Narra Serena:
En algún rincón silencioso de mi cerebro, estoy vagamente sorprendida de que no me haya pegado una bofetada al desafiarle.
Maldita sea. Esto me va a doler, lo sé pero debo deshacer el nudo que hay en mi garganta igualmente oprimiendo mi pecho.
Su respiración es agitada y entrecortada por todo lo que había sucedido, la mía es casi inexistente. Busco desesperadamente en mi psique alguna fuerza interna para proseguir con mis palabras pero esta parece demorar una eternidad en aparecer.
— ¡No piensas hablar! ¡Pues entonces hablaré yo! ¡No sé de dónde diablos sacas eso de que yo te he lastimado. Lo que menos he querido hacer a sido eso pero, eres tan idiota que no te percatas de nada ¿verdad?
Me armé de valor y decidí soltar todo de una vez.
— Aunque lo tengas enfrente de tus narices. A pesar de la brusquedad de tus palabras, de las incesantes amenazas, yo... yo me empeñaba en que algo ocultaba. Sencillamente no querías que nadie lo supiera, quizás porque te hacía vulnerable ante las miradas de todos. Por eso era mejor para ti alejarte de todo sentimiento relacionado, hablas de los humanos pero no estás lejos de ser como ellos!
Me muerdo el labio inferior en un intento de contener el súbito ataque de rabia que se apodera de mí.
— ¡Me estás escuchando, Conde!
— ¡Callate! ¡Callate estúpida humana! ¡No sabes nada de mí! —Le arden los ojos y emana de él una impaciencia descontrolada porque esto acabe de una vez.
— ¡No, Conde, ahí te equivocas. Posiblemente te conozca más de lo que tú piensas!
— ¡He dicho que te calles de una maldita vez!
— No quiero. De eso se trata. Para mí lo de querer hacerme sufrir por tus propios errores es como para ti el que te hablen del pasado que se esconde en las paredes de este castillo...
Su actitud cambia por completo en un nanosegundo. Se acabó el controlador obsesivo, o el monstruo sin escrúpulos, me mira fijamente como si acabara de darle un bofetón.
Se ha puesto blanco, es entonces cuando al mirarle no puedo evitar ver tan solo a un niño abandonado, carente de amor.
— ¿Eso es lo que sientes a mi lado? — susurra.
Esas ocho palabras y la forma tan horrorizada en que las pronuncia me dicen muchísimo. De él, de su pasado, de como se siente al recordarlo, de los temores que lo golpean a lo largo del tiempo.
No, yo no me siento así. Frunzo el ceño al pensarlo. Más bien me siento lastimada, pero no en un grado como el suyo.
— No. La verdad no me afecta tanto así, es para que te vayas haciendo una idea —murmuro mirándolo angustiada, preocupada por su estado en estos momentos.
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Amante de un Príncipe Oscuro (II Libro: Bilogía Amantes Siniestros)
VampireHay cicatrices que son algo más que una simple marca en la piel, o incluso en el alma. Lo que te llevó a conseguirla podría unirte a otra persona, quizás guiados por el mismo sufrimiento... uno reprimido en pedazos dentro de un pequeño rincón de tu...