Se drogo el niño

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Ese pobre diablo sería Midoriya Izuku.

Ya todos estaban en su lugar para dar inició a la mini procesión hacía el altar.

Katsuki al frente (obvio), Sero junto a Kaminari a los lados e Izuku, nuestra pequeña manzana de la discordia con un encendedor le dió fuego al supuesto "incienso" que al instante comenzó a emanar una barbaridad de humo, además este se ubicó atrás del rubio.

La marcha dió inició. El peliverde movía el incensario de un lado al otro esparciendo el humo por toda la iglesia.

El olor es más insoportable de lo que recordaba, pero el de ojos rubí quiso creer que es porque no lo había olfateado en mucho tiempo.

Pero no, algo estaba mal y no solo con el hedor de esa cosa, si no que también con las almas perdidas de sus feligreses. Estos sonreían como tontos, incluso trataban de contener la risa, cuando normalmente temblaban con su imponente presencia.

Por fin llegaron al altar, los monaguillos veteranos (Kaminari y Sero) se fueron a la parte de atrás a guardar los utensilios que llevaban durante la mini procesión y no pasó desapercibida por Katsuki la manera en la que estos caminaban como si estuvieran borrachos mientras soltaban pequeñas risas bobas.

Izuku, el nuevo monaguillo de indias parecía estar al borde de un colapso, murmurando cosas sin sentidos y parecía estar desorientado porque caminaba en dirección contraria a la sacristía.

El humo parecía estar encerrado dentro de la estructura y lo peor de todo es que la estupidez era contagiosa porque le dieron ganas de reír cuando vio a Izuku chocar con una pared.

Los del coro desafinaron como nunca. Todo era un caos.

— C-cállense, no s-se rían — pudo decir a penas, pero pareciera que dijo todo lo contrario porque la multitud se soltó a carcajadas.

Obviamente el no iba a permitir tal falta de respeto.

— FUERAAA~~ — ¿Ese fue un agudo? No se le había salido ninguno desde que su voz cambio en la adolescencia.

Nadie le hizo caso, ni lo escucharon, cosa que lo enfado más a pesar de su "buen humor" momentáneo.

— P-PIKACHU~~ tráeme la escoba

— JAJAJAJA ¿Cuál loba?

— ¡La puta escoba! — con el modo serio activado hasta el más drogado entendía que desobedecerle significaba un homicidio seguro.

El rubio del rayo tambaleando un poco fue a traer lo que el cenizo le pidió.

Una vez teniendo en sus manos el artefacto de limpieza comenzó a sacar a todos los feligreses a escobazos mientras gritaba "arrepiéntete hijo del diablo" hasta que el último de ellos estuvo fuera. Cerraron las puertas de la casa de Dios para que nadie entrará.

El pecoso que aún seguía caminando contra la pared como personaje bugueado del Fornite, fue arrojado al suelo por el rubio de personalidad explosiva. El incensario que hasta hace un momento estaba en las manos del pecoso ahora yacía en el suelo con todo su contenido fuera.

— P-pecador jaja — mierda, no pudo evitar suprimir esa risita — ¿Que mierda le pusiste a esa basura? — dijo mientas pateaba con todas sus fuerzas el contenedor de metal.

— Jajaja N-n-n-nada jajajajdjfufbsodbsidbwifbdidbehfieveiebejdhdidbfjwofjfof — Mierda, otra vez se bugueo.

— Es marihuana — dijo el bicolor en un susurro al odio del cenizo, rozando un microsegundo sus labios con la oreja del padre religioso. Y como si su reacción fuera obvia, el oji rubí lanzo un puñetazo en dirección al rostro de Shoto sin dudarlo, golpe que por inercia (y costumbre) esquivó.

— Alejate bastardo mitad-mitad

Después de tan incómoda tensión (sexual), el rubio con la cabeza aún caliente recordó lo que había dicho Shoto.

— ¿De dónde sacaste esa porquería? — tomo al peliverde del cuello de la camisa.

—sEGUNDAGAVETADELPRIMERMUEBLEDELASACRISTIA — sin ningúna delicadeza soltó a Izuku y salió a comprobar el contenido de dicha gaveta.

Ave María PurísimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora