Alexa es una hacker, con sus habilidades ha podido descubrir un secreto que está entrelazada al planeta tierra y a un planeta del espacio. Tendrá que unirse a los portadores de Calix, un arma capaz de detener el mal que está por acechar la galaxia.
...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Narra Alexa.
Hoy Jeremy nos ha convocado para algo que no dijo qué era. En realidad dudo mucho que sea para aclarar dudas.
Llego a la sala pero no hay nadie, es entonces que escucho a Michael detrás de mí.
—Pensé que nunca vendrías. —dice recostado en la pared.
—¿Dónde están los demás?
—Jeremy se cansó de esperarte, por lo que fueron a otra sala. Decidí quedarme para llevarte ahí. —dice mientras empieza a caminar hacia el pasillo derecho. Lo observo sin moverme de mi lugar, algo que él nota. —¿No vienes?
—¡Ah! Sí, sí, ya voy. —digo mientras me acerco a él. Ambos nos encaminamos a la sala de la que habla Michael.
Cuando llegamos, Jeremy está de brazos cruzados.
—¿Porqué tardaron tanto? —dice frunciendo el ceño.
—Es mi culpa, —digo antes que Michael responda. —Estaba ocupada que olvidé tu mensaje.
—Ya no importa, —dice. Michael y yo nos unimos al resto. —Estoy seguro que la mitad de ustedes tienen una idea vaga de qué hacemos en ésta habitación.
—Comeremos un banquete sorpresa, ¿Cierto? —pregunta Harry mientras sonríe. Kennie se da una palmada en su rostro y Michael niega con decepción.
—No puede ser, —dice Jeremy rodando los ojos. —No estamos aquí para comer, Harry. ¿Alguien más que opine algo? Que no sea comida.
—Estamos aquí para saber más sobre Calix. —dice Kennie cruzada de brazos. Ésa chica sólo así vive.
—Cerca. —responde. —Están aquí para entrenar.
—¡¿Qué?! —exclamo. Entrenar, dijo entrenar. ¡Saben muy bien que soy mala en deportes! Aunque, oh, olvidé decirles éso. —¡Jeremy, soy mala en los deportes!
—No te salvarás, Rechner. Aunque seas inteligente no te salva de hacer ejercicio. —dice. Hago puchero mientras me cruzo de brazos.
Jeremy se acerca a una puerta, presiona un botón y la puerta se abre. Adentro, hay miles de trajes extraños, su textura parece de látex, y su color es blanco con unas líneas de color en el pecho. Hay diferentes trajes con colores distintos. Pero Jeremy escoge cuatro trajes.
Jeremy empieza a entregar los trajes a cada uno. A Michael le entrega un traje blanco con líneas negras. A Kennie con líneas azules, y a Harry con líneas verdes. El mío posee líneas moradas.
—Vístanse con estos trajes de entrenamiento.
—Pero son pequeños. —dice Harry. Es cierto, ni una pierna puede alcanzar en ellos.
—A simple vista son pequeños, pero se estiran al usarlos. —dice.
Todos nos dirigimos a nuestras habitaciones. Observo mi traje con duda, es muy extraño y de tela tipo látex. Jamás me gustó y me gustará los trajes de látex. Suspiro mientras empiezo a desvestirme para colocarme el traje. Al principio me es difícil porque es pequeño, pero conforme mis piernas y brazos están en su interior, éste se estira hasta ser de mi talla.
Es sorprendente, el traje da un leve brillo y su color cambia a uno morado con algunos detalles azules y blancos. Esto... ¿Qué acaba de pasar?
Salgo de la habitación. El traje cubre todo mi cuerpo, ya trae sus propias botas y guantes que están adjuntos al traje. Observo que Michael parece igual de confundido que yo, su traje cambió a un color negro y detalles azules y blancos. Harry tiene el traje de color verde y detalles negros y blancos, y Kennie tiene el traje azul con detalles morados y blancos.
—Se ven bien, —dice. Con mi mano estiro la parte del abdomen de mi traje en señal de incomodidad. —Sé que son incómodos pero evitarán que sufran algun ataque que los lleve a la muerte.
—¿Y qué hay si el enemigo nos ataca hasta llevarnos a la muerte? —pregunta Kennie.
—Es por eso que deben hacerse más fuertes. El refugio Calix posee robots para entrenar, por lo que, —De su bolsillo saca un control para presionar un botón. De la parte de arriba del techo salen varios robots. —Les deseo suerte y no se dejen vencer.
Jeremy sale de la habitación para cerrar la puerta del lugar. Corro con rapidez hacia ella para intentar abrirla pero está cerrada. Jeremy me observa sonriendo, y su mirada expresa un lo siento.
—¡No me dejes aquí, Jeremy! ¡Voy a morir! —exclamo desesperada. Michael se acerca a mí para apartarme de la puerta.
—¿Qué crees que haces? —pregunta. —¡Debemos destruir los robots!
Lo observo asustada, pero asiento. Ambos nos colocamos espalda con espalda para protegernos mutuamente. Un robot se acerca a nosotros con velocidad, Michael lo detiene lanzándole golpes hacia su rostro robótico. El robot cae al suelo despedazado, significa que Michael tiene una fuerza sorprendente.
Me acerco con velocidad al robot para revisar su sistema. Al abrir la caja de cables eléctricos, lo que contemplo es desconocido para mí. Miles de cables entrelazados entre sí pero conectados en un mismo punto.
—¿Qué estás haciendo? —pregunta Michael mientras me guarda la espalda. Los robots caen uno por uno.
—¡Lo necesario para salir vivos de aquí! —exclamo. Sigo mis instintos y elijo un cable al azar, para luego estirarlo hasta romperlo. De la nada, el robot hace aparecer una espada extraña. —¡Perfecto!
Tomo la espada entre mis manos. Michael está atónito por lo que no nota la presencia de un robot a sus espaldas, éste lo tira al suelo dejándolo herido. Me abalanzo sobre el robot para atravesarlo con la espada, destruyéndolo.
—¡Michael! ¿Estás bien? —pregunto con preocupación. Él asiente.
Desde nuestro sitio contemplamos cómo Kennie y Harry se las ingenian para destruir a los robots. Ella está encima de un robot, que trata de quitársela de su cabeza. Harry está pateando y dándole golpes desde el suelo. El robot cae, pero antes de que lo haga, Kennie salta hacia el suelo. Cuando el robot está en el suelo, Kennie le arranca todos los cables de su interior, hace surgir una vara electrificada en sus esquinas. Con ella siguen destruyendo robots hasta acabar con todos.
—Buen trabajo, —escucho a mis espaldas. Es Jeremy que ha entrado a la habitación. —Veo que tienen potencial. Sobre todo tú, Alexa, usaste tu inteligencia para hacer algo útil.
—¿Me estás llamando inútil? —pregunto con molestia. Él se asusta y niega con rapidez.
—¡No quise decir eso! Es sólo que dijiste ser mala en deportes y pensé que saldrías lastimada. —dice. Suspiro para controlarme. —Significa que están listos para su primera misión cómo pilotos de Calix.
Nuestra primera misión, siendo parte de Calix. Pensé que no podría con esto, pero creo que si lo lograré. Me concentraré en buscar a Summer y en las misiones. No me he olvidado de tí, hermana. Siempre estás en mis sueños.
