En una tierra costera existe un puerto lúgubre.
En el pasado fue comerciante y querido por sus ventas extravagantes, pero los piratas lo azotaron y ahora es tierra de nadie.
De nadie y de los pobres lugareños por su puesto.
Los piratas necesitan gente estúpida a la cual robar, y los lugareños no conocen otro puerto tan fiel como aquel.
Entre aquellos malolientes piratas se encuentra uno tan bello como la estrella siria y cautivador como el mismo mar, es un joven capitán que goza de robar corazones para convertirlos en piedras preciosas, guardarlos en un pequeño cofre y venderlos en otras tierras.
Tan inmerso en su gran afán un día entabló amistad con una pequeña comerciante de telas, acechando a oscuras la oportunidad para que esta le muestre la llave de su corazón y tan inmerso que no se dio cuenta que llevaba todo el otoño y la mitad del invierno en tierra.
Pronto su plan se vio cercenado cuando descubrió la encantadora verdad; espero, espero y espero en aquel triste lugar sólo para escuchar a su pequeña comerciante convencer con encantos a terribles piratas que ya fascinados le compraban las telas más caras solo por deleite.
Pero como llegó tuvo que irse, así que el joven pirata le gritó desde la proa a la comerciante que volvería por ella, que dentro de 3 lunas estará en su puerto y que más le vale estar lista para partir; pero la enajenada comerciante no creía en ella misma, su amor reservado no le permitía gritar a los cuatro vientos que amaba al pirata, reprimió tanto su querer, que cuando el joven capitán volvió a cumplir su promesa está se escondió tras un buen labrador de tierras con miedo de su profundo amor; el pirata enfureció, "la comerciante nunca lo amó" eso pensó y se marchó, no sin antes robarle el corazón.
Ya en alta mar y con el corazón destrozado por lo que él supuso una traición decidió contemplar el corazón de su bella amante, era reluciente y se agitaba de dolor, eso lo confundió aún más.
¿Por qué sufres si tienes a tus pies al buen labrador? – le preguntó al corazón.
Nunca tuvo respuesta, es por eso que lo convirtió en la piedra más hermosa jamás vista, lo guardo al fondo de su baúl y lo conservó para sí mismo.
Ahora, él pasea por ese feo puerto cada tres lunas para recordarle a la comerciante que su corazón sigue con él, y claro, no lo va a devolver; pero le gusta sentir la mirada angustiada de su pequeña amante en el cofre, y le gusta aún más cuando mira al labrador con esa misma tristeza.
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Joven Pirata...
Fantasy"-¿Por qué sufres si tienes a tus pies al buen labrador? - le preguntó al corazón. Nunca tuvo respuesta, es por eso que lo convirtió en la piedra más hermosa jamás vista, lo guardo al fondo de su baúl y lo conservó para sí mismo." ¿Dejarás que este...