—¿Entonces... —iba diciendo Graciela mientras salíamos de la escuela—, ¿no vendrás a mi casa?
Moví la cabeza en un gesto de negación.
—"Después de la escuela directo a la casa" —dijimos Ayalis y yo al mismo tiempo, rememorando la vieja instrucción de mi mamá.
—Que gacha, ni que fuéramos a... Bueno ya qué. No quiero que te castiguen.
Sonreí, me quité el cabello que se me metió a la boca por culpa del viento y miré hacia la gran fila de autos que se amontonaba frente a la salida.
—¿No es ese el carro de tu mamá? —Le indiqué con un gesto de cabeza.
—Ouh... Sip. Vamos, Aya. Hasta lueguito, Viry.
—Hasta mañana.
Aya se paró frente a mí.
—¿Te irás en el camión entonces?
—Aja... Hoy no vendrán por mí.
Ya casi nunca pasaban por mí.
—Ve con cuidado.
Me dio un abrazo y yo correspondí.
—Igual tú. Diviértanse.
—Hasta mañana.
Nos despedimos con un beso en la mejilla y la vi caminar a la carretera para subirse al auto rojo que estaba al frente de la fila. Me dijo adiós con la mano, cerró la puerta y así me quedé sola.
Me senté en la banca de madera, que estaba bajo el tejabán destinado como parada de transporte público, a esperar.
No sabía muy bien cómo sentirme cómoda o aparentar estarlo, como mínimo. Siempre que me quedaba sola me ocurría lo mismo: no podía evitar pensar que los demás me veían con lástima o preocupación y muchas veces yo misma me sentía vulnerable, desahuciada... como que la que sobró u no encontró con quién juntarse. Aunque es posible que la persona que más lástima me tuviera fuera yo misma.
Puse las manos encima de las piernas y me miré los pies. Menos más nos permitían usar pantalón en invierno porque, aunque ya estaba en las últimas, el aire seguía un poco helado.
—Hey.
Alcé la cabeza en cuanto sentí unos toquecitos en el hombro izquierdo y antes de darme cuenta Omar ya estaba sentado a mi lado.
—Creí que te habías ido.
—Estoy esperando a que pasen por mí —dijo, cruzándose de brazos— ¿Y tú?
—El camión.
—¿Y eso que no te vas junto con Ayalis? ¿Que no son inseparables?
—Eso me suena a burla. —Lo miré como si quisiera reprocharle pero acabé riéndome—. Se fue con Graciela, tenían planes para ver una película y luego iban a leer una novela, un libro.
—¿Y a ti no te invitaron o qué? ¿No te gusta leer?
—Si me invitaron. No sé por qué pienso que quieres sembrar discordia. Bueno, el punto es que no me dan permiso de ir a otros lugares después de clase, lo cual no me molesta la gran cosa, y además... Sí, casi no me gusta leer. Pero como Aya va a probar los k-dramas yo quedé en probar los libros. Así que estoy por empezar una "básico" dijo ella "La selección". Solo que no puedo... No salgo del primer párrafo, quiero pero no me concentro.
—Oh.
—Sí, oh.
—Igual y después tengas ganas.
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Ustedes que atrapan cenzontles... ©
Teen Fiction"Ustedes que atrapan cenzontles..." es la historia de Viry, una chica que acaba de convertirse en adulta, y que nos contará cómo fue su vida "amorosa" durante sus últimos años de adolescencia, sus buenos momentos y los no tan buenos. Conforme la his...