Cuando la bóveda fue abierta, Derek Hale solo esperaba encontrar a los betas que por tanto tiempo había estado buscando, no esperaba que en medio de aquella oscuridad, un fragmento oculto de su pasado volviera a su vida.
Su hija, Beverly Smoak.
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En mi cabeza no dejaba de rondar la muerte tan maquinada de aquel chico que encontraron en el bosque. Todo era tan extraño porque estaba segura que uno de los seres más sanguinarios que conocía que era Deucalion, no arremetería contra él. Así como ninguno de los otros alfas, el cuerpo no tenia rastros de ataque de hombre lobo.
Era algo que debía averiguar que era lo que pasaba antes de que nos acharan esa muerte a nosotros.
Pensaba decirles a los chicos que saldría para averiguar qué había pasado con cuerpo cuando por unos cuantos segundos, que parecieron eternos; el aire dejo de entrar a mis pulmones y me sentí ahogada. Era una horrible sensación, trate de no entrar en pánico para no alertar a los demás, pero fue imposible, porque acabe tirada en el suelo respirando con dificultad, mientras todos me veían atentos en plena clase.
Ethan no tardo en llegar junto a mi para ayudarme a parar y sacarme de aquel salón.
- ¿Qué pasa, Bevs?
No podía si quiera hablar, estaba tan ahogada que podría apostar que no resistiría de pie sola porque mis piernas no responderían.
- ¿Qué le esta pasando? -pregunto Aiden tomando mi rostro enfocándome en él.- ¿Por qué parece que no responde?
Empecé a oler a su angustia y miedo mientras ellos me llevaban por el pasillo. Seguía ahogándome cuando de repente, una sensación de que algo me había atravesado el pecho con fuerza hizo que gritara de dolor y reaccionara empezando a botar sangre por la boca.
- ¿Bevs? -estaban asustados ambos.
Detuvieron su andar a mitad del pasillo para inspeccionar que era lo que estaba pasando conmigo. Ethan soltó su agarre con lentitud y me senté en el suelo mientras él limpiaba la sangre de mi rostro. Sentía mi cuerpo demasiado débil para hacer algo por mi sola y eso me aterraba porque no sabia que demonios estaba pasándome y porque me sentía así, además sentía que todo empezaba a pasar con lentitud y lejano como si estuviera a punto de desmayarme.
- ¿Qué hacemos? -pregunto Aiden.
Momentáneamente la sensación desapareció, el aire lentamente volvió a mis pulmones y pude empezar a respirar otra vez con tranquilidad. Ellos lo notaron y me sonrieron tranquilos.
- Por un momento creí que te ibas -dijo Ethan estrechándome su mano.
Con su ayuda, me volví a poner de pie y cuando pensaba que todo había acabado, nuestro momento de tranquilidad se vio interrumpido ya que porque por una puerta salió el beta ojiazul que nos había seguido esta mañana. Olía a enojo y no esperaba menos, lo habíamos provocado bastante y tenía cierto resentimiento con los chicos porque ellos lo habían perseguido cuando había huido del banco.
Ethan y Aiden, se pararon en posición de defensa frente a mi como si fuera necesario protegerme y cuando el beta se encamino hacia nosotros, Aiden golpeo en el rostro a Ethan haciendo que el beta se detuviera en seco a verlos confundido. El hecho de que me hubiera dado ese ataque y que por cosas del destino hubiéramos terminado en el mismo pasillo, había sido muy conveniente porque nos facilitaba el hecho de querer molestar a los betas.
