas, suspiraba con tristeza en su hogar donde se sentía solo con su gato que acariciaba y sentía su ronronear, el único que le daba un poco de afecto al menos.


-En serio boludo, estoy aburrido-Se quejaba en la llamada que tenia con su hermano Uruguay.-Que paja salir


-Ay boludo yo te dije ¿No? Que ese wacho no era lo que pensabas, ya se sabia de lo gruñón y mal humor que se carga-Respondía el menor mientras fumaba un poco.


-Si, pero no creí que fuera mas que yo-Suspiraba el argentino mirando la foto de su matrimonio, cerro los ojos un momento recordando aquella fecha, ese hermoso día donde ambos se amaron y se vieron a los ojos para declararse amor eterno.

Era tan cursi y meloso. 


Un toque en la puerta hizo que perdiera aquella imagen.

-Che boludo te llamo mas tarde, tocaron la puerta.-Colgó antes de escuchar a su hermanito dejando su celular de lado para levantarse acomodándose la ropa pensando que quizá sea alguien del gobierno, su mascota o algo parecido.

Pero no.


-¿Que?-Abrió la puerta viendo que no había nadie, estaba por cerrar la puerta cuando bajo la vista encontrándose con un gran ramo de violetas. Se sorprendió por aquello viendo a los costados buscando una señal.


Con culpa, pena, se inclino tomando aquel gran ramo, acariciando sus pétalos viendo que venia con una tarjeta entre sus flores. Oh no, de nuevo no.


Desde hace ya unos años, quizá unos meses después de su matrimonio, empezo a recibir cartas extrañas, palabras dulces, poemas de su belleza y cultura. Al principio pensó que era una broma y solo las tiraba, pero poco después empezaba a ser mas insistente, con flores, regalos o gente que cantaba en tu puerta, algo ya muy viejo pero, tan dulce.

Lentamente esperaba con ansias estos detalles guardándolos en su armario, una parte medio rota donde estaban todas las tarjetas que le mandaba ese admirador secreto. ¿Quien seria?.


-"Con solo verte se me para toda la economía"-Leyó en esa carta dejando salir una risa, esas cartas le regresaban de cierta forma, algo de diversión, esas palabras como novios que trataban de coquetearse. Le recordaba a México en sus primeras citas.

Vio de reojo un cuadro con la foto de México, esa cara seria, su traje habitual. Solo decidió callarse y subir a su habitación con esa nueva carta en su colección. 


Dejo las violetas en un jarrón especial decorando la sala para poder verlo cada vez que bajara, siempre que se marchitaban sus flores llegaban nuevas, cosa que le gustaba mucho. 

Esa tarde no pudo llegar México para dormir, tenia una reunión con la Unión Europea para negociar sobre su comercio, así que Argentina paso la noche solo mirando el techo, abrazando su nueva carta pensando quien seria. ¿Quien podría enviarle estas cartas?. 


¿Chile? Alguien dulce, de cabellos sedosos y largos, sin duda alguien que podría verse como romántico que antes cuando estaban juntos si le enviaba esas cosas románticas, ¿O Perú? Un joven dulce con una sonrisa tan luminosa que podría derretirlo. 

Suspiraba rodando por su cama quedando de costado viendo en un retrato su foto de recién casado, decidió dejar la carta para dormir. 



Al día siguiente, después de un día duro de trabajo llego México con su traje de siempre, dejando su maletín en la mesa de la entrada, camino buscando a su esposo con la mirada viendo como este acomodaba el ramo de violetas que tenia en su jarrón especial, sintiendo el olor dejando salir una dulce sonrisa. 

Sonrió.


-Hola cariño ¿Que haces?-Sonrió acercándose, viendo como Argentina se levantaba rápido.


-Nada-Sonrió nervioso.


-¿Y esas flores?-Dijo con cierta curiosidad.


-No se-Dejo escapar una dulce risa- Me las dejaron- Bueno, eso era verdad.


México sonrió tierno viendo a su esposo. Sabia que ocultaba algo. 


México por sus asuntos no podía demostrar abiertamente su amor o un estado "débil" si seguía los pasos de sus hermanos sabia que jamas podría dejar de ser solo "el vecino de USA" así que trataba de ser uno igual, alguien duro y serio, apesar de que su corazón tenia una guitarra cantando a cada momento.

Pero aperas de eso sabia que no podría dejar de enamorar a su amado todos los días, como se lo había jurado en el altar. 


Por ello, después de unos meses de haberse casado, empezó a mandar cartas con frases sucias que sabia que le gustarían a su amado, frases románticas, un poco de todo para hacerlo reír, al ver como tiraba sus cartas empezó a mandar violetas que sabia eran sus favoritas, también de regalos que quería o le hablaba haciéndose el ocupado. 

Amaba llegar a casa para ver su sonrojo y sonrisa cómplice en su rostro, ademas de descubrir como cuidaba tan bien sus cartas con perfumes que no solía usar para que no sospeche, sabia que quizá estaba haciendo mal, pues Argentina quizá terminaría enamorado de alguien más, pero después piensa, ese alguien más era el mismo. 


Sabia que un día debía decírselo, debía ser honesto con su amado, pero por ahora, con esta situación prefería enamorarlo de lejos con otro nombre en sus cartas. 


-¿Vamos a comer?-Propone acercándose para acariciar sus cabellos.


-Vamos-Argentina se acerco para tomar su mano viéndolo con esos ojos azules llenos de pasión y amor. México amaba ver esos zafiros, jamas se cansaría. 


Ya quería verlo sorprendido el día que le diga la verdad. 



Ramito de violetas (MexArg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora