Mutuos Secretos

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        _______ Día 121 _____

Desperté tarde en mi pequeño cuarto de aquella plaza en destrucción, despues de mi primera noche perfecta con Patrick.

Aquel enorme domo que formaba un enorme sol, volvió a brillar.

Tome de aquel portafolio la fotografía de Patrick y la coloque entre mis favoritas que colgaban de aquella pared grafitiada y desgastada.

Había perdido mi oportunidad de pasar a la historia como la chica con cancer que jamás conocío el amor.

Gracias aquel tropiezo en aquella sala de cine por la tarde, llevándome a este punto, donde me pierdo al contemplar su rostro en aquella fotografía análoga.

Era mi día libre, uno de los privilegios de estar muriendo de cáncer es poder tener descansos con goce de sueldo.

Así que aproveche el día al máximo, porque es imposible poder tener días de descanso en la funeraria de Dom, pobre de Faustus, siempre paga las consecuencias al ser la consentida de Dom.

Tome toda mi ropa sucia y la coloque en una cesta, para ir a una lavandería cercana de aquel fraccionamiento de alcurnia, no podía entender cómo seguía en pie este centro comercial de 27 años de olvido dentro de esta zona.

Tocaron a la puerta de mi pequeña guarida secreta restaurada.

El único que conocía el lugar era Tezli, de inmediato deduje su presencia.

Tendría que pagar después de todo mi deuda por aquel cargamento especial de heroina, cocaina, cannabis, anfetaminas y éxtasis, que me había dado, a cambio de seguir teniendo encuentros sexuales con él.

En algún punto podía decir que disfrutaba tener esos encuentros apasionados y descontrolados con él, en verdad que lo hacía, pero al terminar, repudiaba la idea por la cual lo hacía, no podía evitar llorar y sentirme una mierda al ser un objeto para el y para todo aquel que quisiera tenerme.

Debo abmitir de igual forma que el tipo era un salvaje en la cama, sumando su atractivo y rudeza.

En el acto nunca paraba de repetir que se moría por mí, por el efecto de las drogas tal vez es lo único que recuerdo tristemente.

Tal vez era una de tantas en su catálogo de adquisición placentera.

Tezli se puso a husmear entre mis pertenecías, observando mi muro fotografíco, llamando su atención la foto de Patrick.

—Vaya, no te conformas con un simple peón, vas por el rey de la zona, bella plebella —espetó—regresando su mirada hacia mí, desprendiendo aquella fotografía de mi pared.

No entendía a lo que se refería le mencioné. Podía notar la furia en sus ojos.

El era todo, menos estúpido.

—!Te estas cogiendo al jefe de narcóticos de la zona, maldita zorra ¡ —espetó. —¡Mi jefe! —llevando aquella fotografía a centímetros de mi nariz.

Sentí en aquel momento un miedo inmenso invadíendo mi cuerpo, jamás había visto de esa forma a Tezli.

Pero el mayor miedo que ahora me invadía era que Patrick me ocultaba algo, lo cual ya había descubierto.

Nuestra posible relación acabaria en el momento en que Tezli hablara.

—¡Habla maldita puta de quinta ¿Como lo conociste? ¿Quien te lo presentó?! — dijo—mientras destruía aquella fotografía, envuelto en rabia.

—No se de que hablas, solo es un cliente que me pidió unas fotografías en la funeraria donde trabajo—respondi— con firmeza.

Tenía que mentir, no había remedio, no quería que Patrick supiera más de mí, aunque yo, ya sabía más de él.

Cuando la vida nos separe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora