#4: "Dudas"

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Hanna no estaba segura de lo que le había ofrecido a Temiri Blagg, la mano derecha de su padre y quizá el próximo cabecilla de la Primera Orden, de morir este último; el enemigo estaba bajo su techo y si no lo sacaba pronto de allí, las cosas se pondrían aún más graves de lo que estaban. Si la atrapaban sabrían dónde se ocultaba su abuela y toda la Resistencia; no podía permitir aquello. ¿Y Luke pretendía que mantuviera la calma? Engulló el último pedazo de pera de la mañana, mientras su cabeza era un lío incomprensible.

¿Qué era lo que decía él? ¿Vaciar su tasa?

-Entonces...

-Por el amor que le tengo a mi abuela, ¡casi me matas de un susto! –su acompañante se agarró de su pecho y compungió su rostro.

-¡Pues yo debería estar asustada! Llevo horas siguiendo al supuesto senador y creo que me descubrió –dijo en un hilillo de voz a lo que Hanna se apresuró hasta ella y le tapó la boca.

-¿Te descubrió? ¿Llegaste a ver su expresión? –esta negó con su cabeza y la Jedi la soltó -. Es todo, estamos perdidas.

-¿Es tan peligroso como dice, Senadora? –ella no respondió y en su lugar agitó su dedo índice derecho como si hubiese encontrado una respuesta brillante después de estar ahogándose en un vaso de agua -. No me gusta esa expresión.

-Haremos una fiesta.

-No es lo que me esperaba. No me parece que hacer una fiesta de alguna manera salve nuestras vidas.

-Oh, las soluciones más simples son las más brillantes.

-¿Quién dijo eso?

-Yo. Ahora, reúne al personal, nos vemos en el salón principal en diez minutos. Agita el ambiente lo mejor que puedas.

-Muy bien, eso haré.

Una fiesta era exactamente lo que necesitaban. Despejaría las sospechas y la atención estaría en el evento. Era hasta el momento una buena estrategia para distraer al enemigo con lo más mundano: una fiesta. Al menos, Hanna esperaba eso. Observó marcharse a la muchacha y se dejó caer nuevamente en su silla. Temiri Blagg le quitaba el sueño, pero no más que la fría sensación de sentir a su padre cada vez más cerca de ella. Aún no se sentía preparada para afrontarlo y esos eran justamente los sentimientos que le habían hecho fallar en muchas de las pruebas con su maestro: el miedo, el temor.

La oscuridad...

Intento sostenerse de los apoya brazos, pero su cuerpo aún así cayó al suelo limpiamente cuando sintió un dolor inconmensurable atravesar su pecho. Temiri Blagg fue el primero en llegar a socorrerla, al menos eso llegaría a sus oídos una vez despertara.

-¡Senadora!

Hanna no estaba allí en ese momento. No estaba en ninguna parte.

*

Kylo Ren le sonrió a la Jedi encapuchada. Era para él una de las pocas oportunidades más grandes de enmendar su error. Rey parecía haber crecido considerablemente en todos esos años, como sabía que su recién descubierta primogénita lo había hecho en alguna parte de la galaxia. La razón por la que la había ocultado de él se debía a algo mucho mayor de lo que podía imaginarse. Estaba curioso, incluso ansioso por saber por qué.

-Me impresionas.

-Parece que es lo único que puedes decir al verme.

-Escuché que tienes un hijo pequeño; las noticias vuelan, en especial cuando el hombre que elegiste es tan imbécil como Poe Dameron –ella no respondió, en su lugar apretó con fuerza su báculo -. Al final, sigues siendo una chatarrera, sin clase y sin gusto.

-¿Por qué has llamado?

-¿Por qué has respondido?

-Ve al grano, Ben.

No tenía que ver su rostro para saber que había disfrutado colmarle la paciencia con tres simples palabras. Tragó saliva, contando mentalmente para serenar su ira y una vez recompuesto, se quitó su máscara y la lanzó a un rincón sin importancia. La edad no parecía atreverse a hacer estragos en su rostro estoico y a la vez grácil producto de una perfecta combinación de sus valientes padres. Sin embargo, esta vez, el odio había teñido por completo su mirada. Rey ya no reconocía a aquel Ben Solo que se había mostrado alguna vez para ella. Sus destinos después de todo había sido escrito para convertirlos en rivales, enemigos y sus propios verdugos. Mentiría si dijera que no había esperado ese momento. Tanto tiempo diciéndose así misma que había aún luz en su corazón. No, Ben estaba muerto y él siempre lo había sabido.

-Obtendré lo que más amas –aquello la trajo de nuevo de aquel cúmulo de pensamientos -, y será justo esa persona quien provoque que la Resistencia caiga finalmente. Nuestra hija será heredera de mi Imperio y no podrás detenerla.

-Hanna Solo decidirá qué camino elegir, nunca se ha dejado dominar y dudo que tengas éxito con ello. Hay mucho y a la vez nada de ti en ella –se quitó la capucha con su mano libre y se acercó a él -. Ella es única, fuerte, decidida y comprende mejor que ambos, los dos extremos de la vida. Realmente te deseo suerte cuando te la encuentres cara a cara, no es nada que conozcas, incluso yo no sé mucho de mi bebé.

-En verdad, es amor lo que sientes.

-A pesar de que su padre es un maldito.

-El amor no es bueno para un Jedi, deberías saberlo –él también se adelantó un par de pasos -. El amor arruinó la vida de mi familia –susurró como si le hubiera confiado su mayor secreto.

-Te prometo, que no arruinará la mía.

Hanna Solo [Pt. II] - [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora