Kelaia;
Un rato después de haber tomado el helado con Valentín, decidí volver a casa,ya que el tenía que hacer un par de cosas. Entonces vine y empecé a contarle todo a Manuel con detalles.
-- Yo sabía que en algún momento se les iba a dar, negra --dijo Manuel una vez que le conté todo lo que había pasado-- Siempre los dos tuvieron algo que no supieron admitir, porque la manera en la que se miraban no era de amigos.
--Sí, estoy re feliz, amigo --hablé sonriendo.
-- Me imagino --se rió.
-- ¿Y vos? ¿hablaste con Mayra? --pregunté.
-- Sí, hablamos por WhatsApp y quedamos en juntarnos mañana para hablar, me tiemblan las gambas, wacho-- reímos.
-- ¿Posta? --dije y él asintió con la cabeza --Me alegro, sucio --sacudí su pelo-- Y cómo no te van a temblar esas patitas flaquitas que tenés --lo molesté.
-- Gracias, sucia, dejá a mis patas en paz --se rió-- Yo me alegro por vos, y ojalá ahora que tenes novio te empieces a bañar --me molestó
Le pegué en la cabeza y él rió nuevamente, mientras se frotaba donde le había pegado contagiándome la risa.
-- Me dolió, cajetuda.
-- Jodete, mogolico --le saqué la lengua.
-- Mugrienta --reímos.
Siempre nos jodiamos así, era como nuestra manera de demostrarnos cariño y a la vez divertirnos a nuestra manera.
(...)
-- Chau, pajero, portate bien --lo saludé.
-- Sí, mamá --respondió sarcástico -- Cojan con forro que no quiero sobrinos, ¿si? --reímos y salí de casa empezando a caminar hacia la casa de Valentín ya que me había invitado a dormir.
No era tan tarde, así que fuí caminando y a los pocos minutos ya me encontraba en la puerta de su casa esperando a que me abra.
Toqué timbre y a los segundos, me abrió él sin remera. Si me recibe así, lo último que voy a querer hacer es dormir.
Salí de mis pensamientos sucios cuando escuché su voz.
-- Hola, amor --me dió un pico.
-- Hola, lindo --Dije yo entrando a su casa con una mano suya en mi cintura.
Dejé mi mochilita en el sillón y cuando me di vuelta, Valentín me abrazó.
-- Hermosa --dijo sobre mis labios y con la voz ronca. Todavía no podía creer que me haya dado bola, era completamente divino.
-- Hermoso --dije yo, para acto seguido besarlo suavemente.
Nos separamos del beso y me miró a los ojos, tenía esos ojos tan azules que intimidaban y a la vez no podía dejar de mirarlos.
-- Vamos a ver una peli, vení --me agarró de la mano y fuimos hacia su habitación.
Yo estaba atrás tuyo así que me acerqué y lo apoyé jodiendo haciéndolo soltar una carcajada que me contagió.