El sin creencia a la vida, ella tranquila y cuidadosa con los problemas, dos mundos diferentes chocan para fusionarse y cambiarlos, ya sea para bien, para mal o PEOR. Acompañame a ver la realidad de dos mundos diferentes.
Juan Luis Londoño Arias y K...
No pude parar de pensar en Kyrie, desde que me fui ese día, creo que mi reputación, y lo que Mia le dijo de mi la confundió demasiado, pero me había dejado claro que no iba a ser para nada fácil querer algo con ella. Estuve en mi casa, organizando entregas casi todo un día y por la noche, vino Alice a visitarme.
-Alice: hola mi amor-dijo sacando un poco los labios para tocarlo con los míos.
-Juan Luis: hola mami-dije posando mis manos en su culo y levantándola, colocando sus piernas en mi cintura- te extrañe hdp- comencé a besar su cuello, rumbo al sillón ella mordía mis labios y todo lo que encontrase por el camino.
-Alice: así que, con que me extrañaste?- dijo bajando sus piernas al suelo y tirándome al sillón- extrañaste esto?- comenzó a quitarse la ropa. No podía parar de pensar en el cuerpo de Kyrie, subí mi vista a su cara y la vi, era ella, con su pelo corto y sus labios carnosos, junto a esos ojos verdes que tanto me gustaban. La corrí a un lado y me pare- que pasa Juan?- dijo semi desnuda- acaso no te gustó?
-Juan Luis: no es eso-dije subiendo las escaleras- espérame aquí-al llegar a la habitación, aspiré algo de lo que tenia guardado, quería estar algo drogado y no pensar en ella, iba a consumir todo lo que sea para no imaginarla. Al bajar, seguí con lo que iba.
Desperté tirado en el piso de la cocina, no recuerdo nada de la noche anterior. En la mesada, estaba semi desnuda Alice, el timbre me quito del pensamiento.
-Toro: eh caraechimba-dijo viéndome- que haces en boxers? son las 5 de la tarde-dijo entrando- te estuve llamando por la noche y la mañana, pensé que algo había pasado cabrón-miró hacia la cocina- veo que estabas ocupado.
-Juan Luis: Me metí una linea y no recuerdo la mitad de la noche torito- encontré una bata y me la puse- pasó algo?
-Toro: no, pero anoche me dijiste que colocara guardias al cuidado de tu prima y la otra muchachita pero no había nadie en la casa
-Juan Luis: como que no había nadie?
-Toro: tranquilo, conseguí el numero de la amiga de tu prima- dijo dándome el papel
Narra Kyrie:
Ya eran las 5 y estábamos en la casa del joven multimillonario. Al entrar nos recibió un mayordomo, que nos dirigió hacia un cuarto con luces y ahí estaba el muchacho.
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-Caleb: pero bueno, bienvenidos a todos- beso la mano de Mia y la mía.
-Mia: un gusto conocerlo señor Caleb-me dio un golpe con el brazo ya que me quede plasmada en sus labios.
-Kyrie: totalmente-corrí mi vista hacia otro lado-
-Caleb: pues el gusto es mio-me sonrío y luego giro la vista hacia Mia- antes de que sea de noche, necesito que comencemos la sesión. Mi mayordomo los va a llevar al camerino para que se puedan cambiar y yo las voy a esperar afuera para supervisar todo-dijo mirando mis labios y volviendo a mis ojos. Suspire de nerviosismo y nos fuimos. Al llegar al camerino Mia soltó todo.
-Mia: te diste cuenta como no dejaba de verte?-se coloco el brasier- creo que le gustas-
-Kyrie: por favor Mia, ese hombre es igual a Juan, ambos tiene un propósito y es el sexo, yo no estoy para esas cosas-acote, escuchando un celular sonar de fondo- es el tuyo?- pregunté-
-Mia: no, viene de tu cartera- señalo a la que estaba escondida debajo de toda la ropa en el sillón. Era un numero privado, pero conteste igual-.
-Kyrie: Hola?-dije algo confundida.
-Juan Luis: Kyrie, donde están? están bien?-pregunto algo rápido, breve y nervioso.
-Kyrie: Juan?- Mia me vio confundida- si, estamos bien, estamos en Chicago por una sesión de fotos, paso algo? como conseguiste mi numero?-pregunte rápidamente.
-Juan Luis: Larga historia, no las encontramos en la casa y mi tía no sabia nada de ustedes, así que decidí llamarte, cuando llegues te explico, chao-corto-
-Mia: como mi primo consiguió tu numero?- coloco su bata-
-Kyrie: No tengo ni la mas remota idea, pero me dijo que me iba a explicar cuando llegase-me levante de hombros y salimos afuera. Caleb nos miraba, atento, paciente, se veía ardiente, era algo atractivo, pero creía saber que era lo que quería de alguna de las dos.
