Pasa el día conmigo

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Holaaas, volvemos con un nuevo capi, de lejos es uno de mis favoritooos. Ya verán porqué :3 En fin muchísimas gracias a quienes me leen y comentan, por sus votos me hacen muy feliz y me motivan a seguir escribiendo. 

Sin más preámbulo, les dejo el capi.


La mañana no tardó en llegar y Tsuna se encontraba atrapado en los poderosos brazos de Hibari Kyoya, que aún no tenía signos de querer despertar. Sin embargo el castaño rápidamente se incorporó queriendo huir de la escena pero Hibari mantuvo su agarre firme poco a poco volviendo al mundo consciente.

-¿Te vas tan pronto? –murmuró entre bostezos, finalmente soltando al castaño para poder estirarse no sin quejarse levemente por sus heridas.

-C-creo que no debería estar aquí, mis amigos se preocuparán además seguro Aria vendrá a verte y –fue interrumpido por el súbito beso que Kyoya empezó a darle, tomándolo del rostro silenciando sus protestas.

-Pensé que serías más creativo con tus excusas –dijo divertido y después de mucho Tsuna pudo apreciar la sonrisa del mayor, una genuina, solo para él.

-Así que puedes sonreir ¿eh? –dijo Tsuna contratacando ocasionado que el mayor se recostara sobre él

-Hnn

Tsuna estaba distraído acariciando los cabellos negros del mayor cuando este levantó el rostro y le hizo una propuesta que le tomó por sorpresa.

-Pasa el día conmigo –le dijo mirándolo fijamente haciendo que Tsuna se sonrojara, porque una cosa era estar con él una noche o los breves momentos que compartían pero todo el día, ¿serían acaso capaces de soportarse? – Vamos no tienes de qué preocuparte, estaremos aislados de la mansión, tus herbívoros amigos no te verán si es eso lo que te detiene.

-¿Cómo que aislados?

-Hmm cierto no lo sabes. Pues la verdad la habitación que se me asignó fue porque Nono quería que conviviera con ustedes pero odio las multitudes así que siempre tengo mi propia base, no está lejos de aquí, Kusakabe nos puede llevar y volvemos al anochecer. Piensalo –dijo levantándose pero le sorprendió que el herbívoro ya estaba abrazandole por detrás

-Sí, quiero pasar el día contigo –murmuró rojo de la vergüenza ocultándose en el abrazo, Hibari se volteó y depositó un beso en su frente.

-Ve por un cambio de ropa y te veo dentro de media hora detrás de los jardines, así nadie sospechará –le guiñó un ojo y Tsuna salió corriendo de ahí, entusiasmado con la idea de acercarse a Hibari, ni siquiera escuchaba a la voz regañona de su conciencia que normalmente le habría dicho que todo eso era una pésima idea.

Tal cual lo había dicho Hibari ya le esperaba apoyado en un auto negro, le hizo una seña para que se acercara y el castaño no dudó en seguirle el paso entrando con él al vehículo, tímidamente saludó a Kusakabe que también se notaba algo incómodo porque no entendía bien lo que estaba sucediendo pero atreverse a cuestionar a su jefe era como firmar su propia sentencia de muerte. La base no se encontraba muy lejos de la mansión, bien escondida entre los frondosos árboles que la rodeaban, de igual manera era lujosa y espaciosa, Tsuna se preguntaba porqué tanto espacio para una sola persona. Dejó esos pensamientos de lado cuando Kusakabe les abrió la puerta trasera del auto, Hibari solo le indicó que le contactaría cuando estuviesen listos para volver a la mansión Vongola.

Una vez solos se dispusieron a entrar, todo estaba perfectamente ordenado e incluso la decoración tenía toques orientales, Hibari le guió hasta llegar a una sala que gozaba de vista excelente sonriendo cuando el castaño quedó encantado por eso, en su recorrido también habían abierto algunas de las ventanas dejando entrar la suave brisa que hacía ondear las cortinas, ambos hombres se encontraban admirando la vista hasta que Tsuna levantó la mirada y observó la tranquilidad que gozaba Hibari con la brisa removiendo sus cabellos haciéndole ver mucho más atractivo, solo tuvo que ejercer un poco de presión en el brazo del mayor para que este se inclinara y le besara.

Nuestro complicado y loco amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora