Parte única

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El ADN, tipo de sangre, la genética, y los problemas hereditarios pueden ser muy variados.

Algo común de esto es entre los híbridos, por lo cuáles, después de unos años, apenas están siendo aceptados por la sociedad humana. Sólo por ser diferentes, aunque, la mayoría sigue con la mente cerrada ante la diversidad.

Pero entre la diversidad y las anomalías genéticas, y la crítica de la sociedad como razón de conexión, se crean historias que no se expresan a simple vista, y la mayoría de veces son ignoradas.

A pesar de ello, siguen estando conectadas.

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La noche de un 13 de Octubre fue testigo del comienzo de una nueva historia. Una madre amorosa, completamente humana y un hombre que tenía un secreto.

En el hospital, recostada en la camilla, y su marido a un lado, se sentían nerviosos y emocionados, su primer primogénito había llegado al mundo.

La espera de que un bebé llegara en brazos de una enfermera hasta los brazos de la ilusionada mujer se convirtió en el peor momento para ambos, pero con una sensación diferente en cada uno. Al ver al bebé entre sus brazos, el rostro de la  mujer se desfiguró transformándose en una mueca de repugnancia y rechazo.

—Tiene que estar bromeando, ese no es mi hijo.

Al ver que su mujer y la enfermera estaban a punto de crear una discusión, el hombre reaccionó y se levantó de su asiento, acercándose para ver cuál era el problema, pero en cuanto dió un par de pasos, alcanzó a ver al cachorro envuelto en sábanas, a la orilla del colchón.

Su rostro empalideció. La situación fue desfavorable para él y creyó que se había salvado de su maldición.

Qué equivocado estaba.

El bebé recién nacido no era común y corriente. Un cachorro híbrido de Chow Chow con lengua azúl, orejas afelpadas y una cola enroscada, estaba llorando en la habitación blanca mientras su bienvenida eran los insultos y difamias de su madre biológica.

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—¡Mamá! ¡Mamá! ¡Mira! ¡Saqué un diez en Mates!

Gritaba eufórico un pequeño niño de ocho años, pero su madre quería descansar de aquél fenómeno...

Ella no era madre de ningún híbrido. Para Jinyoung, solo atinaba a beber, queriendo olvidarse del asunto.

El niño dejó caer su sonrisa, bajó la hoja que tenía entre sus manos, y cuando estuvo a punto de jalar de la delicada tela de la falda de su madre, a unos milímetros de aquella, la mujer tomó la muñeca del niño con bastante fuerza.

El chiquillo bajó aún más sus orejas en señal de sumisión. Soltó un quejido leve, le dolía el apretón que ejercía la persona que en su corta vida, él amaba.

Ella no dijo nada. Se levantó de la silla, y con el agarre sin soltar, lo jaló hasta la puerta trasera. La cola del pequeño dejó de agitarse sabiendo lo que se venía. Tenía miedo, su respiración comenzó a agitarse, y trató de jalar su cuerpo a dirección contraria, tratando de zafarse.

Pero no lo logró...

La puerta fue abierta, y el cachorro cayó fuera.

—Los perros duermen afuera —dijo con voz aguda pero imponente.

Fría ventisca - Jimsu; OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora