Capítulo ochenta y cuatro.

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El molesto sonido de la alarma me sacó de un sueño que no recuerdo, pero por la sensación de angustia que tenía, sé que no fue un sueño agradable. Me estiré para alcanzar mi teléfono sobre el velador junto a la cama.

–No te vayas... –gruñó Bloo aferrándose a mi cuerpo en un abrazo por la espalda.

–¿Cómo eh llegado a esta cama? –cuestioné tras apagar la alarma y girarme hacia Bloo.

–Te cargué Bambi –musitó sin abrir sus ojos y me abrazó.

–Hemos dormido toda la tarde y noche, ¿cómo es posible que aun tenga sueño? –sonreí vagamente acurrucada en su cuerpo.

–Tú has dormido, yo no pude por tus ronquidos.

–¡Yo no ronco! –me aparté un poco de él.

–Claro que lo haces y también babeas –rio atrayéndome de regreso a su cuerpo.

–No es cierto –negué avergonzada.

–Tranquila, solo es broma –rio con un poco más de fuerza y me estrujó en sus brazos.

–Me asfixias –musité entre risitas–. Ya, suéltame. Tengo que prepararme para ir a clases, no puedo volver a llegar tarde.

–¿Nos duchamos juntos? –propuso con pícara expresión.

–Claro que no –sonreí y le di un golpecito en el pecho.

Él tomó mi mano, la llevó hasta sus labios para besarla y me dedicó las palabras que empezaban a pronunciarse con más frecuencia entre los dos; "te amo"

–También te amo –respondí con naturalidad y le di un breve besito en la nariz para luego levantarme y apresurarme hacia el cuarto de baño.

Mientras me duchaba no podía dejar de pensar en lo feliz, cómoda y tranquila que estoy con Bloo, pero solamente estoy evadiendo los problemas reales que tengo y no podré hacerlo para siempre así que debo tomar una decisión.

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–Me quedaré aquí esperándote –Anunció al estacionar el auto en el parqueadero de la universidad.

–No seas necio Bloo –rodeé mis ojos mientras me quitaba el cinturón de seguridad.

–No tengo nada que hacer hoy.

–Si que tienes, Loopy dijo que regreses rápido.

–Loopy puede esperar. Yo dije que no te dejaría sola y no lo haré.

–Entonces ven después de la jornada de clases. Estaré dentro de esa horrible aula toda la mañana, no va a pasarme nada.

–Umh –dudó por un par de segundos–... Está bien, vendré a recogerte.

–Gracias –sonreí y le di un breve beso en la mejilla.

–Bésame adecuadamente –sonrió.

–Hay gente mirando –susurré.

–No me importa –ladeó su cabeza.

No me detuve un segundo a pensarlo y lo besé, aunque quisiera quedarme eternamente pegada a él, no puedo hacerlo así que me separé de sus labios susurrándole un "Te amo", él respondió de la misma forma y salí del auto para que él pudiera marcharse.

Llegué a mi salón de clases como de costumbre, jadeando de cansancio y me senté en mi sitio, la maestra de la primera hora ingresó también junto a algunos alumnos más y la clase empezó.

El día transcurrió con normalidad y al faltar treinta minutos para que terminara la última clase alguien golpeó la puerta.

–Pase –permitió el profesor.

RUDEWhere stories live. Discover now