Harry suspiró mirando el techo de su habitación rentada. Él y sus amigos habían decidido ir a España para pasar su cumpleaños que, según los planes, se celebraría diez días antes de que fuera dicha fecha tan especial.
Visitaría la mayor parte de los bares de Madrid... o ese era el plan, pero no habían encontrado uno que realmente les gustara.
Bien, Harry era el único que no se divertía.
Ron y Hermione se desvivían para hacerlo feliz esos momentos, pero no funcionaba, justo cuando lograban sacarlo a bailar, algo pasaba. Sus mejores amigos parecían disfrutar más la fiesta que él y se olvidaban del verdadero motivo para estar ahí.
Harry no se molestaba, estaba feliz de que sus amigos pudieran divertirse.
Le encantaba España, no muchos lograban reconocerlo y, los pocos que lo hacían, no provocaban un escándalo para que todos se enteraran. Le agradaba eso.
Su fama como cantante había subido asombrosamente rápido en el último año considerando que desde pequeño había estado envuelto en el mundo del espectáculo. Nada mal, de hecho.
Se paró de un salto de su cama cuando la alarma sonó. Había quedado con Herms que se verían en un bar en una hora más mientras ella y Ron iban a buscar a Neville -que festejaría con ellos su cumpleaños de igual manera- y Ginny al hotel en el que se habían instalado ellos.
Faltaban tres días para que se regresaran a Inglaterra y volvieran a su estresante vida, Harry como cantante de talla internacional, Hermione como embajadora de la ONU, Ron y Ginny como deportistas y su buen Neville como Maestro en una de las mejores universidades del país.
Pocas veces podía salir así y divertirse, lo que le molestaba a Harry ya que parecía ser el único que no estaba motivado a festejar su cumpleaños.
Dio un último suspiro y agarró su suéter antes de salir y agarrar un uber hacia el lugar acordado, el cual no estaba para nada cerca de su hotel.
El camino se pasó rápido mientras ignoraba las amenazas de Ron vía WhatsApp, las cuales lo obligaban a divertirse o recibiría un pastel estrellado en su cara en medio de algún concierto.
No le importaba.
No podía divertirse, sentía que algo le faltaba.
Bajó del uber después de pagar, notando que en la entrada del local ya se encontraban sus cuatro amigos esperándolos.
—¡Harry! —chilló Ginny lanzándose a sus brazos— ¿Qué se siente ser más viejo dentro de tres días?
—Dos días si contamos que éste ya se está terminando —comentó el nombrado correspondiendo el abrazo de su amiga—. Pero no pensemos en mi vejez, conozco a ciertas personas que son más viejas.
Hermione le sacó la lengua antes de agarrar su mano y entrar al lugar con una sonrisa divertida, sin poder esperar más.
No necesitaron sentarse para que sus amigos ya estuvieran pidiendo la primera tanda de cervezas, excluyendo su bebida por un refresco. Harry no tomaba ni una pizca de alcohol desde la vez que terminó casi violado por una de sus fans en una de las fiestas que había asistido.
Más vale prevenir.
—¡Y hubieran visto la cara de Abraxas cuando Draco me presentó como su novia! —gritó Ginny entre risas, una sonrisa salió de los labios del ojiverde al imaginar la cara del rubio mayor— La madre de Draco tuvo que darle un codazo antes de que dijera algo, quitando lo espeluznante que fue la presentación, no pude parar de reír cuando salimos del restaurante.
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Oye, Tom.
FanfictionTom se había ido y ya no podía hacer nada, tal vez ya no lo encuentre y el viaje para festejar su cumpleaños sería sólo un recordatorio de cómo encontró a la persona perfecta y desperdició el encuentro porque era lo suficientemente estúpido como par...