Capítulo 38 (Editado)

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Capítulo 38


La vida suele ser injusta en el mayor de los casos. Tal vez porque lo vemos de esa manera, tal vez porque no nos detenemos a pensar en que fue lo que ocasionó su injusticia para con nosotros, tal vez porque nos tapamos los ojos antes de cometer algún acto que nos dé la consecuencia que más adelante llamaremos injusticia. Tal vez sólo lo llamamos así porque no aceptamos que hemos fallado y que es nuestra consecuencia. Al fin y al cabo, somos humanos y pasamos nuestra vida entera cometiendo errores, pero el peor error que podemos llegar a cometer; es el no aceptar nuestras culpas.

Dimitri sentía que ya lo sabía. Él en sus adentros percibía su inocencia, sentía la injusticia para con ella, pero, a pesar de todo el sentimiento, no hizo nada. Se atormentaba con su recuerdo cada que volvía esa corazonada en su interior gritándole que todo era una vil mentira. Sin embargo, era mucho más fácil culparla por un pecado que no cometió que aceptar su grandísimo error.

—Ya está fuera de la ciudad. —el hombre comentó una vez se había posicionado frente a él. —En unas horas saldrá su vuelo fuera del país con rumbo a Badajoz. Lisseth la está vigilando, y por supuesto, ella no lo sabe.

El hombre mantenía la cabeza apoyada en el respaldar de la silla, su rostro no tenía expresión alguna. Sólo había entrado al lugar sin mirar, ni hablar con nadie. Entró directo a su despacho y dio órdenes precisas, ya venía con todo muy bien planificado.

—¿Te encargaste que no llevará nada? —dijo con voz cortante y con la mirada desenfocada. —No quiero ninguna sorpresa.

Frente a él se encontraba un hombre de cuarenta años de edad y el cual trabajaba junto a él desde aproximadamente tres años. Tenía conciencia de que el sujeto mantenía a una familia entera y también era muy consciente de su paradero, no se volvería arriesgar.

—Claro, señor. Sólo lo que llevaba puesto, el boleto ya estaba pago. —le respondió educadamente de forma militar. —El celular se le quitó al salir de acá y yo personalmente la dejé sentada en su lugar.

Dimitri asintió escuchando todo atentamente.

—Encárgate de que no encuentre nada, ni trabajo, ni hombres, ni ayuda alguna. —cada que lo decía se imaginaba a una Maya llorando frente a él de forma descontrolada mientras él cometía el mayor error de su vida. —Nada.

Comentó cada palabra con una rabia que crecía en su interior rápidamente. El desprecio era muy notable. Andrea había hecho algo muy grave, algo que le costó la vida que estaba acostumbrada a vivir.

—Señor, aún no entiendo, ¿por qué no la mató? —dijo tranquilo, pero al ver la cara de su jefe se arrepintió de inmediato. —Disculpe, sé que no es de mi incumbencia.

Dimitri soltó una bocanada de aire.
Para él la respuesta estaba muy clara: Maya. Porqué ahora que conocía la verdad, debía de pensar más de dos veces las cosas que haría a partir de ese momento. Tenía que cambiar todo de él de manera inmediata. Ella era una mujer pura, pacífica, y sumamente buena. Sabía perfectamente que no estaría de acuerdo con la vida que él había estado viviendo durante todos esos años. Una vida que, por supuesto odiaba, pero que había aprendido a vivir bajo el dolor de lo que una vez creyó real.

—Dedícate hacer tu trabajo, —dijo mordiendo uno de sus nudillos con fuerza. El hombre frente a él era uno de los más nuevos, aunque se lo dijera no tendría idea alguna de a lo que se refería, cosa que le parecía bien, sin embargo, no volvería a dejarla expuesta. —pero confórmate con saber que si fuera por mí ya estaría tres metros bajo tierra. Aunque si te soy sincero, todavía lo estoy evaluando.

El hombre lo escuchaba atento mientras asentía con la cabeza. Desde que trabajaba con él, había observado que Dimitri era un hombre sumamente inteligente, calculador, tranquilo, pero muy explosivo cuando llegaba el momento. Tal como una bomba que tiene un tiempo de espera antes de crear un caos que terminaría con todo para siempre. Su jefe quitaba el problema desde la raíz y era lo que estaba maquinando en silencio en sus adentros.

Punto débil © (Versión Corta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora