Sansa

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"La historia de madre Luna es hermosa. Nació cuando un viejo universo explotó y se creó del polvo y las cenizas de este. Su esposo es el sol y han tenido muchos hijos, entre ellos su favorito es el mundo donde habitamos. Diosa Luna una vez se transformó en una mujer y se embarazo del barro, dando a luz a sus hijos, tenían dos pares de brazos y dos pares de piernas, dos caras y una enorme cabeza, pero padre 'Zol, el Dios Sol, celoso de los hijos bastardos de su amada los partió a la mitad, haciendo un individuo de solo un par de brazos y un par de ojos, al igual que solo una cabeza, ese fue el principio de la humanidad, que está condenada a buscar a su otra mitad, aquel que lo complemente"

Leonid terminó de leer y se lamio los labios, volteo a ver a Sansa quién lo miraba dudoso
—Parece que no le gustó mucho el cuento, mi lady— sonrió Leonid.
Estaban en el jardín de la fortaleza, Leonid ordenó, (más bien pidió), hacer un espacio personal solo para Sansa y el, tenían un monton de pasteles de limón, unas gornichnayas que tenían abanicos enormes para refrescarlos, vino y medovuja, incluso a veces venian Idor, Fygor y Yakov a tocarles alguna canción.

—No es eso, su alteza— respondió Sansa —Ya han pasado tres semanas desde que usted llegó a Desembarco del Rey y aún así siento que usted todavía es un misterio para mi— dijo Sansa con su mirada dulce y especial, que guardaba sólo para Leonid, quien ya empezaba a amar en secreto.
—¿Qué quiere que le cuente?— preguntó Leonid, con una sonrisita felina y tierna
—Mmmm— pensó Sansa durante unos segundos —¡Oh!, ¡Ya se!— se respondió? —¿Cuándo es su día del nombre?— preguntó Sansa emocionada
—¿Día del... Nombre? — preguntó Leonid desconcertado —¡Ohhh!— exclamo Leonid — день рождения— soluciono Leonid para el, la respuesta dejó más confundida a Sansa —den' rozhdeniya— intento explicar Leonid pero la hermosa cara de Sansa seguía mostrando confusión —Es en el 281 después de la conquista de Aegon, según el calendario ponienti—aclaró Leonid para Sansa.
Inesperadamente llegó Margosha junto con Agatha al rincón especial de Leonid, interrumpiendo la explicación de Leonid sobre el calendario zemliniense
—Querido hermano— saludo Margosha —Lady Sansa— reverencio Margosha —Es un placer verla tan contenta, mi señora— mencionó verla
—Muchísimas gracias, su alteza— sonrió Sansa
—¿Podría jalarme las muñecas?— preguntó Margosha mientras veía a su hermano servirse una copa de medovuja
—¿Disculpe, su alteza?— la voz de Sansa notaba lo confundida que estaba
—Quiero notar su fuerza— aclaró Margosha, Sansa tomó las muñecas de Margosha y las jalo con timidez
—Es usted una joven muy dulce, será una buena reina en Zemli— aclaró Margosha haciendo que su hermano escupiera lo que bebía, provocándole tos.
Agatha miró con tristeza para abajo tratando de aparentar que nada había herido su corazón
—Yo...— Sansa trataba de hablar
—Mi hermano no suele mantener ningún tipo de relación con las mujeres, aunque hay miles que gustarían de eso el es muy tímido para eso— explicó Margosha —Creo que eres alguien sumamente especial— comentó Margosha mientras acariciaba uno de los mechones de Sansa
—Su majestad, no se que decir— decía nerviosa Sansa
—No se preocupe, mi lady— tranquilizó Margosha —Padre dice que necesita hablar contigo en la noche— aviso la princesa. Traía un vestido morado con adornos plata y el peinado era una hermosa trenza con flores hermosas, Sansa miraba bien como se peinaba y que colores frecuentaban los zemlienses para así poder imitarlos.
—Dile a padre que estaré puntual a la hora de la cena— dijo Leonid mientra se paraba para despedir a su hermana.
Margosha y Agatha se alejaron mientras Leonid y Sansa las veían irse hacia el horizonte
—Tu hermana es muy hermosa— comentó con cortedad Sansa —Siento tanto que tenga que casarse con el Gnomo— dijo con seriedad Sansa
—No se porque todos me han dicho eso aquí, pero no creo que a ella le importe mucho— respondió Leonid —Creo que hasta le empieza a gustar— sonrió Leonid a Sansa quien se veía confundida y ante esto el solo sonrió más
—¿Pasa algo, mi señora?— preguntó Leonid tratando de buscar porque la confusión de Sansa
—¿Realmente crees que a ella le guste el diablillo?— questiono Sansa desconcertada y Leonid cayó en cuenta de lo que pasaba. Tomo a Sansa del brazo y empezaron a caminar
—Verá, Lady Sansa, yo tengo una creencia muy diferente al resto sobre lo que una mujer debe de querer para el hombre con quien se case— explicó Leonid —Siento que han hecho creer a las mujeres que no están completas hasta que encuentran a un hombre, ese no es el caso de mi hermana, ni el suyo ni el de ninguna otra mujer— comentaba Leonid
—Pero, su alteza, toda mujer desea ser una buena esposa y casarse con un hombre honorable— respondió Sansa intentando explicar lo que le habían dicho toda su vida
—No creo que todas las mujeres quieran ser esposas. Y en cuanto a un hombre honorable... La palabra "honor" puede encajar en más de un tipo de persona— Leonid paro y volteo a ver a Sansa —Mi lady, se que usted será grande, lo puedo ver en usted, no necesita de un hombre para eso— dijo Leonid mientras tomaba la cara de Sansa suavemente entre sus manos
—¿Entonces no debería casarme?— interrogó Sansa un poco liada por todo lo que había dicho Leonid
—Puedes, si tu quieres, pero eso no te hace mejor o peor mujer, mi señora—
—Usted... ¿Se quiere casar, su alteza?— preguntó con pena Sansa mientras trataba de esconderse en su hombros, Leonid se ruborizo al recordar lo que dijo su hermana, tomó un fuerte respiro y tomó de la mano a Sansa lentamente quien correspondió con la misma timidez
—Si, yo quiero casarme— respondió con suavidad mientras veía a Sansa.

Los días siguientes uso los peinados que vio que las damas de Zemli usaban, siempre adornados de flores, también los vestidos solían ser morados o plateados, Leonid le regalo mas y más joyas para que pudiera usar en juego con todo. Ahora las demás damas de la Corte de Zemli la veían con envidia siempre que pasaba caminando con Leonid sosteniendo su brazo, ella solo podía sonreír cuando veía la corta interacción entre el y otras mujeres pero en contraste a ella a quien siempre la buscaba.
Tenia dudas de como sería ser reina de Zemli, como era tierra blanca y que se sentiría irse de desembarco del rey por fin.
—Leonid— llamó con suavidad Sansa quien ya empezaba a tomar más confianza con el —¿Cómo es todo en su tierra natal?—
Leonid abrió sus ojos azules tan claros como el cielo despejado, sonrió con timidez y emoción
—Es enorme, gran parte está cubierto por nieve y la tierra de algunos lugares es blanca, como en el castillo Prekransky Vid, ese castillo es hermoso, con torres de colores asombrosos, la construcción está hecha con piedra roja, es enorme y contamos con un sistema de calefacción muy moderno— explicaba con ilusión en sus ojos
—Debe de ser hermoso vivir ahí— contestó Sansa feliz de ver a Leonid tan alegre
—Lo es— respondió Leonid
—También debe de ser hermoso poder gobernarlo— sugirió Sansa con la misma energía
—Espero que lo sea... — respondió Leonid bajando su sonrisa a solo un gesto de incomodidad, pero no quería que Sansa pensara que estaba enojado con ella —Mi padre y mi madre disfrutaron mucho gobernando juntos— comentó el príncipe, mirando a la nada con los ojos llenos de gozo
—¿Cómo era su madre? — pregunto Sansa con delicadeza, no quería molestar a Leonid pero quería saber más, el nunca había hablado de su madre pero ella si había hablado de toda su familia
—Mi madre era... Hermosa, era la mujer más hermosa del mundo, su cabello era como el sol, un rubio rojizo hipnotizante, y cuando sonreía... — la mirada de Leonid se profundizó en los recuerdos y entre sus pupilas se podría ver como si una lagrima se hubiera atorado con el tiempo —Cuando mi madre sonreía podías sentir que todo estaba bien... — la sonrisa de Leonid apareció nuevamente, solamente que ahora en un tono de nostalgia
—Lamento tanto que ella... Se haya ido— susurro Sansa levemente
—Esta bien, ella lo decidió así— contesto Leonid agitando su cabeza levemente para salir de sus pensamientos, Sansa no entendía lo que Leonid dijo —Se ahorcó a ella misma— explicaba el pelirrojo con su voz temblorosa —Yo no la vi, fue mi hermana, ella era una niña y quería mostrale a mamá que le había enseñado un truco a su midvid, corrió hasta su habitación y... — El príncipe tomó un gran suspiro —La encontró con una soga en su cuello, colgada en un candelabro— finalmente las lágrimas salieron de Leonid, pero no mostró expresión alguna, el estaba perdido en el recuerdo y a Sansa le rompió el corazón todo eso, no pudo hacer más que abrazarlo y consolarlo como el la había consolado a ella.

183 Noches // Tyrion Lannister X Oc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora