Capítulo 40: Fallido

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Hoy me había levantado de bastante buen humor, supongo que tenerlo bajo control tiene sus efectos. Katie había salido al mercado según Jackson, eso era lo único que me faltaba.

            Echo muchísimo de menos a Jackson, evidentemente como pareja. Verle cada día sin poder acercarme a él, abrazarle y besarle… era algo que aún me carcomía. Era doloroso, tremendamente doloroso.

            Mientras me comía una manzana a modo de desayuno, me senté en el sofá y encendí la televisión. No me dio tiempo a tocar un solo botón para cambiar de canal cuando una noticia de último momento me heló la sangre.

“Misterioso incendio en la biblioteca de Ardath. La noche anterior, las llamadas de los vecinos que vivían en casas colindantes a este edificio público a la policía y a los bomberos se agruparon en masa, todas ellas para advertir del incendio que se estaba produciendo en la biblioteca. El fuego empezó a propagarse en la sala de archivos.”

No… no puede ser.

-Trágico ¿Verdad?-la voz del Joker me sobresaltó tras de mí.

-¿Cómo has sido capaz?-pregunté levantándome del sofá.

-Me ha costado mucho conseguir esta vida. ¿De veras te crees que voy a dejar que una mocosa como tú la eche a perder? Pues me da que estás muy equivocada.

-Estás loca Lillian McFeth.

-No te pases ni un pelo ______. Y que sepas que volvemos a las mismas, te tengo bien pillada, y tú ya no tienes pruebas de nada de mi pasado, ni de absolutamente nada.-Dios, ¡La odio!

~

Cuatro días más, todos horrorosos. Ahora que me fijo, durante todo este tiempo, Jackson ha parado poco por casa y que yo sepa no ha anunciado donde iba ninguna de las veces.

            Decidí dar un paseo para ver si así podía despejarme por lo menos un poco, aunque sé perfectamente que un simple paseo no iba a calmarme en absoluto.

            Me dirigí a la plaza del pueblo, aquel lugar que tantos buenos ratos me había traído, donde siempre iba a pasear con mis padres cuando era una niña, donde vi por primera vez una mariposa y al seguirla casi me caigo sobre un rosal, es una anécdota que mi madre no se cansaba de contar, lo cual hacía que yo muriera de la vergüenza.

            Lo último que necesitaba ahora era encontrarme con lo que vi. Asomada por el tronco de un árbol, vi a Jackson en la cafetería. Un Jackson sonriente y risueño, pero lo malo era la razón por la que estaba así… estaba con una chica, una chica rubia y aunque me pesara, era muy guapa. Vi cómo se sonreían y ahí fue cuando me sentí morir.

            Me apoyé con la espalda en el tronco del árbol y me escurrí hacia abajo mientras las lágrimas empezaban a arremolinarse en mis ojos. En estos momentos odiaba a Katie con toda mi alma, gracias a ella había perdido a Jackson de una manera definitiva, ahora al parecer ya estaba con otra, claro que él tampoco había guardado mucho tiempo de luto.

~

Cuando llegué a casa él ya se encontraba allí, no sé cuántas horas había estado fuera, llorando todas ellas, claro.

-¿Estás bien?-preguntó él mientras empezaba a subir las escaleras.

-Claro…-dije, sin poder evitarlo, mirándole mal.

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