Día 20: As de corazones

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Día 20: Bailando
"H8shi"

La música retumbaba en las paredes de aquella enorme sala de baile, era una melodía triste, el chico que se movía al ritmo de la música, sentía cada movimiento como una palabra, y bailaba contando una historia triste, su historia.

Una lágrima traicionera surcó la mejilla del bailarín mientras le daba vueltas en la cabeza a su propia desesperanza.

¿Acaso no era suficiente?

Intentó pensar que su corazón hecho trizas no merecía a aquella chica, que quizás era el destino que tenía algo mejor para él.

A su exnovia no le gustaba bailar ni le gustaba que el se fuera tardes enteras a la sala de ensayos en la que ahora expresaba su dolor.

"El baile o yo, elige"

Ni siquiera se podía imaginar la vida sin bailar, era su vida ¿Cómo alguien que supuestamente le amaba le pediría algo así? Para Minghao pedirle que dejara de bailar era como pedirle que se suicidara.

Tan ensimismado estaba en su propio mundo que no se dió cuenta de que ya no estaba solo en la sala de baile, supo de la existencia de aquel jóven cuando dejó de sonar la música y su cuerpo dejó de moverse al ritmo, el chico le aplaudía.

– Ha sido precioso, podía sentir lo triste que estas solo con mirarte bailar –

El perfecto coreano del chico le dijo que no era extranjero como él, sus ojos rasgados parecían penetrar hasta el fondo de su alma, como si pudiera leerle como un libro abierto.

– ¿Quién eres? –

El chico daba un paso hacia él y por alguna razón Minghao daba otro atrás, ese chico coreano de ojos afilados tenía un aura animal que había conseguido hacerle sentirse pequeño, a pesar de que era claramente más alto.

– Un profesor de baile, para tí, tu admirador –

Minghao comenzaba a sentirse cómodo con el chico una vez que dejó de mirar sus ojos afilados para mirar su sonrisa amigable, dejó de caminar atrás, el coreano quizás tomandolo como una ininvitación hizo desaparecer la distancia, hasta que los dos metros de seguridad era lo único que los separaba.

– Xù Minghao –

Se presentó el chino.

– Kwon Soonyoung –

Respondió el chico que acababa de llegar.

Minghao había olvidado la tristeza por el abandono de su exnovia, Soonyoung dejó el estrés de pensar en como hacer mejorar a sus alumnos, se perdieron unos segundos en la mirada del otro.

– Señor Xù – Soonyoung con una sonrisa divertida le tendió una mano, totalmente dispuesto a saltarse la ley por ese chico de acento exótico y ojos profundos y oscuros – ¿Me permite bailar esta canción con usted? –

Minghao con una risa que intentó sin mucho éxito esconder, tomó la mano del rubio frente a él después de poner de nuevo aquella musica triste.

El chino no esperaba que, a pesar de que cada uno improvisaba su propio baile, encajaran como si hubieran practicado juntos desde hacía tiempo.

Se dió cuenta de que ya no era una melodía triste, mientras bailaba con Soonyoung, la música tenía un sentimiento nuevo, algo que nunca había sentido en carnes propias hasta que aquel chico que de nada conocía lo miró como si fuera la última vez que lo haría en su vida, un escalofrío recorrió su columna vertebral.

Cuando terminó la música se dió cuenta de lo realmente cerca que estaban, a duras penas unos pocos centimetros los separaban.

Minghao sabía que debía alejarse de aquel chico o la tentación de acabar con esos centimetros lo haría caer a un lugar del que quizás no supiera salir, pero la realidad era distinta, los afilados ojos de Soonyoung rugían por un poco más de esa tentadora cercanía, y dudaba poder negarse, por alguna razón, él tampoco quería alejarse.

30 days challengeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora