Extra [SeungIn]

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Sostuvo y apretó con fuerza para proteger la llave que estaba escondida entre sus manos; la que podía ser su pase de salvación y de salida de aquel infierno. Intentaba no ejercer demasiada presión en ella, pero, sentía que su corazón tenía un latir demasiado rápido para su gusto, que su boca se secaba, que sus manos tenían un leve temblor. Los nervios y las ansias recorriendo su cuerpo hasta apoderarse por completo de él le tenían mordiendo su labio inferior.

Intentó mantenerse en calma lo más que pudo, pensando en que había logrado intercambiar palabras con los demás cambiantes cautivos como un medio para tranquilizarse. A diferencia de los humanos, muchos de ellos solían ayudarse mutuamente con frecuencia, sobre todo desde que la mayor parte del país era controlada por humanos que querían cazarles, matarlos, o, como era el caso en el que estaban, venderlos; lo cual podía llegar a ser mucho peor que las demás opciones.

Sentía la necesidad de tragar algo, pero, no tenía la suficiente saliva en su boca como para hacer eso, ni siquiera humedecería su garganta. Desvió su mirada hacia abajo, observando cualquier cosa que estuviera ahí, intentando tener un perfil tan poco perceptible como le fuera posible, agradeciendo que los humanos no pudieran escuchar el acelerado latido de su corazón, u oler su nerviosismo. Estaría en problemas si ese fuera el caso.

No sabía si era la emoción o las ansias por salir de aquel lugar, o si se trataba de otra cosa lo que le tenía así. Las últimas veces que había escapado, había sentido más que todo terror dentro de él, así que se preguntó si se estaba acostumbrando a todo eso. Miró por un momento a Yong Bok, oyendo como su corazón también estaba acelerado, podía oírlo con claridad; el de él, el de los demás, e incluso, escuchar las palabras del presentador desde esa distancia. Tenía muy buena audición, aunque a veces eso le jugara en contra, como presentía que le pasaría en unos momentos si no tenía cuidado.

Debía pensar en que era lo que haría cuando fuera trasladado, seguro que habría guardias allí para cuidarlos, no sabía como se supone que lograría escapar de allí si la jaula seguiría cerrada; aunque supuso que Sam tendría algo que ver en ello, por lo que había mencionado Yong Bok antes. Los minutos en que se perdió en sus pensamientos pasaban lentos, pero, rápidos a la vez, causándole tensión. No estaba seguro de querer enfrentar a las personas que reían no muy lejos de la habitación donde estaban. Ni siquiera quería saber el motivo de sus risas.

Sentía que podía confiar en Yong Bok, algo en él le transmitía esa seguridad que podría llegar a faltarle, era tranquilizador a pesar de su mirada feroz. Incluso, sentía que había visto su rostro en otro lugar, tal vez en alguno de los viajes que hacía antes de que lo capturaran por uno de los desiertos que visitó, y, por el que viaja en su forma animal. Intentó centrarse en eso para distraerse.

Ser un zorro del desierto tenía sus desventajas, como lo era ser capturado por humanos por su piel, o, incluso, como una mascota. Se estremeció al recordar la primera captura, ocurrida hace unos tres años, si calculaba bien. Aunque, considerándolo bien, ni siquiera estaba seguro de que día era.

A esa le siguieron cuatro capturas más, en las que se metía sin él quererlo realmente, pero, parecía algo que el destino le hubiese impuesto. Si lograba salir de allí, se preguntó si nuevamente no sería capturado, si seguiría vagando solo. Su cuerpo se tensó sólo con el pensamiento

No le gustaba la soledad, la detestaba.

Era mentalmente más fuerte por lo que vivió en su niñez, el hecho de que aprendió a valerse por sí mismo, pero, eso no era suficiente. Tenía traumas que dudaba poder superar alguna vez en su vida. Al menos había logrado controlar los ataques de ansiedad.

Cautivo [MinLix/LixKnow]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora