Los niños de los huesos

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Ex país. Argentina era un ex país, más allá de todo lo que pudo haber ocurrido y de lo que puede seguir ocurriendo, Argentina ya era un ex país. El Estado había colapsado, los números que reflejaban la realidad en aparatos electrónicos, índices, estadísticas y bla, bla, bla, ya estaban completamente desorbitados. ¿Los culpables? ¡Si los ha habido!, desde mucho antes de cualquier indicio del colapso, esto viene de hace siglos atrás.

Pero no vamos a hablar de política, ni de economía, ni golpes de Estado, ni nada de la misma historia aburrida de siempre que la mayoría ya conocemos en carne propia y se repite cada quince o veinte años. Esta historia va a tratar de Martín, tenía más o menos doce años cuando comenzó a pensar por qué era todo así. Su familia entera cumpliendo funciones públicas, no sufría los golpes y las crisis como el resto de la sociedad que ya estaba esclavizada por el hambre. Y era algo natural porque lo vivía desde que nació. Lo que no había vivido fue la explosión cuando las arcas ya no alcanzaron para repartir a los ciudadanos que se morían de pereza y se seguían reproduciendo. Los primeros en extinguirse fueron los pilares, directamente desaparecieron, y ya no hubo a quien cobrarles impuestos.

Martín quería saber por qué todo seguía siendo así, si claramente la sociedad estaba corrompida por problemas que ellos mismos se generaron. Le gustaba leer, era un privilegiado por saber hacerlo. Encontró una vieja editorial, que vaya a saber de qué año habrá sido, pero tampoco importaba porque siempre fue todo igual. De aquella vieja nota quedó retumbando una cita que se hacía a un tal Juan Bautista Alberdi, se había vuelto una oración, como un versículo de la Biblia, y se repetía una y otra vez en su cabeza a cada rato. Las misma decía: "Nuestro pueblo muere de hambre de instrucción, de sed de saber, de pobreza de conocimientos." De forma extraña se sentía identificado con aquellas afirmaciones, pero sólo era un niño, ¿Y acaso quién era el pueblo?

Sus padres nunca respondían sus dudas ni prestaban atención a lo que él quería contarles. Pero eso lo alentaba aún más a aprender. Su ciudad era enorme, pero parecía vacía, y por alguna razón nunca lo dejaban salir solo de noche, sus amigos estaban en las mismas condiciones que él. Pero pensaba que tenían una mente más enfocada en otros temas como para preocuparse por el pasado, directamente ni se cuestionaban el entorno que estaban viviendo. Después de todo, de aquello se encargaban sus padres, pase lo que pase a ninguno de ellos les iba a faltar nada.

Obviamente, cada cosa que pudo aprender, con material oficial, libre de mentiras o falacias, que había conseguido por medio de quienes garantizaran su educación, se llenaba de frases como "La Patria es el otro" o "Los únicos privilegiados son los niños". Nombres de personas que todos conocemos y recordamos de distintas formas, situaciones de vidas que hace mucho tiempo dejaron de ser como las de ahora. Eso podría explicar por qué veía niños revolviendo la basura para comer, pero volvía todo más confuso porque la doctrina fue siempre la misma ¿Y los resultados? Completamente desastrosos, pero sus padres ni nadie le prestaba atención cuando hacía una pregunta, siempre era evadido con algún tema distinto o una respuesta demasiado infantil incluso para su prematura comprensión de la realidad.

Martín veía a esos niños como si fuera uno de ellos, miradas confundidas, azotados por las circunstancias, pequeños, indefensos. No eran distintos a él, pensaba que quizás ellos no tuvieron padres como los suyos que puedan por lo menos darles de comer, y por eso revolvían la basura. Los llamaba "Los niños de los huesos" por sus contexturas esqueléticas, se les veían las costillas, eran muy flacos y parecían muy débiles. Pero lo asombraba la agilidad con la que manipulaban bolsas del doble o triple de sus tamaños, debían dedicarse a eso desde que nacieron.

Quería averiguar quiénes eran esos niños, cómo habían terminado allí ¿Cómo puede ser que aquí, donde los únicos privilegiados son los niños, ellos tengan que sobrevivir de esa forma? Estaba muy enojado, necesitaba explicaciones y si sus padres o quien sea no se las daba al momento de preguntar, iría a buscarlos por sí mismo.

Los niños de los huesosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora