Capítulo XXVIII

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El tiempo es relativo, y se lo siente de acuerdo a el estado del alma.
Cuando la situación es dolorosa y angustiante el tiempo parece detenerse y no avanzar.
Cuando se está feliz parece que el tiempo pasa volando.
Sin embargo los tiempos buenos y los tiempos malos hay que disfrutarlos y aprender de las temporadas duras las lecciones que nos dan.

Solo cuatro días habían pasado desde que su vida dió un cambio radical, Dan se sentía diferente, veía las cosas diferentes y aunque todavía le quedaban muchísimas cosas por aprender se sentía feliz de la decisión que había tomado. Desde que dijo si, y decidió creer había derramado muchas lágrimas pero eran necesarias, se sentía liviano, libre, su corazón ya no dolía como antes, y la carga que sentía que descansaba sobre sus hombros se había ido.
Él se sentía la persona más rota del mundo, hundido en su propio dolor y tratando de encontrar la razón de las cosas que pasaron en su vida, buscando culpables había perdido mucho tiempo.
Sin embargo ahora se encontraba ahí, su pasado ya no estaba frente a él, ya no lo acosaba, ya no se negaba el disfrute con las personas que Dios había puesto en su camino.

En el auto de su tío iba rumbo a la casa de Sara, está le quedaba a varios kilómetros de la casa de sus tíos, pero en ese momento no le importaba tener que conducir tanto, ella lo valia. Verla esa mañana en la iglesia solo le había confirmado el anhelo que sentía en su corazón por estar con ella, en solo semanas su vida monótona había sufrido una gran transformación la cual había iniciado en el momento mismo en el que él había posado sus ojos en esa cabellera castaña que atravesaba una vez a la semana el campus de la universidad, si en ese momento alguien le hubiera dicho que se encontraría sonriendo cual tonto solo por pensar en ella no le creería.

Lo que había iniciado como simple curiosidad, ahora era la firme certeza de saber que le gustaba Sara, y Dan sabía que ella no le era indiferente, sin embargo no presionaría las cosas, haría lo que se había dado cuánta que realmente funcionaba, orar, lo haría por ella, lo haría porque la quería y aunque él sabía que su proceso de sanidad estaba recién iniciado, no la dejaría, no pensaba alejarse nuevamente de Sara después de todo fué ella la que primera le presento a Jesús en su vida.

Tenía pensado que al llegar la vería y podría tener ese momento de conversación con ella, pero ese plan se vio interrumpido debido a que no más atravesar la puerta, los gemelos lo habían raptado prácticamente y se lo llevaron a su cuarto sentandolo en la cama y parados frente a él con la mirada retadora y amenazante, a eso tenía que sumarle el hecho de que en la habitación formando un círculo y rodeándolo también estaban Jack, Ross, Max, Tim y hasta Tommy se había presentado en el lugar, todos lo observaban con la mirada seria a excepción de Tim y Tommy que le sonreían.

-Bien... dinos Daniel ¿Que intenciones tienes con nuestra hermana?- no sabía el nombre de los gemelos, y aunque la situación le parecía cómica guardo su sonrisa y trato de mostrarse serio. 

- No sabemos nada de tí, y a decir verdad no me agradas para nada...- lo único que Dan había distinguido de los gemelos era la actitud que tenía uno de ellos, justamente el que le hablaba se había mostrado siempre borde y en ocasiones grosero - Pero por alguna razón pareces agradarle a nuestras hermanas y a Tommy- el pequeño le regaló una sonrisa a Dan.

- Leo tiene razón a Sara y Andy le agradas, pero aún no has respondido ¿Cuales son tus intenciones con Sara?- los demás a su alrededor guardaban silencio, los únicos que tenían la palabra eran los gemelos.

- Les puedo asegurar que mis intenciones con Sara no son para nada malas... Solo somos amigos - no podía decirle nada más hasta que hablará con ella.

- Tommy nos contó que tú sabes jugar muy bien al futbol, y ellos..- dijo señalando a los demás en la habitación-.... Lo confirman- el chico que ahora sabía se llamaba Leo estaba tratando de mostrase amenazante, pero a Dan solo le causaba una inmensas ganas de reír por su actitud.

¡Y Si Decido Creer!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora