¿Porque no se marchaba de una vez?
Esa era la pregunta que daba vueltas en la cabeza del más joven mientras caminaba apresurado por el centro comercial. Se había topado con la sorpresa de que un hombre algo mayor y con un cuerpo demasiado tonificado lo estaba siguiendo desde unos cuantos minutos mientras recorría el lugar. Al principio lo ignoro, pensó que quizás el hombre también estaba recorriendo el lugar, pero al ver que se detenía a cada tienda a la que el entraba se asustó.
Cada rincón de su cuerpo están tieso, alerta a cualquier tipo de movimiento o sonidos extraños. Podría jurar que su corazón estaba a nada de salirse de su pecho y el hecho que sufriera paranoia solo empeoraba la situación.
Su figura se movía con rapidez y destreza entre el resto de personas buscando desaparecer del campo de visión de aquel extraño que parecía esmerarse en alcanzarlo. De un momento a otro sintió una fuerte punzada en su cabeza y una amarga sensación instalarse en su sistema, sus mielosos ojos recorrían el lugar en busca de algún guardia con urgencia, logrando oír unos pasos apresurados detrás suyo junto a una voz ronca y casi inaudible.
Estaba cerca, maldición, estaba tan cerca de la salida. Se apresuró en llegar moviendo sus pies tan rápido como se lo permitían, no importaba si se cansaba o terminaba desmayado por el fuerte dolor en su cabeza, la paranoia lo estaba carcomiendo y lo único que deseaba era salir del amontonamiento de gente u respirar aire fresco, porque el aire que soltaba los aires acondicionados del lugar solo parecían marearlo más. Sus ojos observaba la salida como si fuera el mismísimo cielo y suspiro al notar que con-tan solo dos pasos mas estaría afuera y podría correr hasta perderse en la ciudad.
Pero antes de poder dar un paso fuera del lugar un duro y trabajado abdomen se interpuso en su camino, haciendo que por el susto el chico se sobresaltara y retrocediera.
Emilio nunca había visto tan alterado al pequeño adolescente, el chico estaba extremadamente pálido y su agitada respiración se podría oír a ocho pasos de distancia. Parecía asustado, confuso y algo perdido, así que su mejor idea fue tocar su brazo para traerlo a la tierra.
Pero lo único que logro fue que el chico se asustara aun más, lanzándole por acto de reflejo un puñetazo en dirección a su rostro que el mayor logro esquivar algo confundido por la acción. Joaquin parpadeo antes de disculparse.
-¡Oh, Emilio!-exclamó luego de pedir perdón unas diez veces. Un enorme alivio reemplazó todo el miedo que yacía en su sistema y se volteó para comprobar que el desconocido ya no estuviera. Pero su cuerpo se tambaleó al ver el rostro del hombre alzado en su dirección, con una sonrisa para nada amigable en su rostro.
Y Emilio noto aquello.
-¿Te está molestando?- preguntó tomando por instinto la pequeña cintura del chico entre sus grandes manos para acercarlo a su cuerpo. Joaquin asintió.
Su semblante endureció y el enojo se reflejó en sus ojos, los cuales se clavaron en el desconocido haciéndolo sentir repentinamente incómodo y quizás, asustado. El hombre le mantuvo la mirada por unos cuantos segundos antes de voltear y alejarse, y el realmente tuvo que contenerse para no ir tras el para desformar su estúpido rostro.
El castaño volvió a voltear y su cuerpo se relajó entre los brazos ajenos al ya no notar la presencia del desconocido, su pulso se calmó y sintió como la sangre volvía a circular con más tranquilidad en su cuerpo.
-¿Quieres ir por un café?- le preguntó suavemente, recibiendo un pequeño sonido de afirmación en respuesta. Su mirada café viajó hacia la tienda en donde se encontraba su mejor amigo y recargó su quijada sobre los sedosos mechones castaños mientras envolvía al chico en sus cálidos brazos.
Camilo no se enojaría por dejarlo solo en el centro comercial, ¿verdad?
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Un tonto lindo[Emiliaco]
FanfictionADAPTACIÓN -¡Niño tonto! ¡Eres un... -un tonto lindo. -Créditos a @trolafan -Contenido Homosexual -Historia corta