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Habían pasado unos días en donde sus cuerpos chocaban continuamente al querer apartarse de un sitio en concreto

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Habían pasado unos días en donde sus cuerpos chocaban continuamente al querer apartarse de un sitio en concreto.
Era un lugar pequeño pero cómodo y tranquilo, había sido una buena idea ya que la joven no había pasado por ninguna crisis, no había derramado lágrimas ni sangre, sus emociones estaban equilibradas y se sentía tranquila al leer un libro mientras el leve viento daba en su rostro.

Pero aquél día iba a ser diferente, despertó en el sillón tan grande en el que se hundía en sus sueños, en donde se calentaba en las noches junto a una manta. Esperaba ver a Jeff comiendo un simple paquete de galletas que le sería justo para empezar un día tranquilo.

Pero no, la puerta estaba abierta y todo se encontraba vacío sin rastros de él.
Quitó la manta de sus piernas y se levantó extrañada: No suele irse sin avisarme.

Revisó cada centímetro del lugar esperando una pequeña nota o cualquier cosa que pudiera haber dejado el chico en caso de que despertara y no le encontrara. Lo único que consiguió llamar su atención fueron unas gotas de un tono vino en el suelo, ¿Vino?
No.
Lo conocía perfectamente y era sangre.

Su corazón se estaba acelerando, recordando palabras del joven asegurándole que no había llevado víctimas nunca a ese lugar. Ah claro, otro pensamiento pasaba más rápido por su mente y era que algún enemigo de los varios que ese asesino problemático con otros poseía.
Bajó rápidamente siguiendo el rastro de sangre que había dejado pero acabó desapareciendo, perdiéndose en el pasto del bosque y tiñendo las sombras verdes en un rojo metalizado, la sangre se estaba secando.

¿Por qué Jeff habría resultado herido? Quizás la sangre no era suya...Pero si no lo fuera, ¿De quién más podría ser?
Sus latidos iban en aumento y su respiración no podía dejar de acelerar, el aire que llegaba a sus pulmones no parecía ser suficiente.
Si alguien había podido contra él entonces ella tenía un riesgo asegurando (Ella y muchos otros).

Jeff tenía una gran destreza en lo que se había dedicado la mitad de su vida, era ágil y poseía una gran puntería que parecía calcular solo con ver a su objetivo, quedando en su mayoría de las veces en el blanco.
Creció mejorando sus dotes en el asesinato, su velocidad la cual podía considerarse media y además las peleas cuerpo a cuerpo en donde, claramente quedaría herido pero la otra persona también y quizás más.

Entonces...¿Alguien había podido con él? De repente estaba temblando y gritando a sus alrededores por su nombre, su mente se nubló por un segundo pensando.

¿Estaba confundiendo sus emociones? Era miedo por ella misma ¿O miedo a que le pudieran herir? Quería matarlo en un principio así que quizás en el fondo aún quería hacerlo ella y no podía permitir que alguien más lo hiciera.

No, no podía hacer eso, miles de recuerdos con él llegaban a su mente a una velocidad que la estaba haciendo sentir angustiada.
Colocó las manos en su cabeza queriendo que todo aquello que sentía parase.

Escuchar su mente y no su corazón, el cual seguro debía estar equivocado.
Sí, como siempre.

Arrodillada en el suelo, las lágrimas comenzaban a salir, la situación estaba siendo demasiado para su pobre corazón y sentía que le explotaría.
Le dolía el pecho, por su brazo bajaba un dolor a punzadas hasta llegar a su muñeca parando en cada punto de la conexión en sus músculos.

Se estaba preocupando por él, que le hubieran hecho daño, que estuviera muerto, desaparecido. Por algún extraño motivo en el fondo se sentía cálido al estar a su lado.

-Jane, vamos...Jeff está en la Creepyhouse.-Sintió como tocaban su hombro y entre tantos pensamientos confusos para ella, llegó una voz de esperanza.

Se levantó y observó a Slenderman atrás de ella...Se sentía más tranquila pero no podía dejar de sentirse estúpida por todo lo que había pensado, y aún...Confundida.

Caminaron juntos hasta aquél lugar llamado casa para ellos.
Algo sorprendió a ese alto ser y es que Jane le había agarrado la mano.

Según Slenderman, todos sus protegidos eran unos imbéciles inmaduros que lo único que hacían era descargar la furia de sus malas vidas con personas que dormían pacíficamente, apenas tenían un claro sentido de la tranquilidad, de la paz mental y sobre todo de querer realmente ser protegidos.
Era por esto que le sorprendió aquél tacto, quizás Jane estaba escondiendo algo tan doloroso que se estaba reflejando por fuera.

Quizás eso le daría sentido a algunas cosas.

-Llegó herido, así que no te preocupes si lo ves vendado.

Entraron y Jane lo primero que hizo fue buscarle con la mirada: Ahí estaba, tranquilo sentado en el sillón con algunos de los demás y una venda en su brazo.
Se acercó rápido.

-Siento no avisarte, fue una estupidez como siempre...La verdad es que iba a salir y me choqué con el filo de la entrada, lo que hizo que la puta daga que llevo escondida en ese lugar se clavara en mi brazo. Vine de inmediato ya que entró profundo.

Jane lo observaba atónica, ¿Era esa gilipollez lo que le hizo estar tan paranoica?
Las lágrimas caían a pesar de estar delante de quienes no le habían visto llorar nunca y es que mantenía esa imagen hasta ese momento.

Se sentía tan confundida por un imbécil como ese.

-¡Eres un idiota!

Jeff acarició su pelo bajando a su brazo que tenían una vendajes para evitar se nuevo cualquier daño, sobre todo a unas cicatrices recientes.

-El idiota que me confunde...

-¿Huh?

Susurró, Jeff no lo había escuchado o eso parecía, Slenderman llegó interrumpiendo la pequeña e incómoda charla que tendrían para llevarse a Jane y descubrir una dolorosa verdad.

-Sí, fui yo misma que me tomé las pastillas....Y si se lo cuentas a alguien más me aseguraré de enfrentarme a ti aunque pueda acabar muerta...Eso no es algo que me importe.

Lo que era nuevo para él: La depresión de Jane con comportamiento suicida.

Lo que era nuevo para él: La depresión de Jane con comportamiento suicida

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Hemotoxin-

Suicide k!ller//Jane T.KDonde viven las historias. Descúbrelo ahora