Era muy pequeña cuando todo empezó. Algunos pensamientos cruzaban mi mente sin emoción. Estaba sola, no había opción.
Era 2003, la primera vez que fui al baño sola. Un día, como cualquiera, la niña sale a caminar de mano de su madre rumbo al primer día de la primera escuela. Salen 1 hora tarde de casa. Debieron llegar antes de las 8 am; sin embargo, el reloj marcaba las 10:30 am. Tomó de desayuno solo un vaso de leche, no tuvo tiempo de bañarse y la cambiaron dormida. La pequeña no sabía lo que sucedía a su alrededor.
Pasadas unas cuantas horas, la pequeña despierta, todos sus compañeros no estaban en el salón, habían desaparecido sin ser percibidos por ella. Vio a una maestra. Ella comentó: "¿Por qué sigues aquí?, ¿te perdiste?". La pequeña respondió dificultosamente que se había quedado dormida en el salón, aún no dominaba su idioma a la perfección.
La pequeña fue acompañada de la mano de la profesora hasta los baños. Era tiempo de enfrentarse a su primer obstáculo en la vida: ¿cómo desboronarse su overall denim?. Simplemente, no sabía cómo funcionaba. En lugar de pensar en lo difícil que era desabotonarse, decidió investigar cómo tenía que asegurar la puerta.
Lo logró, se encerró. Fue la primera vez que pudo encerrarse sola, sin ayuda de nadie. Estaba segura, nunca nadie podría ver lo que la pequeña hacía.
La segunda parte, eran los botones. Ella intentó firmemente coordinar su mano para que pueda abrir. Intentó una vez, intentó a la segunda, intentó a la tercera, nada pasaba. Tuvo que meter los codos dentro de la prenda para poder adentrarse en los tiroles. El gran momento, había llegado iba a hacer pipí.
¡¿POR QUÉ SE VA POR TODOS LADOS?! - pensó la pequeña asustada.De repente, escuchó como todos sus compañeros se lavaban las manos. ¡Es momento de salir! - trató de abrir la puerta y no pudo. Gritó: "¡Ayuda, estoy atrapada en el baño!". Pero nadie la comprendió, su español era pésimo, acababa de nacer hace 3 años.
Los niños y la maestra se fueron, dejándola atrapada. Todo estaba oscuro, tenía miedo de que nadie se diera cuenta de que ya no estaba con los demás. Lloró. Empezó a mover el pistillo con desesperación, lo golpeó con sus diminutas manos. Logró abrirla, tenía que apresurarse o se iban a olvidar de ella.
Cuando llegó al salón, la profesora le habló en un idioma extraño, la ayudo a vestirse en frente de toda la clase. La reacción de esos niños fue más madura que la de cualquier adulto en sus lugares. Fue la primera vez que veían a una extraña desnuda.Terminó clase, la recogió su abuela, le preguntó: "¿Cómo fue tu primer día, mi amor?". La pequeña respondió: "Divertido". La abuela respondió: "¡Qué bueno, mi amor!, ¿vamos por dulces chinos?". La pequeña emocionada por saber que su día iba a mejorar respondió cogiéndola del brazo: "¡Sí, Ita, vamos!".
Todavía lo recuerdo Ita, todavía te recuerdo.