›La otra cara de la Luna‹

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Unos días antes de I-Land...

Una herida abierta en su cabeza soltaba mucha sangre y pensaba que iba a morir desangrado allí mismo, la silueta oscura que le había dejado maltrecho se fue después de decir unas últimas palabras con aquel modulador de voz que le resultaba tan asqueroso y perturbador: —Esto es sólo una advertencia.

Su piel se erizó y antes de poder decir nada quedó inconsciente en aquel maloliente callejón detrás de su casa, dónde nada ni nadie podría encontrarle. Su teléfono sonaba y sonaba, un nombre escrito con el alfabeto latino salía en la pantalla. Las llamadas perdidas aumentaban sin cesar, la misma persona una y otra vez; llamando con insistencia, pero nadie podría coger el teléfono.

Un ruido le despertó, allí tumbado en el callejón sin apenas poder moverse estaba prácticamente moribundo, pero consciente. Quiso levantarse y apoyado en las mugrientas paredes de la callejuela volvió a su casa, cojeando y sin fuerzas pudo llegar al portal sin que nadie le notara; porque así era la vida en Corea, nadie se giraba a mirarte por la calle.

—Preferiría volver a Japón.— se quejó cuando llegó a su apartamento compartido que tendría solo para él durante unos días. —¿Cuántas horas han pasado?— se preguntó a si mismo mirando el reloj, cerca de dos.

Cada parte de su cuerpo dolía y ardía, pensaba que moriría ahí mismo, pero si le decía a alguien que ocurría no sabría cuáles eran las consecuencias. Por su mente pasó la idea de cortar toda relación con el chico, eso sería mejor para ambos; él no recibiría palizas y Ni-ki... Podría continuar la vida sin él o eso quería pensar.

D-Day...

Después de cuatro días encerrado en su casa sin salir y solo mandándole algunos mensajes a su novio, tuvo que salir para dirigirse a la ubicación del programa. I-Land. Era un nombre extraño pero de cierta forma atrayente, ¿sería así para todos los espectadores?

Soltando un suspiro se acercó a la puerta que daba al escenario, era un lugar bien iluminado donde varias personas estaban sentadas en forma de corrillo, en la paredes un número 12 estaba escrito que llamó la atención del chico japonés. Se situó en la plataforma que le dirigiría al escenario y cuando esta empezó a moverse escuchó diversos comentarios que le hicieron sonreír "¡Qué lindo!", "Es adorable" o "Me pregunto cómo será su actuación".

Entre los participantes del concurso estaba Ni-ki, su acosador ya se lo había dicho, debía de dejarle antes de que fuera el comienzo real de aquel programa de supervivencia y por el bien de ambos debería de acabar con aquella relación.

Las presentaciones empezaron poco a poco y había de todo sin falta, pero algo que le había llamado la atención es que sobretodo cantaban canciones de SM Entertainment, incluso él lo hizo. Ni-ki tardó poco en tener que presentar, Nicholas y Hanbin también estaban en su equipo, fue buena idea hacerse amigo de aquellos dos chicos cuando su novio se los presentó, puede que si fuera eliminado acabara con alguno de los dos, igualmente había un par de chicos, Sunoo y Jake que también eran agradables y otro japonés, K, también era muy simpático, le agradaba.

Cuando la presentación acabó no pudo evitar mirar a Ni-ki con admiración, siempre era tan increíble... No quería hacerlo, quería negarse, quería poder seguir amándole y que nadie se interpusiera en su camino, pero no era posible para él, ya no.

Entre votación y votación miró entristecido a Hanbin, el pobre vietnamita no había conseguido entrar a I-Land y además ya solo quedaba un puesto y le tocaba presentar. Pensaba que Monster de EXO era una buena elección pero al ver las caras de desconcierto de los chicos quiso hacer Locking, sentía que si no lo hacía solo Ni-ki le votaría; porque él era la única persona que le aplaudió.

—Yo... Quiero hacer locking.— dijo mirando a los 22 chicos delante de él antes de comenzar su pequeña actuación extra.

Cuando esta acabó consiguió la mayoría de los votos logrando quedar dentro y miró a su novio, de esa forma que nadie más a parte de él podría mirarle, ese cariño en sus ojos era algo que no quería tener que dejar; pero cuando los chicos empezaron a ir hacia I-Land decidió dejarle.

—Ni-ki kun, sabes tan bien como yo que este programa va a ser difícil y hay pocas posibilidades de que podamos pasar estos 113 días como si no fuéramos nada.— comenzó a hablar arrepintiéndose de cada palabra. —Tampoco sabemos cuánto tiempo estaremos aquí, quizás uno de nosotros es eliminado esta noche. ¿Cómo podríamos continuar?

Apartó la mirada nervioso, intentando cortar con su novio de forma cuidadosa, pero su chico ya se había dado cuenta y le habló: —Ta-ki kun, ¿estás-

—Si, Ni-ki, estoy cortando contigo.— dijo rápido y conciso mientras le lanzaba una mirada que se podría catalogar "de odio", aunque sus ojos sólo querían pedir perdón, llorar y ser perdonados.

La voz del mayor de los japoneses sonó llamándoles y Ta-ki utilizó esa oportunidad para huir de allí, pero cuando quiso salir disparado del salón y esconderse en el baño se encontró de frente a Jake; el australiano le cazó al vuelo y vio su mirada desesperada, pensaba que era por culpa del programa y ojalá fuera así, pero mucho dolor se escondía bajo el reflejo de sus ojos castaños. Jake tomó su mano y decidió enseñarle la casa, era lo mínimo que podía hacer por el japonés y esperaba conseguir su confianza porque parecía buen chico y esperaba poder cuidar de él como un hermano mayor.

Gran parte de las dos horas se pasó volando gracias al chico que le hacía compañía, gracias a él pudo reír durante un rato y olvidarse de Ni-ki, de su sonrisa, del sonido de su voz y de su forma de caminar. Quería, no, necesitaba despejar su mente y corazón. Jake era un gran apoyo pero cuando llegó la hora de la votación todo se volvió confuso y no sabía a qué cuatro chicos votar así que eligió a Ni-ki, EJ, Seon y aquel chico de sonrisa tierna y cariñoso que si no se equivocaba su nombre era Daniel, estaba seguro de que no iba a salir, así que lo votó por descarte.

Una vez que la votación finalizó salieron los eliminados, entre ellos estaba su nombre:

[Ta-ki, EJ, Sunoo y Sungchul deben de dejar la casa.]

El sistema habló haciendo que los cuartos chicos con sentimientos encontrados se tomaran de las manos y tuvieran que salir de allí.

—Ta-ki, volvamos pronto, ¿okay?— Sunoo le habló sonriendo cosa que hizo que el japonés se sintiera más cómodo. —Juro por mi nombre que te cuidaré.— río y le extendió un meñique al menor para cerrar la promesa.

—Gracias, hyung.— susurró Ta-ki a punto de llorar. —Estoy a tus cuidados.

La vida es como la Luna y siempre hay una cara oculta para las personas, la cara oculta en la que vivía Ta-ki.

La promesa fue el cielo [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora