Capitulo 14

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Una oleada de celos se apodera de mí, siento que estoy perdiendo el control, el lugar comienza a temblar, Trixie tira de mi diciendo que nos vayamos, está dejando todo lo que compramos mientras ella intenta hacerme entrar en razón.
Cuando estamos toda la gente en el estacionamiento el temblor pasa y nos recomiendan esperar unas horas antes de bajar por los coches y entrar por nuestras pertenencias.
Cuatro horas después, ya estamos en casa con nuestras cosas, Trixie está presumiéndole a mi mamá de todo lo que compró mientras yo estoy tirada en mi cama pensando que fue lo que ocurrió.
-ya escuché lo que ocurrió mi amor, estás bien? - dice mi madre recargada en el umbral de la puerta, asiento y le sonrío, me levanto de la cama y dispongo a llevar las bolsas al closet.
- que pasa mi pequeña, tu siempre estás animada cuando vuelves de compras. - me pregunta mi madre mimándome como solo ella sabe hacerlo. No quiero decirle que pasa, no quiero que piense que he perdido la cabeza y que estoy terriblemente deprimida por un romance fugaz de días.
- no me siento bien mamá, creo que la hamburguesa no me ha caído bien. - me dice y me recoge un mechón rebelde y lo lleva detrás de mí oreja, se levanta y dice que v por un té, le digo que lo dejé en la mesita de noche porque tomaré un baño de burbuja.
Cuando estoy quitándome la ropa observo que Eros tenía razón, mi marca de nacimiento había aparecido un dorado precioso, que le daba cierto toque de delicadeza, paso mis dedos por él y siento una excitación terrible que me hace temblar las piernas, me deshago de cualquier pensamiento y me meto a la bañera.
-no pude disfrutar de mi cumpleaños, la mitad de la noche no la recuerdo, amanezco desnuda y la ropa destrozada, llena de barro y sangre seca- digo en voz alta recordando los episodios de entre hace dos días y hoy.
Salgo de la bañera, me visto en pijama de persona triste, que me hace sentir como una niña, pues de un conejo rosa gigante, con gorrito de orejas y la colita de algodón, tomo el te de mi madre y me duermo.

La sangre también también traicionaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora