¡花! Flowers 🌸

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— Mamá, ¿el físico importa? — Ese día la señora Huang y su hijo se dirigían a su casa, acababan de comprar un delicioso helado de vainilla para Renjun, más otro de galleta perteneciente a la madre. La brisa era agradable, pues los vientos frescos no eran demasiado fuertes o inexistentes. Grandes cúmulos decoraban todo el cielo, como si fuera la cama de ángeles tristes que no tardarían en llorar, ¿el nombre de sus lágrimas? Lluvia.

En la clase de Renjun, unos niños habían dicho que les gustaba Haneul, a su parecer la chica más bonita de todo el salón; su cabello era de color castaño claro, bastante suave y sedoso a la vista, unos lindos grandes ojos avellana, una nariz pequeña, con piel tersa, blanca y tenía unos lindos labios rosados. Por el otro lado, habían dicho que Mimi, era una niña fea y hasta incluso se lo habían dicho en la cara, Renjun realmente quería haber ayudado pero su mejor amigo Jeno lo detuvo, pues eran niños muy malos y no quería que lo dañaran, al menos eso había dicho su mejor amigo. Afortunadamente la maestra había intervenido, haciendo que los malvados recibieran su castigo.

Su madre se detuvo en el parque que quedaba a tres cuadras de su casa, la ubicación tenía un jardín de flores muy bonito, curiosamente ese día no había niños jugando por ahí, lo más probable es que sus madres no querían que se resfriaran por los posible pronósticos de lluvia, impidiéndoles ir a al parque.

— Renjun, cuando tú vas a un jardín con muchas flores, ¿cuáles eliges primero? — Oh, ese era un viejo truco que ya estaba bastante utilizado, para hacerle ver de forma simple a los niños el porqué la vida era tan cruel, simplemente enfocándonos en lo que podemos ver y en lo que no, aún así, la madre sabía que en cierto tendría que llegar esta conversación.

— Las más... — El pequeño niño de seis años, estaba apunto de hablar, pero se vio interrumpido por un niño que apareció de los arbustos con una sonrisa gigante y que hizo retroceder un paso a la mujer de treinta y dos años.

— ¡Las más feas! Se ponen en otra parte de jardín y así crecerán aún más bonitas, no puedes comparar una margarita a un girasol después de todo. — El pequeño del cual no conocían nombre rio confiado en sus palabras, la señora Huang le observó con asombro, mientras que su hijo empezó a saltar emocionado con su helado en su mano.

— ¡Cuéntame más! — Ahora era Renjun quién estaba sonriendo, sus dientitos de leche se hicieron presente, haciendo que Jaemin se quedara embobado por el chico que tenía en frente. — ¿Me podrías contar?

El chino ladeó su cabeza esperando, también quito unas cuantas hojas de un color verde intenso que decoraban la cabeza de ese infante tan misterioso.

— ¡Claro! — Finalmente había entrado en razón. — Si hay flores que son feas, eso signfica que su lugar no es ahí, pertenecen a otra parte del jardín, donde puedan crecer fuertes, lindas y perfectas a su manera. Por eso nunca verás un girasol, una margarita y a un baobab juntos, aun así, se quieren mucho y viven en armonía. — Después de hablar, pasó su lengua rápidamente por el helado del otro niño, el cual río de nuevo.

— ¿Cómo te llamas? ¡Tu sabes mucho! Así como... como... — En su mirada hubo duda, tratando de encontrar una buena comparación. — ¡Como de aquí a la Luna, no, no, a Saturno!

— Me llamó Na Jaemin, un gusto en conocerte. — Le extendió la mano. — ¿Y tú como te llamas?

— Me llamo Huang Renjun, ¡a qué es muy bonito mi nombre! ¿Verdad? — Sus ojos se empezaron a encender con un lindo brillo ante la presencia del coreano.

— ¡Sí, es muy lindo, como tú! — Las palabras de Jaemin causaron un sonrojo en la cara de Huang, quien estaba a regresar el cumplido.

— ¡El tuyo también! ¿Te podría llamar Nana?

ᝰ Jardín de flores - Jaejun. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora