Hilo rojo

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"Dicen que un hilo rojo invisible al ojo humano, nos conecta con la que se supone es nuestra alma gemela, el hilo puede tensarse, aflojarse, enredarse pero nunca romperse. Todas las personas estamos conectadas a alguien...."

Estaba divagando en mis pensamientos, desde afuera e incluso en mi interior, ya nada tenía sentido, si fuera una película esta escena estaría gris y llena de una soledad indescriptible que traspasaría al televidente. Ya no tenía lágrimas para derramar y eso era lo que más dolía, enfermaba con cada respiro que daba, sentía como me quemaba y me vaciaba por dentro; para este punto ya solo era piel y huesos con órganos tratando de mantener vivo algo que evidentemente había muerto desde ese día. Era simple, solo tenía que quitarle el seguro, una detonación justo en la sien y por fin daría descanso a mi pobre alma que imploraba que todo este sufrimiento acabara de una buena vez. Quizá pueda encontrarme con ella, pensé. Pero soy demasiado malo como para merecer un premio como ese.

¿Qué fue lo que me llevó a estar en éste punto de mi vida? Déjenme empezar con el principio, porque empezar con el final sería sentenciar mi muerte sin dar paso a contar lo que hace tan miserable mi existencia.

No toda mi vida fue así, puedo decir que incluso tuve una niñez muy buena, viví con mis padres y amigos momentos muy agradables y aunque no todo en la vida es feliz, a pesar de eso, disfruté mucho de todas mis vivencias hasta hace tres meses. Tuve un crecimiento normal, estudié como toda persona normal haría, tuve novias y experiencias por las cuales los padres siempre se ponen un poco más gruñones de lo normal. No sabía que todo empezaría cuando por primera vez ví aquellos ojos verdes; lucían bastante tímidos, ¿Y cómo no? Seguro mis ojos se verían igual si entrara a una nueva escuela justo a un año de acabar todo una etapa escolar. No me percaté, ni siquiera pasó por mi mente que eso desencadenaría una serie de eventos futuros que me llevarían a ser una persona con depresión y tendencias suicidas que el mundo olvidaría después de unos meses.

Layla, una chica proveniente del estado vecino, con padres divorciados, vino a vivir a mi estado con su mamá, estaban huyendo al parecer de su padre alcohólico y violento; a pesar de las múltiples órdenes de alejamiento que habían puesto, el hombre tenía una enorme sed de hacerles la vida imposible. Aunque por lo que sé, hace años había jurado amor eterno a su esposa en el altar. Jamás entendí como algo que hace que la gente se divierta, puede cambiar para mal a otras.
Layla nunca fue una chica extrovertida, quizá por el ambiente en el que se desenvolvió toda su vida, era más bien una chica que amaba estar inmersa dentro de si misma, soñadora y curiosa, lamentablemente nunca pude conversar con ella como ahora quisiera, nunca pude conocerla por mi propia cuenta, y es algo que no me deja dormir.

Las clases con ella, debo admitir que no eran más allá de lo normal, nunca entablamos conversación en la escuela y mucho menos fuera de ella; podía verla en las aulas y los pasillos, sin embargo nunca llamó mi atención por extraordinaria. Sabía que tenía una amiga, Rose, pero mucha gente las juzgaba y las llamaba raras. Como a mí no me afectaba, nunca dije nada, pero tampoco me unía a los grupos creados para molestarlas.

El ciclo escolar avanzo rápido, ya se rumoraba sobre las preparaciones para el típico baile de graduación y eso que faltaban 4 meses aún para terminar; también ya teníamos nuestras solicitudes enviadas a las universidades de nuestro agrado, para mí nada de eso era un problema, tanto odiaba los bailes escolares, como mi promedio estaba alto para que me aceptaran en alguna universidad.

Un día sin relevancia había llegado a la escuela con un sentimiento tan extraño recorriendo mi cuerpo, no sabía que era, quizá recordar la noche anterior me causaba una sensación de culpabilidad y remordimiento, ¿Hubiese podido hacer algo más? Dicen que el hubiera no existe y cuánta razón le hallé a eso en el momento en el que la directora de la escuela nos daba la terrible noticia.

Hilo rojo Where stories live. Discover now