El gancho inicial

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Está bueno enganchar desde el inicio. 

Esto puede ser obvio, pero a veces, cuando vamos a escribir queremos poner todo en contexto antes de plantear la situación que vamos a abordar en la historia. Así que nos ponemos a describir esto y aquello antes de que pase realmente algo.

Voy a usarme a mí de ejemplo para esto, porque he pecado. 

Este es el inicio de mi historia Llamador de ángeles

"La relación de los humanos con el amor nunca ha sido fácil. Lucius llevaba años trabajando en el Ministerio de Asuntos Amorosos, como uno de los muchos ángeles que intervenían en esa área. Entre los distintos roles que existían estaban los de quienes ayudaban a parejas a reunirse, o quienes consolaban corazones rotos."

Después de ese párrafo, hay más explicación de contexto, y no pasa nada que sea acción real hasta el párrafo número seis (los conté). Un día de estos quizás mejore ese comienzo. 

Comparando con otro inicio mío en que tuve más cuidado con eso (Mercado de sueños):

"Siento un nudo en la garganta al entrar al Mercado Onírico a recoger el sueño que encargué hace unos días. El mercado está en la parte antigua de la ciudad, en el predio de lo que solía ser una fábrica de androides. Adentro está abarrotado de puestos que ofrecen chips generadores de sueños."

Lo que evoca este inicio es totalmente distinto. En lugar de decir algo como "En el futuro existe un lugar donde se pueden encargar sueños, que se encuentra en una fábrica de androides que es así y asá...", presenta el mundo como parte de las acciones del personaje. 

De primera te dice que alguien encargó un sueño, y después es que explica un poco más del contexto, pero haciéndolo parte de la acción de la persona que está protagonizando la historia. No es que sepas lo que va a pasar, pero despierta curiosidad. Te hace preguntarte cosas. ¿Cómo que encargó un sueño? ¿Quién lo encargó y por qué siente un nudo en la garganta? ¿SE PUEDEN ENCARGAR SUEÑOS?

El inicio es la luz del faro que te guía. No sabés qué te espera en esas aguas, pero sí podés ver algo de la orilla. 

Si prestás atención, en los primeros minutos de muchas películas, algún personaje hace una pregunta que tiene que ver con el tema del que trata. El gancho de una historia no tiene por qué ser en forma de pregunta (aunque es una técnica), puede ser una afirmación que te haga preguntarte qué hay detrás de eso. Está bueno luchar contra las ganas de contextualizar todo de primera. Se puede ir descubriendo un mundo a través de las acciones de los personajes, de a poco.

Este gancho tampoco tiene que ser una acción concreta, puede ser una frase que despierte curiosidad.  

Un buen gancho puede ser incluso una frase llamativa aparentemente descolgada, como en una de las líneas más famosas de la historia de la literatura, la primera de Orgullo y prejuicio de Jane Austen: "Es una verdad mundialmente reconocida que un hombre soltero, poseedor de una gran fortuna, necesita una esposa." Puede que esta frase te confunda, o te enoje, o te haga preguntarte si va en serio o es ironía, pero por sobre todo, es un gancho

Volviendo al tema de las acciones, de todas formas hay que tener cuidado, porque empezar con una acción tampoco garantiza que algo enganche.

Si empiezo una historia con: "Carlitos se levantó esa mañana y se preparó un café. Luego, se duchó. Estaba frío afuera..."  voy a dormir a muchos, que se van a preguntar cuál es el punto de la historia. 

En cambio, si empiezo con: "El día en que Carlitos fue abducido por los extraterrestres empezó como cualquier otro: se levantó, se preparó un café..." mi reacción va a ser totalmente distinta. Voy a estar preguntándome cuándo lo van abducir, de qué manera. Cada cosa que haga Carlitos va a estar cargada de otro significado.

 Cada cosa que haga Carlitos va a estar cargada de otro significado

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Y por eso está bueno cuidar cómo se empieza una historia. Pero tampoco hay que traumarse. Se puede escribir lo que salga, y luego cambiar el orden de las cosas y pensar en el gancho. ¡Lo importante es probar cosas y escribir!

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