Kingdoms of discord.

Sabotaje en la unión.

Hace mucho tiempo existían 4 reinos, Hielo, Tierra, Fuego y Aire que vivían en paz y armonía. Hasta que un día llegaron la luz y la oscuridad.

Todo iba bien hasta que la oscuridad tuvo un nuevo gobernador que comenzó a distanciarse del resto de reinos hasta quedar en una completa soledad y penumbra.

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Ya amanecía en el Reino de la Tierra, y comenzaba a escucharse el revuelo tanto de los árboles y animales del bosque como el de la gente de la Corte. Andaban de un lado para otro, preparando comida, organizando los preparativos y lo más importante: vestir al novio. Allí en sus aposentos se encontraban Kidou Yuuto, monarca de la Tierra, y sus dos fieles sirvientes Endou Mamoru y Genda Koujirou.

— Mi señor Yuuto, ¿estás seguro de lo que vas a hacer? —Preguntó el último mencionado de sus acompañantes.

— Sí. — Afirmó con total seguridad con un leve asentimiento de cabeza.

— ¿Pero a ti te gusta el emperador Shuuya? — Comentó Endou, sorprendido y formando una “o” con su boca.

Genda y Kidou se miraron y ambos suspiraron a la vez, ya que veían que el otro castaño no se enteraba de los verdaderos motivos.

— A ver, Endou. No me gusta Goenji Shuuya ni mucho menos, es un simple matrimonio de conveniencia ya que los dos reinos nos llevamos bien y es una oportunidad excelente para tener más bienes y territorios.

— ¡Ohhh! — Exclamó comprendiendo de una vez lo que sucedía.

Siguieron preparando al futuro esposo del emperador del Fuego con una conversación amena para calmar los inexistentes nervios del monarca, porque si era conocido por algo Kidou Yuuto es por su paciencia y calma ante cualquier situación sumado a su excelente ingenio.

Por otro lado, Goenji Shuuya y su séquito avanzaban en un carruaje hacia el Reino de la Tierra. Junto a él estaban su sub-líder Nagumo Haruya, y sus dos fieles acompañantes Yuuichi Tsurugi y Kirino Ranmaru. Este último abanicaba al moreno, que posaba una mano en su mejilla mientras veía el paisaje.

— No va a salir bien, tengo un mal presentimiento. — Soltó al aire un pelirrojo aparentemente molesto.

— Silencio. — Es lo único que su líder accedió a decir, obteniendo un quejido por parte de su mano derecha pero que acató la orden.

— Mi señor, ya llegamos. — Anunció un sonriente Yuuichi, que procedió a bajarse el primero para abrirle la puerta a su preciado emperador.

— Gracias, Yuuchi.

— En fin, el favoritismo. — Se burló el pelirrojo pero para sí mismo, no quería morir.

Bajaron los tres restantes de la carroza, y un pelirrojo de ojos jade, también conocido como el sub-líder del Reino de la Tierra, se acercó a ellos y cuando llegó justo al frente hizo una reverencia a todos ellos.

— Bienvenidos. Soy Hiroto Kiyama, aunque algunos ya me conocéis. Dejadme que os muestre cómo ha quedado el lugar tras nuestros esfuerzos, yo mismo me encargué.

Tras recibir un asentimiento por parte del jefe, los guió al jardín donde la ceremonia tendría lugar. Estaba decorado con muchas flores y vegetación típica de la zona, también fuentes, estatuas. Realmente todo era muy elegante como el monarca de aquel lugar, se notaba su buen gusto y eso agradó al chico del pelo color crema. Podría ser una excelente boda si todo iba igual de bien como parecía.

— Aún no llegó la hora del enlace, así que pueden hacer lo que gusten mientras llegan el resto de invitados. Debo seguir mi trabajo de organizador, si necesitan cualquiera cosa, avísenme. — Volvió a hacer una reverencia por respeto, y se fue de nuevo con los criados a los que debía seguir dando indicaciones.