𝑪𝑨𝑷𝑰𝑻𝑼𝑳𝑶 21. Jacinto y Columbina

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Jacinto y Columbina; Esto es un juego y yo voy a ganar.

Jacinto y Columbina; Esto es un juego y yo voy a ganar

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Bridgette se fue de Tremore Hall apenas veinte minutos después de dejar a Félix en la antika. Él no intentó verla antes de que se marchara, pensó que lo mejor sería esperar unos días antes de seguirla a Chiswick. Así los dos tendrían tiempo para pensar en su situación y podrían resolverla con más calma. Él sabía que no había sido muy romántico el modo en que se había declarado. Si quería convencer a Bridgette, tendría que mejorar en ese aspecto. Seguro que en Enderby sería fácil hablar con ella a solas, pero cuando llegó allí, su hermana le cambió todos los planes.

Encontró a Allegra haciendo las maletas, rodeada de un montón de baúles abiertos y camareras revoloteando por la habitación.

—¿Que se ha ido?— le preguntó a su hermana —¿Qué quieres decir con que se ha ido?

Allegra negó con la cabeza sin dirigirse a él.

—No, no, Rose, el vestido verde de seda no, quiero el verde de lana.

Entonces se volteó y centró toda su atención en su hermano, al que le indicó que se sentara.

—Nuestra querida Bridgette se ha ido a Londres. Dadas las circunstancias, lady Fitzhugh ha sido tan amable de invitarla y de aceptar presentarla en sociedad.

Félix frunció el entrecejo y se sentó en una silla sin preocuparse de los vestidos que aplastó al hacerlo.

—¿Qué circunstancias?— Miró a su alrededor —¿Tú no vas a la ciudad?

—No, voy a Northumberland. Hammond ha tenido una especie de accidente y debo ir de inmediato a Hammond Park. Anoche recibí una carta del doctor Chancellor.

—¿Qué tipo de accidente?

—Le han disparado.

—¿Un accidente de caza?

—No— Allegra se mordió el labio y apartó la vista. Al cabo de un momento volvió a mirar a Félix directamente a los ojos —Participó en un duelo. Por una mujer.

—¡Será cretino!— Félix golpeó con fuerza la silla —Juro que voy a matarle por esto. ¿Cuántas humillaciones más vas a tener que soportar?


Su hermana parecía dolida y él soltó violentamente el aire que no sabía que estaba conteniendo. Hammond trataba a su hermana miserablemente, y ese duelo era la gota que colmaba el vaso. A Félix no le daban ninguna pena las heridas que hubiera sufrido su cuñado.

Y ᴇʟ ᴀᴍᴏʀ ғʟᴏʀᴇᴄɪóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora