Aprender a Entenderte || YooMin ||

único

Era una noche fría de Diciembre, el invierno había llegado hacia poco a la ciudad de Seúl y manchaba de blanca nieve las calles de ésta. A aquellas horas, todos dormían en sus casas, las calles eran rodeadas de silencio y la oscuridad aún era dueña y señora de cada rincón donde los faroles no alumbraban. Era una noche tranquila pero helada.

En una de esas tantas casas y edificios de aquella ciudad, un chico peli naranjo de gruesos labios y fuertes piernas estaba enredado entre sus sábanas al igual que un niño, con sus cabellos alborotados, durmiendo tan plácidamente que de sus labios salían leves suspiros además de ser decorados por un leve hilo de saliva, removiéndose de vez en cuando sobre el colchón a causa de sus sueños. En uno de esos movimientos, terminó por destapar su espalda dejándola sin la protección de la sábana para contra el frío y así despertando por la corriente helada que le atravesó sin piedad.

Más dormido que despierto toqueteó el costado de su cama tratando de encontrar la tela o a la otra persona que debería estar a su lado generándole calor o en su defecto pensando que esta había acaparado toda la sábana de la cama, encontrando al final, aquel lugar totalmente vacío y helado como cuando se fue a dormir.

Despertando y bastante cansado luchó por abrir sus ojos y enfocar la vista mientras se sentaba en la cama. Cuando logró su objetivo miro al reloj que descansaba en la mesa de noche de su lado. La hora arrancó un bufido de sus labios, marcando que faltaban diez minutos para ser las cinco de la mañana.

Pestañeó varias veces tratando de abrir un poco más sus ojos, despejar la pereza de su cabeza y enfocar las cosas que había alrededor de su cuarto, el cual seguía tal y como cuando él se había ido a dormir hacía ya un par de horas. El pijama se Suga en su lugar bajo la almohada, la mesa de noche de su pareja vacía, sin el reloj que acostumbraba a descansar ahí y su costado helado, una de las razones por las que se había despertado.

Un suspiro escapó de sus labios dejando entrever su cansancio como preocupación dirigida a su novio.

Todo había comenzado tras las vacaciones de las que habían vuelto, pues, a través de Namjoon se enteraron de la noticia que sacarían un álbum nuevo y los necesitarían tan pronto volviesen en las oficinas de la empresa.

Cuando llegaron, Bang PD les había pedido una reunión para poder hablar de esto, todos estaban contentos, y entusiasmados de saberlo. En aquella ocasión tocaron muchos temas para su nuevo trabajo, el estilo musical, el concepto, la coreografía y su jefe les había estado dando críticas constructivas respecto a sus anteriores trabajos para lograr mejores resultados.

Todos acataron bien las órdenes y se sintieron inspirados ante sus palabras, o eso creía JiMin, pero desde ese día, Suga empezó con aquel comportamiento que últimamente lo tenía tan preocupado.

Su novio había comenzado a encerrase en su estudio, tanto el que había en su casa como el de la empresa, no saliendo a menos que se hiciera una reunión de avance, lo obligaran o que un hambre extremo le llamase, y eso, porque solía llevarse comida instantánea a la oficina. Su alimento se había reducido, no solo hablamos del ramen instantáneo, si no también que vivía enterrado entre tarros de café, de azúcar y bebidas energéticas.

Además, sus horas de sueño se habían visto considerablemente reducidas a casi nada, tal vez una o dos horas si era mucho el cansancio y se quedaba dormido trabajando, o si no volvía al cuarto obligado por alguno de los chicos pero no más allá de eso. Las ojeras bajo sus ojos eran cada vez más notorias y el maquillaje no lograba ya disimular las manchas moradas con eficiencia.

Contando aquella madrugada, JiMin contaba ya la tercera noche sin que Min volviera al cuarto a dormir, llenándolo de preocupación e impotencia al no saber ya que hacer para convencerle de descansar. Era como la novena vez en la semana que le pedía que se cuidara, que durmiera, que comiera como es debido, no teniendo respuesta positiva de su pareja.