Capítulo 4

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Almas Gemelas, Volumen 1

Capítulo 4 - Cocinemos juntas

Otro día más en set y parecía que las chicas eran verdaderas hermanas

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Otro día más en set y parecía que las chicas eran verdaderas hermanas. La manera en que colocaban sus frentes juntas mientras actuaban como que se amaban, de lo cual no actuaban mucho. Gracias a todo ese tiempo que habían pasado juntas desde que Valencia se había trasladado hacia el apartamento de la rubia, estas dos tenían una relación tierna entre amigas, amigas con derecho ya que se besaban de vez en cuando pero no mas que eso. El descanso, el tiempo favorito de Valencia para pasar con sus compañeras de trabajo quienes se habían convertido como una familia, como siempre le sucedía en las películas, de tanto tiempo que pasaban juntos, se convertían en personas cercanas. Era inevitable no enamorarse de él reparto "Hola bebe." Florence le susurro al oido de la mayor dandole un corto beso en su mejilla. Valencia hizo un pequeño puchero, ganandose ese habito de Florence, fingiendo estar triste 

"Yo quiero un beso aquí." como una bebe se comporto Valencia quien apunto a sus labios cerrando sus ojos esperando el beso por parte de la chica que mas quería en el momento

"Atrapame y te lo doy," Florence le dijo a la chica riendo y separándose de la chica corriendo al igual que una niña pequeña viendo de vez en cuando a la mayor quién se levanto en seguida y la persiguió. Nada parecía estar molestarlas en ese momento, corriendo por el césped sintiéndose libres junto a una brisa fuerte que movía su cabello y las hacia sentir en un estado de paz. Ningún tipo de preocupación, nada de estrés, solo felicidad y amor rodeándolas. Una vez que Valencia comenzó a acercarse esta tomo la cadera de Florence y la jalo hacia ella viéndola directo a sus ojos perdiéndoselos una vez mas en ellos como siempre solía hacerlo en esa pequeña cantidad de espacio. Esta apreto de su cadera ligeramente antes de acercarse a ella y darle un beso en sus tiernos y suaves labios "¡Oh dios mío! ¡Ese beso fue demasiado para mí! ¡Me desvanezco!" la chica se expreso dramáticamente derritiéndose en los brazos de la chica hasta que esta cayera al suelo junto con Valencia quien rio al ver a Florence en el suelo actuando como si fuese una difunta

"Dice la leyenda que con un beso de verdadero amor la bella durmiente despertara, intentémoslo," la menor siguió la actuación mala de la chica dandole un pequeño beso esperando a que esta se levantara pero esta tan solo se quedo ahí con sus ojos cerrados. Valencia dejo salir un jadeo dolido causando que Florence riera y abriera sus ojos de nuevo "¡pensé que era tu amor verdadero!"

"Lo eres." Florence imito la pose de la mayor quien estaba acostada en un costado con su cabeza recostándose en su mano la cual estaba descansando en su brazo la cual sostenía todo el peso de su cabeza. Estas dos se vieron con una mirada de cariño sonriendose, cada una pensando en cosas diferentes. Valencia pensando en cómo estas dos no hablaban lo suficiente a pesar de que estas siempre hablaban y siempre estaban juntas, no era suficiente ese tiempo que pasaba con ella, necesitaba más de lo que ya tenia. Mientras Florence se imaginaba un futuro con esta, un futuro donde tenían su propia casa junto con pequeños niños corriendo alrededor de la casa mientras estas hacían comida juntas. El momento se interrumpió cuando Valencia tomo un girasol de el césped colocándoselo en el cabello de esta antes de besarle su frente tiernamente. Parecía que el día corría más rápido de lo que solía, tal vez por el hecho de que la sesión se había terminado antes de tiempo pero en un cerrar y abrir de ojos estas dos ya se encontraban en el apartamento

"¡Muero de hambre!" exclamo Valencia tirandose en la cama dramáticamente y con intención de que Florence preparara cena, de esa casera que parecía semanas desde que no comía. Pero eso no resulto ya que Florence sabia justo lo que la mayor tramaba 

"Deberías de ayudarme. Y así estará más rápido la comida y será más divertido." con ese enunciado simple Valencia fue convencida colocandose uno de los tantos delantales de Florence. La menor sonrió al instante agradando como este se veía en ella, la hacia sentir como su fuesen algo más allá que solo compañeras de trabajo o que amigas que viven juntas. La hacia sentir como si fuesen una pareja que utilizaban la ropa de la otra sin siquiera pedirla prestada ya que sabían que a la otra no le importaba. Florence tomo unas tiras de pasta sin cocer en su mano mostrándosela ganandose un asentido rápido de la mayor quien comenzó a sacar los ingredientes necesarios para los condimentos de aquel platillo. Después de colocar la pasta en agua hirviendo Florence se dirigió a su teléfono conectándolo a la bocina y colocando música movida captando una sonrisa divertida de Valencia quien estaba cortando algunos tomates. La rubia se coloco detrás de esta abrazándola y viendo lo que hacia mientras se movía al ritmo de la música. Valencia tomo un trozo de tomate y se lo dio a Florence en la boca con una pequeña sonrisa. La menor siguió bailando ahora tomando los brazos de la ojo azul y obligándola a detenerse. La chica recién interrumpida se dio la vuelta bailando alegremente junto con Florence quien cuidaba de la pasta desde lejos. Estas dos brincoteando de un lugar a otro disfrutando de la música explotando desde la bocina viéndose entre sí con alegría corriendo en ellas. Cuando la canción termino estas dos recuperaron su respiración y se dirigieron a lo que recién estaban cocinando dejando que la música las guiara en el proceso y que estas se dieran bocados de comida en el proceso de aquella comida tan esperada. Una vez lista estas tomaron asiento en la pequeña mesa que compartían imitando la misma acción que estaban haciendo cuando estaban cocinando. Dándose comida en la boca de la otra compartiendo risas cada vez que a una se le caía su bocado o cuando una manchaba a la otra, lo cual lo resolvían con su lengua limpiando aquella imperfección en sus caras. Algo de lo mas romántico de lo cual nadie esperaba en una edad tan corta. 



Almas Gemelas, Volumen 1 - Florence PughDonde viven las historias. Descúbrelo ahora