Parte 147

37 13 0
                                    

Caminan en completo silencio a casa.

Alfred saluda con un escueto ademan a Ivan y a su hermana Natalia.

Tu les regalas una leve inclinación de cabeza y continúas caminando con tu hermano.

Sientes la mirada curiosa de ambos sobre ustedes, pero ellos no preguntan nada y ustedes no comentan tampoco.

Alfred abre la puerta y te señala una silla en su pequeño comedor dentro de la cocina.

-Habla de una vez, Matthew, ¿Qué te molesta tanto? - Miras a otro lado. No contestas. - Francis hablo conmigo. - Vuelves a mirarlo, con los ojos abiertos por la sorpresa. - Me dijo que estabas asustado de que yo te rechazara. ¿Es eso cierto?.- Bajas la cabeza y asientes.- Eso es estúpido

-Tú eres estúpido. - Respondes molesto. - ¿Cómo pudiste besarlo?

-¿Cómo pude no hacerlo?

-¡Maldita sea, Alfred!- Estallas.- ¡Tenemos la misma educación! ¡¿Por qué si eras homosexual no tenías miedo de demostrarlo?!

-¿Por qué tendría miedo?

-¡Por qué la gente puede hablar mal de ti! ¡Yo pude hablar mal de ti!

-¿Y eso es lo que te asusta? ¿Qué hablen mal de ti?

-¡Si, tonto! ¿¡Que no te das cuenta!? ¡A donde sea que vayamos seremos repudiados! ¿¡Por qué eso no te importa!? ¿¡Por qué si creciste en el mismo lugar que yo, no actúas igual? ¡¿Qué sabes tú que no se yo!? ¿¡Por qué actúas tan libre!?.- Una lagrima traicionera baja por tu mejilla, rápido te deshaces de ella con un pase de tu mano.

Alfred te mira con ojos entrecerrados.

-¿Ya acabaste?- Abres la boca sorprendido. ¿¡Y este quien se cree!?

-¿Disculpa?

-Te pregunte si ya habías acabado de sacar todos tus problemas. – Lo miras inseguro, no es una contestación que esperes de él, esperabas que se levantara y gritara y esto se convirtiera en una guerra campal. Él te mira con entendimiento. - Hoy no ha sido mi día, estoy cansado y solo quiero resolver esto lo más pronto posible, ya lastimé a Arthur por mi estrés, y no quiero caer de nuevo en el error, así que dime si ya terminaste.

Haces una mueca burlona.

- ¿Y tú Arthur no te dijo nada sobre mi antes? Porque para tu información, Arthur ya sabía que yo era gay- Él se mantiene firme.

-¿Eso es todo?

-Si. - Resoplas derrotado, te recargas contra el respaldo de tu silla y miras la mesa enfurruñado.

-Ahora me toca a mí. - Lo escuchas respiras fuerte. - Arthur me comento que quizás yo tenía un comportamiento malo que te hizo llegar a ciertas conclusiones... Solo quiero aclarar que yo no soy homofóbico. - Abres la boca para debatir, pero él te calla con un gesto. - No me importa lo que creas de mí, si tan solo te acercaras a preguntar en vez de sacar tus propias conclusiones, nos abrías ahorrado varios problemas a los dos. – Mira más allá de ti, con la mirada perdida, pensando en algo o alguien importante. - Me reclamabas sobre el rechazo social... Matt ¿Por qué habría de importarme eso? Si la gente me rechaza, allá ellos, yo vivo para mí, no para ellos. Incluso si tú me rechazaras, me dolería, pero seguiría viviendo, porque no puedo pretender ser algo que no soy solo para agradar. - Sus palabras, aunque suaves, son como un puñetazo contra ti. – Es cierto que crecimos en el mismo lugar, pero yo no recuerdo que nuestro padre o tu madre nos transmitieran odio, a mí no me importa si alguien es gay o lesbiana o bisexual o lo que sea, sigue siendo una persona, eso no le quita su valor ni lo aumenta. ¿Qué diablos te hizo pensar que te rechazaría? Matt, yo te quiero, eres mi hermano, ¿en qué mal concepto me tienes que crees que te haría eso? Aun si no lo aceptara, yo no te daría la espalda. Al final, cuando nuestros padres mueran, solo estaremos tu y yo, y puede que Arthur se quede para siempre conmigo o no, puede que Mathias deje de ser mi amigo, y yo conozca incluso más gente y tenga más amigos, pero al final tu siempre estarás conmigo ¿Por qué te rechazaría? – Bajas la cabeza avergonzada. No lo habías visto de esa forma, estabas tan segado por la rabia, la traición y el dolor, que nunca te paraste a pensarlo de otra forma. – Quizás la diferencia entre nosotros es que yo soy muy despistado y no le doy la importancia a esas cosas como tú. Y es no está mal Matt, creo que puedo entender porque te molestaste, pero no entiendo porque no lo hablaste nunca conmigo, el tema nunca salió entre nosotros. Yo hablo de todo contigo, y últimamente estaba muy feliz porque aclare las cosas con mi madre y estoy saliendo con Arthur. Yo quería hablarte de eso, pero tú no me dejaste la oportunidad ni para entenderte ni para que tú me entendieras a mí. - Intentas hablar dentro de tu culpa para intentar explicarte o excusarte. Lo que se te ocurra primero. Pero él no te deja, hace un ademan para callarte, y el dolor en sus ojos es suficiente para acabar con los restos de furia. - No me digas nada ahora, solo piénsalo, cálmate, y cuando estés listo habla conmigo. - Se levanta y se dirige a su habitación. - Y por cierto...- Se para en el umbral, dándote la espalda. - Arthur jamás me hablo de ti, deberías agradecerle por respetar tu privacidad.

Sale de la estancia y tú te desparramas en tu silla. Derrotado.

La cagaste.

La vida de adolescente de Arthur Kirkland. HetaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora